El espacio que fuera en su día despacho de Mario Conde y cuyas paredes escucharon infinidad de secretos y negociaciones hasta aquel imborrable 28 de diciembre de 1993 -cuando el Banco de España intervino Banesto y destituyó a su consejo, presidido por Conde- es hoy la Suite Real del nuevo Four Seasons Hotel de Madrid, una de las intervenciones arquitectónicas más ambiciosas que se han llevado a cabo en la ciudad.
De la mano de la cadena hotelera canadiense Four Seasons -pertenece a Bill Gates y al Príncipe saudí Al-Waleed en un 47,5% respectivamente y en un 5% a Sharp- y pese a los tiempos que corren, Madrid ha visto rehabilitados y restaurados varios edificios históricos que hoy configuran el innovador Centro Canalejas, en el que se halla este exclusivo e inasequible alojamiento, considerado ya el más lujoso de la metrópoli -sus habitaciones básicas, de 41 metros cuadrados de superficie, tienen un coste de entre 400 y 500 euros por noche-.
Cada noche en esta habitación de 400 metros cuadrados con vistas a calle Alcalá cuesta alrededor de 20.000 euros, siendo uno de los espacios más impresionantes del complejo, que, además, está constituido por 22 pisos privados -Four Seasons Private Residences-, cuyas dimensiones van desde los 150 a los 700 metros cuadrados -sus precios superan en todo caso los 2,5 millones de euros para llegar hasta los 10,5 millones-, una elegante galería comercial, 15.000 metros cuadrados fraccionados en tres plantas con 45 tiendas de importantes firmas, 17 restaurantes y un mercado gastronómico, además de un aparcamiento subterráneo con 400 plazas.
Tal y como publicó la columnista María Eugenia Yagüe en ‘La Otra Crónica’ de El Mundo el 26 de septiembre de 2020, el propio Conde acudió a lo que era su antigua oficina a mediados de ese mes -fue invitado tres días antes de la inauguración- y quedó fascinado con la actual decoración, caracterizada por la mezcla entre lo clásico y lo vanguardista que crea el equilibrio perfecto entre tradición y modernidad.
El Four Seasons Hotel, diferenciado por su imponente panorámica del corazón de la capital, emplea a 254 trabajadores y presume de tener, además de piscina con techo acrristalado e inmensos salones adornados con obras de artistas españoles emergentes y réplicas de clásicos contemporáneos, el exclusivo restaurante del chef 3 estrellas Michelin Dani García.