¡Borrell, cuidado con él!
Esta expresión referida al político socialista hizo fortuna allá por los años 90 del siglo XX.
Quienes conocieron más en profundidad a este miembro del PSOE no dudaban en afirmar que tenía una doble cara, que era capaz de defender una cosa y la contraria.
Algo que, viendo el devenir de otros representantes caviar del partido de Ferraz, tampoco es extraño.
Es más, casi que viene a ser la marca de la casa.
Y además con cualquier asunto. Todos aquellos barones que largaron de lo lindo en contra de que Pedro Sánchez pactase el Gobierno o los Presupuestos Generales del Estado con Unidas Podemos, nacionalistas, golpistas o proetarras acabaron envainándose sus protestas y diciendo ‘si bwana’ al inquilino de La Moncloa.
Pues con el tema de Venezuela sucede tres cuartas partes de lo mismo.
Josep Borrell, pese a ser Alto Comisionado de Asuntos Exteriores de la Unión Europea, institución que se opone claramente a las prácticas del chavismo, ha querido jugar a dos barajas.
Sin embargo, su plan para intentar legitimar la farsa electoral de Nicolás Maduro ha quedado al descubierto y, como el mal alumno al que encima pillan copiando en el examen, ha intentado justificar su descabellado proyecto.
En un alarde de soberbia no ha tenido mejor idea que decir que tampoco se puede esperar de que la cita con las urnas en Venezuela pueda ser como en Suiza:
Yo ya sé que las elecciones en Venezuela no son como en Suiza. Nadie puede pretender que lo sean.
Lo grave del asunto es que Borrell ha intentado hacerse trampas en el solitario y lo demuestra el hecho de un informe técnico solicitado por el mismo en el mes de julio de 2021 sobre la viabilidad de mandar una misión de observación electoral.
Pues bien, evacuado ese informe, la conclusión no podía ser más evidente, que era inviable mandar a esos observadores porque al final iban a legitimar a la propia dictadura:
La utilidad de una misión europea de observación electoral debe ser considerada teniendo en cuenta la contribución real que puede aportar al proceso y el impacto en la credibilidad de este instrumento de gran reputación de la Política Exterior de la UE. El despliegue de una misión de observación europea es probable que tenga un impacto adverso en la reputación y credibilidad de este tipo de misiones y que indirectamente contribuya a legitimar el proceso electoral.
Pero Borrell, de visita en Washington, no se apeó del burro:
En el mes de julio, ciertamente, no se daban las condiciones. Por eso yo no tomé la decisión en julio. La tomé después de dos meses de negociaciones, tensas, y después de estas negociaciones la jerarquía del External Action Service, sus responsables, me recomiendan que sí la mande. Yo no tomo decisiones así por las buenas. Seguro que hay un proceso de decisión del cual este informe es una parte que queda rebasada por los acontecimientos. Entonces las cosas eran como dicen, y ahora las cosas son como son. No podemos decir que las condiciones en las que se va a desarrollar la misión no sean las habituales.
El representante supremo de la diplomacia europea abundaba en que esa misión sí tenía sentido por el hecho de que los opositores a Maduro sí iban finalmente a presentarse a los comicios de noviembre:
Desde el mes de julio, cuando volvió la misión de exploración electoral, hasta ahora, hemos conseguido que el Gobierno venezolano acepte todas las condiciones que pusimos y que antes no estaban aceptadas. Y ahora sí hemos constatado que ha habido una representación efectiva de la oposición que quería presentarse, que no ha habido dificultades para aceptar las candidaturas. Estas son las circunstancias de finales de septiembre, primeros de octubre. A mí me parece razonable que haya un esfuerzo no para apoyar a la oposición, sino para dar las máximas garantías posibles en las elecciones.