ALEMANES Y ALEMANIA

La CDU elige a Kramp-Karrenbauer como sucesora de Merkel

Merkel pide "cohesión" y defiende el centrismo al despedirse como líder de la CDU

La CDU elige a Kramp-Karrenbauer como sucesora de Merkel
Kramp-Karrenbauer, la sucesora de Merkel al frente de la CDU. EP

La Unión Cristianodemócrata (CDU) ha elegido este viernes a su secretaria general, la centrista Annegret Kramp-Karrenbauer, para suceder a la canciller de Alemania, Angela Merkel, tras 18 años en la jefatura de la formación.

AKK, como se la denomina en Alemania, se impuso ante el congreso de la CDU, que se celebra en Hamburgo, por el escaso margen de 517 votos (un 51,8 %) frente a los 482 (un 48,2 %) que obtuvo el aspirante del ala derechista, Friedrich Merz.

Su victoria se produjo en la segunda vuelta y tras quedar descartado en la anterior el ministro de Sanidad, Jens Spahn, crítico como Merz hacia la línea de Merkel.

En su presentación ante los delegados, la centrista AKK había pedido al partido «coraje» para asumir los desafíos a que se enfrenta, mientras que Merz abogó por recuperar el electorado que se había ido hacia la ultraderecha y a adoptar un perfil más claramente conservador.

AKK, quien habló en primer lugar atendiendo al orden alfabético marcado por la dirección del congreso, había aludido asimismo a la caída de electorado que sufren los partidos mayoritarios, tanto el bloque conservador como los socialdemócratas.

Destacó en ese punto que la fortaleza de la CDU es de gran relevancia «para Alemania y para el conjunto de Europa», mientras que su principal rival en la pugna por la presidencia del partido dijo que el suyo era el último «gran partido democristiano» que queda en la UE.

En su último discurso como presidenta del partido, Merkel pidió «unidad» y respeto a la vocación centrista de la formación.

  Merkel ha llamado este viernes a la cohesión en sus filas y ha defendido la vía centrista para su partido, en su último discurso como líder de la Unión Cristianodemócrata (CDU) y ante el congreso en que se elegirá a su sucesor.

«Hace 18 años, en mi primer discurso como presidenta, pedí ir al grano ante una situación muy difícil para el partido», ha afirmado, al abrir su intervención, en alusión al escándalo de financiación irregular que se reveló entonces en la CDU, bajo la denominada «era» Helmut Kohl y al pasar el partido a la oposición.

Costó «superar» esa situación, prosiguió, y muchos años «y muchas elecciones después» el desafío ahora es «mantenerse unidos» y «liderar unidos», siempre desde la vocación centrista que caracteriza a la CDU.

Son momentos de fuerte «polarización social», agravados por la irrupción de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en el panorama parlamentario alemán, recordó Merkel, para destacar a continuación la necesidad de desmarcarse de estas vías.

«Nosotros no incitamos al odio ni aislamos a nadie», «no discriminamos a nadie», «no hacemos diferencias entre el respeto a la dignidad humana», proclamó, para insistir en que desde la CDU ‘»nos desmarcamos de quienes lo hacen» y «representamos los valores democráticos».

Merkel ha recordado que su bloque conservador ha liderado Alemania durante más de cincuenta años -en alusión a los cinco cancilleres federales surgidos de sus filas del total de ocho que ha tenido el país- y que el objetivo ahora es ‘seguir liderando’.

Sin expresar un apoyo claro a ninguno de los tres aspirantes a su sucesión, la líder del partido sí aludió a uno de los tres -la secretaria general, leal a su línea, Annegret Kramp-Karrenbauer- de quien recordó que el partido había logrado en su ‘Land’, el Sarre, más del 40% de los votos.

El discurso de Merkel, a quien el congreso había recibido ya en la apertura con una fuerte ovación, se ha visto interrumpido por frecuentes aplausos, especialmente cuando la líder expresó su agradecimiento a sus colaboradores más fieles, cuyos nombres no necesariamente son los más conocidos entre el ciudadano común.

Fue un discurso más corto de lo habitual -media hora, frente a los 90 minutos habituales-, mucho más emotivo de lo que es característico a lo que ella denominó, irónicamente, ‘»la sequedad propia de Merkel».

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