Los dos principales candidatos a la Presidencia de Alemania, el cristianodemócrata Christian Wulff y el independiente Joachim Gauck -propuesto por socialdemócratas y Verdes- encaran las elecciones del miércoles con poca claridad en los pronósticos.
De la elección del nuevo presidente, tras la reciente dimisión de Horst Köhler en el cargo, es responsable la Asamblea Federal, formada por los 622 diputados del Bundestag (cámara baja del Parlamento) y por otros tantos delegados, no necesariamente políticos, escogidos por los 16 estados federados.
Wulff, primer ministro de Baja Sajonia, se postula como candidato de la coalición de cristianodemócratas (CDU), socialcristianos (CSU) y liberales (FDP), que lidera Angela Merkel, para quien una derrota en la elección de presidente supondría un fuerte varapalo político, que podría poner en jaque a su Gobierno.
En un acto electoral de la CSU bávara, que tuvo lugar hoy en Nuremberg (sur de Alemania), Wulff, insistió no obstante en que la elección presidencial «no debe vincularse a la continuidad» del Ejecutivo.
Pese a que la coalición gubernamental tiene mayoría en la Asamblea Federal por 21 puestos, la candidatura de Wulff, un gris barón regional, se enfrenta a la de Gauck, disidente de la extinta República Democrática, y para muchos el candidato perfecto.
Los socialdemócratas y Verdes han optado por un candidato que fue responsable de la tutela de los archivos de la Stasi -la policía política germano-oriental- y que despierta simpatías también en las filas gubernamentales.
El hecho de que el voto en la Asamblea Federal sea secreto puede augurar sorpresas en la elección del presidente si la disciplina partidista se traslada o no a los delegados de los «Länder», que abarca a deportistas, cantantes, actores y escritores, entre otros.
El líder socialcristiano Horst Seehofer garantizó hoy a Wulff en Nuremberg el apoyo de su partido, mientras que el candidato socialdemócrata apeló a la «libertad de elección de cada uno».
En una entrevista adelantada hoy por el semanario «Focus», Gauck sostiene que no espera «ningún voto» del partido La Izquierda, formado por poscomunistas y disidentes socialdemócratas, pero admite que, en los últimos días, y con el apoyo público recibido, hace sus cálculos electorales «más contento».
Sostiene que desde su condición apolítica puede representar «a muchas personas» e insiste en el principio constitucional de que el presidente debe estar por encima de los intereses partidistas.
El jefe del grupo parlamentario socialdemócrata y ex ministro de Exteriores, Frank-Walter Steinmeier, apeló hoy a Merkel y a su viceministro, el liberal Guido Westerwelle, a no perjudicar la elección del presidente con sus «juegos de partido».
En un acto del SPD celebrado en Hamburgo (norte de Alemania), instó a ambos a no convertir a los delegados de la Asamblea Federal en «meras piezas de ajedrez» movibles sobre un «tablero de aritmética del poder».
Además, sostuvo que la elección del presidente debe basarse en el «conocimiento y la conciencia» y no en motivos partidistas e instó a Merkel a permitir la libertad de voto dentro de las filas de las fuerzas de la coalición.
