R.Unido- Unos 1.900 invitados, 2.000 millones de audiencia y 22 millones de coste para la mayor boda real de la historia

La Monarquía confía revivir la época dorada a partir de la creciente popularidad del Príncipe Guillermo y Kate Middleton

LONDRES, 29 (Especial para EUROPA PRESS, Eva Martínez Millán)

La boda que hoy une en matrimonio al Príncipe Guillermo y a su prometida, Kate Middleton, en la Abadía de Westminster aspira a rememorar la época dorada de la Casa Windsor, que ha visto cómo la creciente popularidad recabada por la pareja multiplicaba la atención hasta convertir al enlace en el mayor evento real de la historia, con una audiencia récord estimada en más de 2.000 millones de espectadores en todo el planeta.

A partir de las 11.00 horas (una hora más en horario peninsular), comenzará una ceremonia cuya gestación obliga a remontarse hasta principios del milenio, cuando el primogénito del Príncipe de Gales optó por Saint Andrews para sus estudios universitarios, sellando así parte de su destino. No en vano, fue en la institución escocesa donde conoció a la que, una década después, se convertirá en su mujer.

Kate Middleton, procedente de una acomodada familia que ha cimentado su fortuna con la venta de artículos para fiestas, carece de vínculos con la realeza y, de hecho, sus antepasados trabajaron como mineros en las explotaciones del carbón.

Sin embargo, cuando esta cruce el pasillo central de la abadía de Westminster del brazo de su padre, Michael Middleton, pasará a formar parte de uno de los linajes más antiguos de las monarquías europeas.

Hasta 50 jefes de Estado, 46 representantes de monarquías extranjeras, miembros del Gobierno británico y de la oposición, así como diversas personalidades de la sociedad civil y celebridades, se concentrarán para un enlace cuya lista de 1.900 invitados ha provocado polémicas.

A la presencia de representantes de países criticados en la esfera internacional por la represión de sus ciudadanos, se suma la sonada ausencia de los más recientes ex primeros ministros Tony Blair y Gordon Brown.

En cualquier caso, las rencillas no han reducido el foco mediático para una cita que, según los expertos, ha congregado el mayor despliegue para una ceremonia nupcial en la historia, con hasta 12.000 profesionales dedicados en exclusiva que se esperan esta jornada en Londres y una auténtica miniciudad mediática que ha transformado el paisaje del centro de la ciudad.

CIFRAS

La cantidad total de la boda supera los 22 millones de euros, hasta más de mil veces la media de los poco más de 21.000 euros que cuesta una boda en Reino Unido.

Parte de este desembolso irá al clave dispositivo policial, con 5.000 agentes responsables del normal curso de una jornada que prevé unas 600.000 personas en las calles.

Sin embargo, los contrayentes aspiraron desde el principio a conferir al enlace aires de modernidad, especialmente ante su propia trayectoria común, durante la que compartieron piso en los años universitarios.

Como prueba, la apuesta de la novia para sus votos, según confirma el programa oficial. Al igual que había hecho Diana de Gales en 1981, Kate Middleton no incluirá la promesa de «obediencia» a su futuro esposo en los votos que pronuncie en el oficio matrimonial, que dirigirá el arzobispo de Canterbury.

Asimismo, el guion muestra la apuesta por compositores ingleses para otra de las protagonistas, la música. La entrada de la novia irá acompañada por la pieza que Harry Parry preparó para la coronación de Eduardo VII en 1902, a la que seguirán otras de indudable toque británico, como el ‘Crown Imperial’ que ya había sonado en la boda de los padres del Príncipe en 1981, o ‘Jersusalén’.

Los responsables de las interpretaciones, los coros de la Abadía de Westminster y de Saint James’ Palace y la Orquesta de Cámara de Londres.

La ceremonia contará con el deán de la Abadía de Wesminster como conductor y responsable de recibir a la novia, mientras que el obispo de Londres se encargará de la homilía y el arzobispo de Canterbury, Rowan Williams, de oficiar el matrimonio.

Los testigos serán, de hecho, los padres y la hermana y dama de honor de Kate Middleton, Philippa, por una parte; y Carlos de Inglaterra su esposa, la Duquesa de Cornualles, y el Príncipe Enrique, por otra.

PLANES UNA VEZ OFICIALIZADO EL MATRIMONIO

A continuación, los ya marido y mujer abandonarán el templo para presidir el tradicional cortejo que los llevará hasta el Palacio de Buckingham, donde tendrá lugar una celebración a base de canapés para unos 600 invitados y, posteriormente, una cena para los más allegados a la pareja, hasta 300.

Esta última parte, sin embargo, no contará tampoco con la presencia de la Reina, que abandonará el complejo junto a su marido, el Duque de Edimburgo, tras la recepción inicial, con el objetivo de pasar el fin de semana fuera y dejar el palacio para la celebración de las nupcias de su nieto.

Antes, sin embargo, Isabel II protagonizará el habitual posado en el balcón junto al ya matrimonio y las respectivas familias, testigos directos del tradicional beso al que saludará el paso de los aviones de la Real Fuerza Aérea que dibujarán el cielo con los colores de la bandera británica.

Será el punto final público a un recorrido que durará unos 15 minutos a bordo de un State Landau descapotable, si las condiciones meteorológicas acompañan.

De lo contrario, harán el recorrido en un carruaje de cristal, que partirá del exterior del templo, inundado desde principio de semana por campistas aspirantes a la mejor tribuna.

El destino inicial, Parliament Square, donde la pareja tomará la Avenida de Whitehall hasta su desembocadura en Trafalgar Square, donde el itinerario girará hasta el Mall, el corredor que conduce hasta el Palacio de Buckingham.

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