Una de las pocas veces que intervino fue para exigir a Iberia que pagase el Zankat a la mezquita, que suponía el 2,5% de los beneficios
Es un detalle en el que nadie, ni siquiera la CIA norteamericana, había caído antes. Y figura en los archivos, que toda empresa guarda.
Osama bin Laden, el mayor terrorista de la historia, el genio del mal tras los atentados del 11-S en Estados Unidos, el 7-J en Londres uy el 11-M de Madrid, fue empleado de Iberia, la compañía aérea de bandera española.
Ocurrió durante su mandato de Manuel Prado al frente de la aerolínea española Iberia. Entre años 1976 y 1978, se decidió abrir una línea entre Madrid y Riad, en la que trabajó Osama Bin Laden.
Lo cuenta el periodista Mariano Guindal en su último libro, titulado «El declive de los dioses», que repasa los secretos y anécdotas de la transición económica española.
Son historias de la Transición económica española desvelados por un testigo de excepción.
Tras la apertura de esta nueva línea aérea, prosigue Guindal, su sucesor Enrique de Guzmán abrió una oficina en la capital saudí.
«Se buscó a un miembro de una familia saudí destacada como es costumbre en ese país…Se eligió a un joven muy religioso y estricto con las leyes del Corán, de una familia muy rica, como director general de ventas, que pasó a ser empleado de Iberia y cuyo nombre era Osama Bin Laden», comenta un empleado de la oficina comercial en Arabia Saudí, de cuya conversación se hace eco en el libro.
EL TEXTO DE MARIANO GUINDAL
Como anécdota histórica hay que señalar que durante su mandato [el de Manuel Prado y Colón de Carvajal] al frente de la compañía de bandera decidió abrir una línea entre Madrid y Riad. Un año después, su sucesor, Enrique de Guzmán, abrió una oficina en la capital saudí.
Así me lo contó Juan Antonio Peláez Bohigas, que entonces estaba en esa oficina comercial de Iberia en Arabia Saudí: -Se buscó a un miembro de una familia saudí destacada, como es costumbre en ese país…
Se eligió a un joven muy religioso y estricto con las leyes del Corán, de una familia muy rica, como director general de ventas, que pasó a ser empleado de Iberia y cuyo nombre era Osama bin Laden. -¿El líder de Al Qaeda? -le pregunté asombrado. -El mismo. -¿Y qué hacía? -Apenas aparecía por la oficina. No se metía en nada.
Mi predecesor me comentó que una de las pocas veces que intervino fue para exigir a Iberia que pagase el zankat, que suponía el 2,5 por ciento de los beneficios que había obtenido. Se trata de una especie de impuesto religioso que tienen que pagar todas las empresas saudíes.
Menos mal que se le pudo convencer de que Iberia no lo tenía que pagar porque las compañías saudíes que operaban en España tampoco pagaban ningún impuesto religioso para sufragar a una religión que no era la suya. Al final se terminó convenciendo y dejó las cosas como estaban.
EL TELÓN DE FONDO DEL LIBRO
Un país aún muy alejado de los vecinos del norte inicia, en los primeros 70, una transformación económica y política a gran velocidad.
- La sociedad pasa, en menos de dos generaciones, del 600 al AVE y conquista con la integración en Europa niveles de bienestar nunca antes imaginados.
- La intensa liberalización de la economía reparte de modo desigual la riqueza. Aparece un nuevo capitalismo, al calor del pelotazo, que da pie a innumerables casos de corrupción.
- Los medios de comunicación destapan negocios multimillonarios, corrupciones y enriquecimientos súbitos a la sombra del poder. Pero no todos los delitos quedan impunes, y asistimos al declive y la caída de banqueros, políticos, constructores e incluso jueces.
- Por los juzgados desfilaron los protagonistas de casos que han quedado fijados en la memoria colectiva, desde Sofico a Gürtel, pasando por Filesa, Casinos, o la sonada huida, detención y condena de Luis Roldán.
- Los intereses y las decisiones de esos poderosos recién llegados condicionan la actuación del Estado, el rumbo de grandes empresas y la vida de millones de ciudadanos.