Palpito Digital

José Muñoz Clares

A vueltas con su delirio: Podemos y la realidad

Yendo a lo básico,  inventó la humanidad un sistema económico llamado injustamente capitalismo – el término glorifica a los que tienen o administran capital sobre los que sólo aportamos trabajo sin tener por ello capital -, y un sistema político, la democracia representativa, que han demostrado hasta la fecha ser los menos malos de los intentados. A los que nos quieren seducir para cambiar la forma de administrarnos debemos exigirle que nos demuestren que lo que traen es mejor que lo que quitan, pues la misma prensa que parece querer convencernos de que está triunfando el lado oscuro nos da las cifras que niegan esa emergencia siniestra. La pobreza extrema, que suponía un 64% en 1900, se ha reducido hoy a un 10%. Encadenada a la anterior, la mortalidad infantil, que hace cincuenta años se llevaba a un 18% de niños antes de los cinco años, ha descendido a un 5%. Como consecuencia, la esperanza de vida ha pasado en el mismo tiempo de los 48 años a los 71 globales; en España añadimos una década a esa media. Las guerras matan hoy a menos gente que suicidios, accidentes de tráfico y homicidios y asesinatos sumados; el analfabetismo que propicia guerras, homicidios y asesinatos, ha pasado en un siglo del 78% a sólo el 15% actual. No vivimos en el mejor de los mundos posibles pero sí en el mejor mundo que ha conocido la humanidad, y sin embargo prevalecen por todas partes los carroñeros sobre los pacíficos gorriones, lo que da coartada a algunos para proponer que se eche todo abajo y empecemos de cero, constituidos en los buenos salvajes de Rousseau.
Los profetas de la catástrofe señalan, con razón, los males del nefasto capitalismo y de la democracia que Marx calificó de “formal” dejándola marcada para siempre. El capitalismo degenera en esclavitud en cuanto se desregula; la democracia se pudre en cuanto no la controlamos de cerca. Las alternativas que nos ofrecen son de largo mucho peores: del comunismo sabemos qué quita – libertades y democracia – sin que sepamos a ciencia cierta qué da; de los nuevos regímenes bolivarianos sabemos perfectamente lo que quitan y mucho mejor lo que en ningún caso dan. Quedémonos donde estamos, al menos unas décadas, y apliquemos la receta que funciona: soga corta y vara larga con el uno y con la otra, porque si a pesar de los defectos del sistema capitalista y de la democracia formal hemos sido capaces de alcanzar las cifras que dejo expuestas, una buena regulación y un control riguroso pueden llevarnos mucho más lejos hasta que demos con un sistema político que amplíe nuestras libertades y otro económico que haga lo mismo con la riqueza repartiéndola mejor.
Y ya puestos a dejarnos con un par de sistemas que han producido las sociedades más libres y productivas que se conocen sobre el planeta, tampoco estaría de más que los iluminados que todo lo quieren cambiar nos dejaran en paz con la historia, esa que compartimos los españoles. Leo, asombrado, las majaderías que han vomitado los podemitas más conspicuos sobre el significado de la toma de Granada por los Reyes Católicos. Han llegado a sostener que supuso la sustitución del feminismo islámico (¿) por el patriarcado cristiano. Nada que celebrar, dicen, como repiten cansinos cada 12 de octubre. Descubrir América fue un error. Echar a los invasores musulmanes, otro. No contentos con socavar las más sólidas instituciones del Estado, sus sistemas político y económico, pretenden cambiar los hechos históricos para asentar cómodamente los delirios que brotan de su ignorancia. Siguen la estela de aquellos griegos estrafalarios que señalaron al cielo, donde habitan los dioses, no para entender a los dioses sino al mundo que no está en el cielo, ese que se toma al asalto según Iglesias, el dictador de nueva planta. Parménides y los suyos negaban la realidad y el movimiento pero destacó Platón entre los creadores del idealismo, ese armatoste intelectual que retrasó la ciencia quince siglos con fundamento en unas teorías que, no siendo ciertas, así nos lo parecieron por estar bellamente escritas. Y ahora vienen estos mentecatos, de mala prosa y peor decir, a anunciarnos que van a echarlo todo abajo como el ISIS en Palmira. Y eso bajo el manto de un vago idealismo Platónico que tanto trabajo nos costó superar. Franco se conformaba con el manto de la Virgen el Pilar; estos fantoches pretende ir un poco más lejos. Que el diablo los confunda.

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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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