Palpito Digital

José Muñoz Clares

El ocaso de la femichusma

Ya di cuenta (12 de septiembre de 2021, Un juez, una fiscal, un forense, una fiscalía y un TSJ indolentes) de una de las más calamitosas gestiones de la justicia penal española, un asunto que la fiscalía debió ganar sin despeinarse y mirando al tendido pero cayó en manos de una sucesión de inútiles que abocaron de tal modo el asunto al fracaso que, a última hora, un fiscal sensato entendió que lo mejor que podía hacer era llegar a un arreglo con la defensa, en tales condiciones que va a hacer que la femichusma eche hiel por los colmillos de aquí hasta el próximo 8M: de asesinato se ha bajado a homicidio y de 28 años de prisión a sólo 12.

Un señor de sesenta y muchos había perdido el divorcio contra su mujer de sesenta y pocos, así que sin casa, con la mitad de la pensión, etc, etc, etc, y a los pocos días de conocer la sentencia llega su mujer de la calle y le recuerda con sorna que ha ganado el pleito, que se tiene que ir y que le va a arruinar la vida a él y a la hija que tienen en común, con la que no se hablaba. Al hombre se le nubla la mente, echa mano de un martillo que le pillaba cerca y la emprende a martillazos con su ya exmujer, pero cuando la ve en el suelo sangrando llama al 112 y pide ayuda urgente, propiciando que la víctima no muriera allí mismo desangrada, aunque quedó muy malherida.

Al intubar a la víctima en el hospital de La Arrixaca le transmitieron una Serratia Marcescens, gravísima infección que los médicos llaman “nosocomial” para que el público no sepa que significa “adquirida en área hospitalaria”. El asunto lo asume un juez (Violencia contra la mujer nº 1 de Cartagena) con severo déficit de estudios, que no sabe que hay una ley del 79 que regula la obtención de órganos y lo señala como el único llamado a autorizar la retirada del soporte vital a la paciente; sea por ignorancia o por cerrilería talibán -la vida la dan y la quitan los dioses-, deja que sea un juez de Murcia, y no él, el que autorice la causación de la muerte de la paciente por la vía de retirarle el soporte vital y así, al desentenderse del asunto, nadie lleva las cuentas que impone la ley: la retirada del soporte no se puede permitir antes de que la víctima lleve en coma 30 días, y eso si no se le han administrado depresores del sistema nervioso central, que sí se le habían administrado. Pero como la infección por Serratia Marcescens avanzaba y estaba destruyendo los pulmones de la paciente, si esperaban según ley acabaría muriendo por Serratia y no por los martillazos, así que se echaron en tromba médicos responsables de la infección, juez ignorante, fiscal femichusma y forense complaciente para tapar con tierra y coartada altruista –transplantes- la cadena de errores. Y para redondear la faena le piden permiso a los hermanos de la víctima y no a la única hija, que era la indicada, a la que luego la fiscal femichusma deshereda por sí y ante sí y sólo pide indemnización ¡para los hermanos que ilegalmente autorizaron la desconexión! y, por tanto, tenían algo que ganar con ese sí. Un sindiós espeluznante.

La fiscal femichusma hizo un escrito de acusación propio del inquisidor Torquemada: se inventó una alevosía que no existía, amontonó sobre el parentesco la agravante “de género”, dejó de ver cuantas atenuantes se daban con certeza y se descolgó con una petición de 28 años de prisión por asesinato. Es decir, como si el escrito se lo hubiera dictado Montero la menor, esa desvergonzada ignorante, hoy investigada por si se pagaba las niñeras con dinero público.

Fue la defensa la que desveló la sucesión de disparates que se habían cometido: la fiscal femichusma desapareció (o la hicieron desparecer de la causa) y el asunto fue asumido por un fiscal sensato que desde los 28 iniciales bajó a 12 años de prisión, con lo que la defensa estuvo de acuerdo y el asunto se enterró, impidiendo así que la prensa diera cuenta de los disparates que les dejo dichos. Sólo la defensa estuvo a la altura y, a última hora, el fiscal sensato que sustituyó a la fiscal femichusma y el magistrado presidente del jurado, consciente de que pocos muebles se podían salvar de ese desastre.

Lo peor del impulso femichusma está empezando a ceder. Lo del todos, todas, todes ya no lo dice más que Montero la menor y la discriminación activa de hombres empieza a revertirse. Este arreglo habría sido imposible en plena eclosión de podemos con el aval de perrosánchez. El art. 14 de la Constitución recobra vigencia, empieza el fin de esta época siniestra que nos trajo la izquierda reaccionaria.

Ahora a por el perro y su jauría.


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José Muñoz Clares

Colaborador asiduo en la prensa de forma ininterrumpida desde la revista universitaria Campus, Diario 16 Murcia, La Opinión (Murcia), La Verdad (Murcia) y por último La Razón (Murcia) hasta que se cerró la edición, lo que acredita más de veinte años de publicaciones sostenidas en la prensa.

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