Artículo de opinión

Opinión: Necesitamos un presidente, no un payaso o cómico que quiera gobernar

Protesta en Venezuela
Protesta en Venezuela PD

Es simple lo que ocurre en Venezuela. Muy fácil de explicar.

No es que María Corina Machado sea una “estrella”, o una “lumbrera”, aunque ciertamente está preparada. Tampoco que ErConde o Benjamin Rausseo quién obtuvo títulos universitarios igual que los doctorados otorgados a varias figuras del chavismo como Pedro Carreño, la presidenta del TSJ, entre otros, sea “el mejor preparado” para ser Presidente.

Seguimos confundiendo la “gimnasia” con la “magnesia”.

Ejercí la docencia unos 20 años en la Universidad y más de una vez me llegó un “Doctor” o “Post-Doctor” a reclamar por la nota que le puse a su hijo y que él como “summa cum laude” pensaba que yo estaba equivocado. Hablé separadamente con los personajes, muchos por cierto, políticos como yo en ese momento. Y me percate que esos “magíster” “doctorado o postdoctorado” escriben “culo” con la letra “K”. Lo primero que hice fue que me escribieran y allí los descubrí. Y no estoy hablando de errores ortográficos que todos podemos cometer, sino de mala, pésima gramática y peor sintaxis..

El “intelecto” no necesita ser acreditado. Y mucho menos la vocación, la sensibilidad, la capacidad para ejercer la “presidencia”.

En la Venezuela actual, cualquiera puede obtener un título.

¿Quién duda de la preparación de Rómulo Betancourt? Y no tenía títulos.

¿Quién puede discutir la capacidad y la sagacidad de Carlos Andrés Pérez? Cuyo último gobierno, que venía a corregir sus errores y los de otros, fue interrumpido.

Luis Herrera, unos de los intelectuales y universitarios mejor preparados, jamás hizo alarde de su sobrada preparación. De su dominio de otras lenguas.

Caldera intelectualmente como Uslar Pietri, fueron ejemplos de preparación.

Lo observamos también en los presidentes de los Estados Unidos. Muy pocos hacen referencia a su formación, sino a su experiencia. Igual en gran parte de Europa.

Como universitario no estoy en contra de exigir un título universitario. Lamento mucho  que en mi situación actual haya tenido que detenerla.

Ahora bien, el legislador internacionalmente porque así aparece en la mayoría de las constituciones, no requiere de una acreditación universitaria para aspirar.

Releyendo el libro “Viajero de Indias” de uno de mis autores favoritos, lamentablemente fallecido como Francisco Herrera Luque, aprendí a conocer la historia de Australia, comparándola con la de Venezuela.

Me gustaban tanto sus libros que los leía en un día, incluso el de Los Amos del Valle, lo leí en dos. Es que sus composiciones eran adictivas.

Comprendí algo que quizá muchos saben. Los valores, la vocación, se hereda y si no, hay que ayudar a hacerlo.

Bien lo dice la biblia, en el libro de Lucas: “De la abundancia del corazón habla la boca”.

No hay que hacer postgrados, o postdoctorados para gobernar, sino tener vocación, sensibilidad, empatía con la gente.

La simple vocación intelectual merece ser ejercida en las universidades. No es un desprecio hacía la formación, sino un punto de reflexión y de respeto.

De hecho, si revisamos los casos regionales, Manuel Rosales, muy criticado por varios sectores de la oposición, no de gratis, ha sido considerado el mejor gobernador de la entidad electoral más grande del país e igualmente como Alcalde. No tiene formación universitaria. Sí la capacidad para detectar los valores y ejercer el liderazgo suficiente para emprender los cambios.

El ejemplo de Renny Ottolina digno de elogio. Sin título, quién duda del papel que jugó en la comunicación, en el periodismo mismo.

EL PUEBLO debe aprender por la gnoseología del error.

Estamos en Venezuela, no en Europa.

La experiencia hace la diferencia.

Hay muchos buenos candidatos en Venezuela. María Corina por ejemplo, por su constancia, por su coherencia. Rosales por su experiencia, por su capacidad de levantar un estado, la región más poderosa de Venezuela, que fue destruida. Cesar Pérez Vivas, por su formación y su intachable hoja de servicios. El propio Capriles no fue malo ejerciendo el gobierno local y regional.

Hay otros.

Se les podrá criticar por motivos políticos, estamos hablando de capacidad y gestión.

No se dejen confundir. Piensen más con la razón que con el corazón.

En mi experiencia docente en el IFEDEC y en la universidad, aprendí perfectamente los planos de ciertos campos.

La política véase como una ciencia, un arte o una técnica, tiene como la sociología, un plano terrenal, aquí y ahora.

La religión se basa en lo que hagamos aquí pensando en lo que seremos en el más allá.

Churchill, el gran padre del triunfo en la Segunda Guerra Mundial, perdió su reelección luego de la guerra.

El pueblo inglés muy sabio, considero que no era el hombre para construir, sino para enfrentar a Hitler. Lo hizo. Y luego de perder, Churchill regresó y triunfó.

En 1998 no debió ganar Chávez. El pueblo agobiado por lo que creía muy malo, eligió lo peor. Una persona que se había destacado como “bufón” de “rancho” (término militar) y por representar algo distinto, la gente buscando cambiar, votó por su opción.

Dijeron muchos, salgamos primero de CAP. Sucedió lo contrario.

Los venezolanos, debemos hacernos parte de este ejercicio. ¿Qué o quién necesitamos para reconstruir el país después de 23 años de desastres?

He allí el dilema.

Necesitamos un presidente, no un payaso, un cómico que nos haga reír. Ejemplos buenos y malos hay.

No me hablen únicamente del Presidente Ucrania. Incluyan lo que pasó en Guatemala y cómo fue su desenlace.

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