Venezuela rumbo a la libertad

Dina Boluarte a Edmundo González: “Reconocemos su elección como presidente legal y legítimo de Venezuela»

Mandataria del Perú recibió en el Palacio de Gobierno al presidente electo de Venezuela y le confíó que pronto esté dirigiendo los destinos de su país

Dina Boluarte a Edmundo González: “Reconocemos su elección como presidente legal y legítimo de Venezuela"

La declaración de la presidenta peruana Dina Boluarte sobre el presidente electo de Venezuela, Edmundo González Urrutia, ha sido recibida con opiniones divididas. En su discurso, Boluarte no solo reconoció la victoria electoral de González Urrutia, sino que también advirtió sobre la «burla a la voluntad ciudadana» que, según ella, ha caracterizado al régimen chavista en Venezuela. Más allá del respaldo a la democracia, ¿qué hay detrás de este pronunciamiento?

El Perú ha sido testigo de crisis políticas que han marcado su historia reciente, y las palabras de Boluarte no fueron solo una expresión de solidaridad, sino también una comparación directa con eventos traumáticos en la política peruana. Vincular la situación de Venezuela con los episodios de violencia vividos en el Perú en la década de 1980 y con las protestas de hace dos años puede interpretarse como un intento de reforzar una narrativa en la que su gobierno se posiciona como el único garante del orden y la estabilidad.

Pero la pregunta clave es: ¿es suficiente el respaldo simbólico de Boluarte para generar un cambio en la crisis política venezolana? Reconocer a González Urrutia como presidente electo y entregarle la condecoración de la Orden El Sol del Perú es un gesto importante, pero las implicancias prácticas de este acto son inciertas. Aunque el reconocimiento internacional es un factor de presión clave, la realidad en Venezuela está marcada por la influencia del oficialismo y la falta de garantías democráticas.

La participación de organismos como la OEA en este proceso es otra arista del discurso de Boluarte. Si bien se hace un llamado a la comunidad internacional para asegurar la transición de poder en Venezuela, la historia reciente nos ha demostrado que la diplomacia por sí sola no siempre es suficiente para garantizar resultados efectivos.

Finalmente, hay un elemento humano que no debe pasarse por alto: los más de ocho millones de venezolanos que han salido de su país en busca de mejores oportunidades. La presidenta resaltó su deseo de que estos ciudadanos puedan reencontrarse con sus familias y volver a un país en paz y democracia. Sin embargo, esta afirmación también nos lleva a cuestionarnos: ¿está el Perú realmente preparado para asumir un rol protagónico en la crisis migratoria venezolana, o se trata solo de una declaración política sin un plan de acción concreto?

Boluarte ha enviado un mensaje contundente, pero la historia nos ha enseñado que la política exterior va más allá de las palabras. El verdadero desafío radica en la acción y en el impacto real que estos gestos puedan tener en la situación de Venezuela y en la relación bilateral con el Perú.

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