Las palabras de Nicolás Maduro este martes han sorprendido tanto en Caracas como en Madrid: “Hoy España es nuestra amiga, una nación amiga de Venezuela”. En un acto oficial celebrado junto al primer ministro de Granada, el mandatario venezolano dejó clara su voluntad de dejar atrás décadas de desencuentros y abrir un nuevo capítulo con el país europeo. Lo hizo evocando el pasado emancipador de Simón Bolívar, pero subrayando el presente: ahora España ya no es vista como potencia colonial, sino como socio estratégico para el siglo XXI.
Esta declaración llega en un momento delicado. Maduro acaba de comenzar su tercer mandato tras unas elecciones celebradas en julio de 2024, cuya legitimidad sigue siendo fuertemente cuestionada por buena parte de la comunidad internacional y por la oposición venezolana. El hecho de que el líder opositor Edmundo González Urrutia se encuentre asilado en España añade un matiz relevante al contexto político actual.
Un giro diplomático tras años de desencuentros
La historia reciente entre Caracas y Madrid ha estado marcada por altibajos. Las relaciones bilaterales se enfriaron notablemente durante la crisis venezolana que estalló en 2017 y con la controversia por el reconocimiento internacional del entonces líder opositor Juan Guaidó. Sin embargo, desde finales de 2023 se han producido gestos claros para restablecer la confianza mutua.
- En diciembre pasado, la administración chavista expresó su deseo de “fortalecer las relaciones de respeto mutuo” y ampliar la cooperación económica con España.
- En septiembre, Maduro calificó como “extraordinarias” las perspectivas de desarrollo conjunto tras reunirse con directivos de la energética Repsol, empresa clave en el sector petrolero venezolano.
Este acercamiento no puede entenderse sin el papel mediador que han jugado dos figuras clave del socialismo español: Pedro Sánchez y José Luis Rodríguez Zapatero. Maduro ha agradecido explícitamente sus esfuerzos, reconociendo que “hoy, gracias a Pedro Sánchez y a Zapatero, España es nuestra amiga”, según informaciones recogidas por medios internacionales este miércoles.
El papel estratégico de Zapatero
El expresidente español José Luis Rodríguez Zapatero se ha convertido en una figura recurrente en los procesos de mediación entre el régimen chavista y la oposición venezolana. Desde que dejó la presidencia del Gobierno español en 2011, Zapatero ha mantenido una presencia activa como observador electoral y mediador en varias mesas de diálogo promovidas tanto por organismos internacionales como por la propia ONU.
- Ha sido acusado por sectores opositores y analistas internacionales de “legitimar” procesos electorales controvertidos en Venezuela.
- Su defensa pública del sistema electoral venezolano le ha granjeado críticas dentro y fuera del país.
- Su influencia sobre la política exterior española hacia Venezuela ha crecido especialmente desde la remodelación interna del Gobierno liderado por Pedro Sánchez en 2021.
Zapatero no solo mantiene vínculos con el oficialismo venezolano; también actúa como interlocutor válido ante gobiernos latinoamericanos afines y potencias emergentes como China, donde ha ejercido labores diplomáticas informales a petición del Partido Comunista chino.
Pedro Sánchez: pragmatismo frente a la presión internacional
Por su parte, el presidente del Gobierno español Pedro Sánchez ha optado por una vía pragmática respecto a Venezuela. Tras años marcados por tensiones —incluido el reconocimiento al gobierno interino de Guaidó— Sánchez ha impulsado una política menos confrontacional, priorizando los intereses económicos (caso Repsol), migratorios y geopolíticos.
- España mantiene una comunidad venezolana creciente y es destino prioritario para exiliados políticos y económicos.
- El Ejecutivo español busca mantener canales abiertos tanto con el oficialismo como con sectores críticos del chavismo.
- La reciente apertura comercial supone nuevas oportunidades para empresas españolas que buscan reactivar inversiones paralizadas desde 2017.
Obstáculos persistentes y futuro incierto
Pese al tono conciliador adoptado ahora por Maduro, las dificultades siguen siendo notables:
- El exilio político venezolano en España representa un desafío constante para las autoridades españolas.
- La Unión Europea mantiene sanciones sobre figuras clave del régimen chavista.
- Organizaciones internacionales denuncian violaciones sistemáticas a los derechos humanos en Venezuela.
- El resultado electoral de 2024 sigue sin ser reconocido por numerosos países occidentales.
Aun así, ambos gobiernos parecen dispuestos a explorar espacios para el diálogo:
- Repsol mantiene activos estratégicos en Venezuela que requieren estabilidad política.
- El turismo entre ambos países muestra signos incipientes de recuperación.
- La cooperación cultural e institucional podría reactivarse si persiste la sintonía diplomática.
Claves para entender el nuevo enfoque
En resumen:
- Nicolás Maduro apuesta abiertamente por consolidar una relación bilateral positiva con España tras años convulsos.
- El liderazgo político y la mediación activa tanto de Pedro Sánchez como de José Luis Rodríguez Zapatero resultan determinantes en este nuevo ciclo.
- El contexto internacional —marcado por sanciones, exilios forzados e intereses económicos compartidos— añade complejidad a un proceso que está lejos de resolverse definitivamente.
Mientras tanto, las palabras del mandatario venezolano marcan un punto de inflexión simbólico: “Hoy España es nuestra amiga” refleja tanto una estrategia diplomática calculada como un intento realista de garantizar apoyos internacionales ante crecientes desafíos internos y externos. Resta ver si este acercamiento se traduce en beneficios concretos para ambas sociedades o si quedará solo como un gesto retórico más en la compleja geopolítica latinoamericana actual.