Por algún motivo, los columnistas de los medios de izquierdas parecen estar preocupados con asuntos referidos al catolicismo, o aquellos en los que iglesia católica y los asuntos políticos españoles se tocan, como la declaración de la renta y la visita de Rajoy al Papa, que no ha sido un encuentro en secreto. Hay ladrillo político incluido, de la mano de Rodríguez Zapatero en un El Mundo que el 18 de abril de 2013 presta especial atención a los asuntos internos del PSOE.
Arrancamos sin embargo en Barcelona, para retomar lo que comentábamos de la religión. Ernest Folch firma un artículo con el título de La última reconquista –este hombre hace constante referencia a temas medievales en sus textos–. Arranca:
Se acerca uno de los momentos más castizos del año. Ríanse de los Sanfermines o de la Feria de Abril, la tradición más folclórica y arraigada de España es el solemne momento en el que se nos pone ante la disyuntiva de poner o no poner una X a favor de la Iglesia en nuestra declaración de la renta. En un Estado que solamente en teoría es laico y aconfesional se invita a todo el mundo a decidir si se debe o no dar dinero a una estructura religiosa, pero con el sádico añadido de que los que deciden que sí lo hagan a costa de todos, incluidos los que piensan que no. Es decir, la X ni tan siquiera supone ningún sacrificio adicional para los creyentes, que pueden ejercer como tales con el dinero de todos.
En fin, para este humilde lector de columnas, no se pueden muchas más falsedades o afirmaciones equivocadas en tan pocas líneas. Sostiene Folch que España es un Estado «en teoría laico y aconfesional». Por mucho que algunos se empeñen, eso no es cierto. Constitucionalmente España es aconfesional (no puede tener religión oficial), eso es cierto, pero en ningún caso es un estado laico (que implicaría que cualquier expresión religiosa en público estaría proscrita y tan sólo se permitirían en privado).
Tampoco es cierto que «se invite a todo el mundo a decidir si debe o no dar dinero a una estructura religiosa». En todo caso, nos permite, por una vez, elegir. Y lo completa con eso de que quienes deciden pagar a la Iglesia lo hacen con el dinero de todos, puesto que no les supone un esfuerzo económico añadido. Que no, que por mucho que se empeñen eso es absolutamente falso. El impuesto de la renta no es el dinero de todos, es el dinero que el Estado quita a cada ciudadano, con lo que quien marca la casilla de la iglesia lo que hace es elegir a qué se dedica una parte ínfima de su dinero que le es sustraído sin que nadie le pregunte si quiere entregarlo.
Conclue, tras una retail a de argumentos anticlericales:
Trece años entrados en el siglo XXI, somos menos modernos de lo que nos hacen creer: los parientes lejanos de Torquemada siguen ejerciendo su violencia, eso sí, celestial. Ya ven todo lo que puede llegar a provocar una simple X en la casilla de la declaración de la renta.
Ya ven, ahora resultará que es lo mismo tener que elegir entre marcar la casilla de la iglesia o la de las ONG que correr el riesgo de morir en la hoguera por hereje. Algunos parecen perder todo sentido de la proporcionalidad.
Pero para anticlericalismo total el de Maruja Torres, que ha debido de decidir que se ha acabado el periodo de gracia concedido por la zurda al papa Francisco. Su argumento es básicamente que al nuevo obispo de Roma le gustan tanto los pobres que quiere que cada vez haya más. Y, según la columnista de El País en Papariano, por ese motivo le estaría muy agradecido al registrador de la propiedad metido a gobernante:
El papa Francisco hizo muy santamente al recibir tan pronto a Mariano Rajoy el Protoplasma. Como abanderado de los pobres e interesados en convertir a la Iglesia en su defensora, era lógico que abrazara, presuroso, a uno de los gobernantes que más han hecho por empobrecer a un país entero con éxito absoluto, poniendo a disposición vaticana una amplia gama de indigentes.
Tras presentarnos al Papa como un ‘carda’ (por estar contra el aborto y cosas así normales en la cabeza visible de la iglesia católica), dice:
Quizá don Mariano le susurró al oído que sus fuerzas de choque parlamentarias se disponían también a sancionar una ley de desahucio especial para que nada cambie y todo siga igual, es decir, para que aumenten los pobres sin techo, y el Papa pueda así extender a ellos su fraternal compasión. Eso explicaría que Francisco (no puedo evitarlo, cada vez que escribo su nombre se me aparece su tocayo, el cantante, atacando el himno de Valencia) aceptara con su bella sonrisa campechana la camiseta de La Roja, que digo yo que podrían haberla rebautizado La Encarnada, para no ofender a su santidad.
Solo nos falta que el Pontífice reciba al dueño de Pescanova. Y a la Pantoja.
¿De verdad se creerá Almudena Grandes que al papa Francisco lo que le gusta es que cada vez haya más pobres? Como no lo podemos saber, cambiaremos de tema y periódico.
Como ya comentamos, Pedrojota Ramírez le ha regalado una página entera a José Luis Rodríguez Zapatero para su ladrillo titulado Irak, 10 años después. Para ahorrarle, estimado lector, la pérdida de tiempo, le comentamos que el ahora supervisor de nubes presume de haber hecho muy bien al sacar las tropas de Irak, cuenta que Bush se enfadó con él pero que las cosas no fue a mayores, dice que en terrorismo no hay política pero que hay que hacer política para combatir el terrorismo y, en definitiva, que él tenía razón en todo. Una recomendación: este humilde lector de columnas ya ha hecho el esfuerzo de leer ese texto para poder resumírselo, dedíquese usted a cosas más provechosas.
Y el nombre el ex presidente del Gobierno es el que aparece en el título de la columna de Victoria Prego: Zapatero, 2ª edición. Está dedicada a la información estrella de la portada de El Mundo: la voluntad de Eduardo Madina de ser secretario general del PSOE.
El actual líder socialista no se va a oponer ni va a considerar una puñalada por la espalda el hecho de que salga de sus filas una figura joven y con empuje que opte a sustituirle en el liderazgo. Porque nadie en el PSOE cree a estas alturas que con el actual cuadro de dirigentes el partido va a levantar cabeza electoral. Ese sueño se desvaneció hace tiempo y los sondeos de opinión lo ratifican con machacona insistencia.
Tiene sentido que el PSOE busque un nuevo Zapatero, aquel joven diputado que un día de julio de 2000 zarandeó el desánimo colectivo, insufló optimismo y esperanza entre sus compañeros y les puso de nuevo en marcha en busca de la victoria. Y ganaron. Y volvieron a gobernar.
Algo parecido necesita ahora el PSOE. Eso no lo ignora nadie en la dirección. Otra cosa son los nombres, pero este Eduardo Madina tiene de entrada la misma ventaja que tuvo en su día ZP: no tiene destacados enemigos interiores y cuenta con el afecto de la mayoría. Quizá aparezcan otros candidatos, pero no es previsible que se desate una lucha a primera sangre en esas primarias que habrán de convocarse.
Señala otros candidatos, como Chacón, García Page, Patxi López o Mesquida, pero los descarta a todos. Concluye:
De modo que Madina podría ser finalmente el nuevo Zapatero que haga revivir al PSOE. O que lo intente al menos.
Por su parte, David Gistau nos presenta uno de esos textos suyos a medio camino entre la columna de opinión y la crónica parlamentaria, titulado en esta ocasión ¿Hay alguien ahí?. Es muy crítico con el inquilino de La Moncloa:
Si a los personalismos políticos cabe atribuirles la creación de un ambiente, esta apatía es lo que distingue en el Congreso el ciclo de Rajoy. A mí me conviene, porque cada vez dispongo de menos lugares en los que dormitar y relajarme alejado del bullicio de los niños.
Comentando la respuesta de Rajoy a Rosa Díez, Gistay dice:
A Rajoy, que siempre se sintió agredido por el periodismo, que ha llegado a presidente contra los periodistas que en 2008 lo declararon acabado, lo lógico es suponerle una aversión a los medios que está creando una peligrosa falta de discurso general. Tiene su mayoría, tiene cristales blindados y vallas interponiéndose entre él y la humanidad, y lo probable es que no pretenda hacer el mínimo esfuerzo para convencer ni gustar a nadie hasta que entremos de nuevo en periodo electoral. Mientras, irá haciéndose más retraído, y algún día, cuando los comunicados se hagan mediante señales de humo en lontananza, incluso añoraremos los tiempos extrovertidos de la pantalla de plasma.
Añade:
Le dijo a Díez, para castigarla ya de paso por atreverse a hacer preguntas «que nadie hace», que él todo lo maneja en secreto porque no le gusta el exhibicionismo. Rajoy está tan lejos del exhibicionismo como los ingleses de Camba de la carcajada.
Cerramos nuestro repaso diario a los artículos de opinión con una reverencia por escrito firmada en La Razón por una de las máximas aspirantes al título de Cortesano Periodístico Mayor del Reino, Carmen Enríquez. Su texto está dedicado al Príncipe de Asturias y se titula Serio y responsable:
Asume gran parte de la agenda del monarca con una naturalidad y un saber hacer que debería hacer pensar a los que sacan de paseo cada dos por tres la bandera tricolor que representar al país no es tarea fácil y es mejor encomendarla a los que están educados desde niños para desempeñar ese oficio.
Continúa:
Con frecuencia, se hace alusión a la condición del Príncipe de ser el heredero de la corona mejor preparado de la historia de la monarquía española con cierto retintín. Se bromea con ese concepto e incluso se dice que es lo mínimo que se puede esperar de alguien que ha crecido y ha sido formado sin escatimar ningún tipo de medios. Pero eso no es del todo cierto porque sí el Príncipe de Asturias es hoy como es se debe también en gran parte a su esfuerzo personal, a la responsabilidad con la que asumido su papel y al espíritu de servicio con el que ha aceptado siempre sus tareas.
Añade a modo de conclusión:
Y al modelo que siempre le ha servido de referencia, su padre, el rey Juan Carlos.
Esperemos al menos que, por el bien de Letizia, su padre no le haya servido de modelo de referencia en todos y cada uno de los aspectos de su vida.