OPINIÓN / Afilando columnas

Esperanza Aguirre pide un giro del PP: «Hay que tender puentes para recuperar a militantantes como Ortega Lara»

El peculiar modo de Borrell de argumentar contra la independencia: "Cataluña como nuevo estado independiente de la UE es viable"

Como si de una parodia del cine de terror se tratara, podríamos titular los espacios de opinión de la prensa de papel española del 20 de enero de 2013 como ‘El lunes de los ex presidentes vivientes’. Ni más ni menos que tres ‘ex’ firman artículo en otros tantos diarios. Quienes no deleitan, es un decir, con sus reflexiones, es otro decir, son: un antiguo jefe del Gobierno español al que le gusta ejercer de leonés, alguien que soñó con llegar a serlo pero se conformó con presidir el Parlamento Europeo (que no es poco, sobre todo en términos de dinero y privilegios) y una mujer que fue la ‘mandamás’ del Ejecutivo autonómico de Madrid. La calidad de los textos que firman es dispar. Tras hacer sonar nuestra armónica de afilador, lo contaremos y daremos cumplida cuenta de otras columnas aparecidas en esta jornada en los diarios impresos.

El ex que soñó con La Moncloa y acabó en Bruselas, su partido no le dejó ni presentarse a las generales a pesar de haber vencido en las primarias, no es otro que Josep Borrell. El que fuera presidente del Parlamento Europeo escribe en el auto proclamado ‘diario de la Catalunya real’. Su artículo en El Periódico se llama Celebraciones y elecciones. Se trata de un ladrillo con argumentos supuestamente en contra de la independencia de Cataluña. Decimos supuestamente porque, en realidad, el político socialista en ningún toma una postura clara contra la misma, aunque sí diga que puede ser mala para esa comunidad autónoma.

No tengo ninguna duda de la viabilidad económica de una Catalunya como nuevo Estado independiente de la UE. Pero creo que los costes de la transición serían muy altos. Y una decisión racional aconseja valorarlos desde una información lo más completa y veraz posible.

En esta transición, la relación con la UE es muy importante. Según las encuestas, el entusiasmo independentista se enfría notablemente si implicara la salida de la UE. De ahí el esfuerzo en tratar de convencer de que una Catalunya independiente seguiría en la UE, aunque todas las autoridades comunitarias nos han advertido de lo contrario.

Aunque sea difícil de creer. Esos son los argumentos más duros contra la independencia que nos ofrece un señor que aspiró a presidir el Gobierno de España. Si este es un representante del sector socialista catalán contrario al independentismo, qué triste es la cosa.


Pedrojota Ramírez con Rodríguez Zapatero.

Tomamos el puente aéreo para encontrarnos con el segundo ex, primero por el orden protocolario que este afilador de columnas ha decidido ignorar. Hablamos de aquel antiguo jefe de Gobierno que entre nube supervisada y nube supervisada entortaba tiempo para firmar un libro o ejercer de patrono, al menos en teoría de Amy Martin. José Luis Rodríguez Zapatero escribe en el mismo diario que suele utilizar para martirizar a la población con sus ladrillos cuando quiere expresar su opinión sobre algo. Hablamos, claro está, de El Mundo. El diario de Pedrojota Ramírez suele prestar sus páginas a ZP de vez en cuando.

El texto de Zapatero se titula Democracia, consenso y aborto. Con independencia de la postura que pueda tener cada uno sobre este asunto, es un ladrillo infumable cuya lectura es una pérdida de tiempo. Como suele hacer este humilde lector de columnas, advertimos que existen cosas más interesantes en la vida, como ver una película de amor iraní con subtítulos en urdu.

Por no salir de El Mundo, escapamos por un momento de las garras de los políticos para ver algún artículo escrito por un periodista. Carlos Cuesta plantea Quién ha creado Vox. Tras citar el nombre de los fundadores del nuevo partido, al menos de los oficiales (ya veremos si hay alguien detrás esperando el momento adecuado para saltar a la primera línea), sostiene:

Pero, sin querer quitarles en absoluto protagonismo, ninguno de ellos ha sido su impulsor último. Quien realmente ha decidido que surja una nueva opción de voto en la derecha ha sido el PP.

Porque es este Gobierno el que sigue sin decidirse a actuar con toda la fuerza del Estado de Derecho contra las formaciones proetarras legalizadas. Mientras, las calles se llenan de etarras, de violadores, de actos de apología del terrorismo y de desafíos abiertos a la unidad de España.

Continúa recordando una larga lista de traiciones a sus votantes por parte del Ejecutivo del registrador de la propiedad que creíamos metido a Gobernante. Concluye:

Por todo ello nace otro partido. Porque por mucho que el aparato crea lo contrario, la gente, los ciudadanos normales, no aceptan esa cosa que ellos llaman disciplina de partido y que se ha convertido en la prohibición de recordar el programa electoral con el que ellos mismos accedieron a sus cargos.

Porque fue el PP el que decidió desplazar su mensaje con el fin de hacerse con el hueco dejado por un PSOE que no ha parado de escorarse hacia el radicalismo y el nacionalismo. Y porque en esa carrera de los populares por los votos, simplemente, silenciaron su origen.

Razón no le falta a Cuesta. Otra cosa que está por ver es si Vox es la formación que logrará recolectar el apoyo de todos los votantes descontentos del PP. En el entorno de este afilador de columnas, por ejemplo, son muchas las personas que votaron a Rajoy y ahora desean que Ciudadanos presenten una buena candidatura a las Europeas y las próximas generales. Tal vez el partido de Abascal no lo tenga tan fácil como algunos parecen creer. Eso sí, por el momento vemos que apoyos mediáticos no les faltan y que muchos en el PP sí que están preocupados.

Y sobre el nuevo partido, en concreto sobre uno de sus fundadores, escribe la tercera ex presidenta del día. Esperanza Aguirre titula su artículo de la semana en ABC como Ortega Lara y el PP.

Para el Partido Popular, como para cualquier partido democrático del mundo, tener en sus filas a Ortega Lara es un lujo de valor incalculable. Sin temor a equivocarme creo que, a su lado, todos los demás podemos llegar a ser prescindibles.

Por eso me dolió enormemente que, en mayo de 2008, por estar en desacuerdo con la línea política del Partido Popular en relación con los nacionalismos, abandonara el partido, casi al mismo tiempo que María San Gil -otra de las referencias indiscutibles del Partido Popular en el País Vasco- dejaba la presidencia del partido en esa región de España donde la libertad no ha acabado de llegar. Y por eso me duele que ahora patrocine un partido que defiende un programa que, en esencia, es igual al que defendemos la práctica totalidad de los que seguimos dentro. Y por eso me sorprenden las declaraciones de algunos dirigentes de mi partido en las que, o bien le niegan a Ortega Lara la autoridad para opinar sobre los nacionalismos, o bien le acusan de haberse ido a la derecha, como si defender la unidad de España no fuera un deber de todos los españoles, de derechas, de izquierdas y de centro.

Añade, a modo de conclusión:

Ante los importantes y difíciles problemas que España tiene planteados, el Partido Popular está llamado a tener un papel protagonista. Y para ello es absolutamente deseable que se tiendan todos los puentes posibles para recuperar a eminentes militantes, como Ortega Lara, a los que habría que incorporar, con sus ideas y con sus experiencias, al proyecto del gran partido de centro-derecha que tiene que liderar la solución de esos problemas que hoy acechan a los españoles.

La ex presidenta madrileña y todavía número 1 del PP de Madrid tiende la mano a los miembros del nuevo partido para que se reintegren en el las filas ‘populares’. Nos parece un vano intento, máxime cuanto aquellos que desprecian y despreciaron a Ortega Lara o María San Gil siguen teniendo fuerza en la formación de Rajoy. De hecho, que sean estos últimos los que están fuera es indicativo de quienes son los que cuentan con el beneplácito del inquilino de La Moncloa.

Seguimos en el diario madrileño de Vocento pero cambiamos de partido comentado al volver a los artículos escritos por periodistas. Ignacio Camacho comenta la situación del PSOE bajo el titulo de Salto al vacío.

Las verdaderas primarias de Rubalcaba son, no obstante, las europeas de mayo. Si las gana no renunciará a consolidar su liderazgo y aun en caso contrario es difícil que resista la tentación de controlar un proceso que puede enajenar la tradición clásica del partido. Se trata de una cuestión importante porque bajo la batalla nominal, fulanista si se quiere, hay un debate sobre el fondo del proyecto hegemónico de la izquierda española y sobre el papel histórico de la socialdemocracia. Cuando los grandes partidos han perdido gran parte de su capacidad prescriptiva de ideas y valores para caminar detrás de las modas y tendencias de las redes sociales existe un riesgo cierto de desnaturalización política de sus modelos. Y en ese sentido el PSOE se ha embarcado en una aventura de incertidumbres al avanzar hacia una fórmula de primarias abiertas sin haber acabado de resolver el funcionamiento de las cerradas.

Otra cuestión que no plantea Camacho es qué ocurriría si en las primarias del principal partido de la oposición ganara un candidato que no contara con las simpatía de la cúpula de la formación. Recordemos que eso ya ocurrió una vez en 1998, con el mismo Borrell con el que arrancábamos este ‘Afilando columnas’. Desde la dirección del PSOE le hicieron la vida imposible, con la ayuda de un escándalo por fraude fiscal protagonizado por dos colaboradores del catalán, hasta lograr que renunciara al año siguiente. De esta manera, Joaquín Almunia terminó siendo el candidato que condujo a los socialistas con paso firme hacia una derrota total en el año 2000.

El PSOE protagoniza también el artículo en La Razón de la sonrisa más blanca de los informativos de 13TV. Alfonso Merlos titula En tierra de nadie. Ahora que Merlos parece haber renunciado definitivamente a titular sus columnas de forma que recuerden a películas de Andrés Pajares y Fernando Esteso, opta por el título que se puso en España al filme bosnio más conocido: No Man’s Land. Comenta una encuesta publicada por el periódico dirigido por Marhuenda y concluye:

Ya es triste que el PSOE sea incapaz de levantar cabeza después de haber lanzado durante dos años una furibunda y sostenida campaña para denunciar la demolición del Estado del Bienestar por el Gobierno del PP. Pero lo que revela el sondeo para La Razón es que los españoles no se chupan el dedo. Es más: que incluso los que en un momento determinado apostaron por Rubalcaba ahora están decepcionados o arrepentidos. Probablemente se lo tengan merecido los jefes de la cosa en Ferraz. Porque son incapaces de entender que hay ciudadanos con vocación progresista que entienden que su líder no puede ser ni un joven inexperto, ni una señora de provincias sin instruir, ni una nueva rica que cambia de chaqueta cada dos por tres ni un cadáver que lleva treinta y pico años subido a un coche oficial. Están en tierra de nadie. ¿No se nota?

Cierto es que la cosa no pinta muy bien para el PSOE. Pero lo que no parecen querer ver en Génova ni en los medios afines, es que la cosa no pinta mucho mejor para el PP. Muchos votantes de Rajoy y los suyos se sienten defraudados y traicionados, y es bastante posible que eso se refleje en las próximas elecciones. La ceguera voluntaria puede ser Jauja. Hasta que uno se topa con la realidad, claro.

Terminamos en esta ocasión en El País. Enrique Gil-Calvo comenta los disturbios de Burgos, sin que el uso de la violencia le merezca la mínima crítica. Titula Motines.

Están por desarrollar los reglamentos de la nueva Reforma Local (Ley 27/2013 de 30 de diciembre), teóricamente destinada a poner los Ayuntamientos (y las Autonomías) bajo el control de la Intervención del Estado. Pero hasta que entre en vigor, y en nombre de la autonomía local, los ediles se seguirán resistiendo a rendir cuentas ante controladores externos, que es la única forma de prevenir y evitar escándalos tan descomunales como el de los ERE andaluces. De modo que cabe temer lo peor, pues el caciquismo local seguirá campando a sus anchas mientras no lo impidan motines como el de Gamonal.

Nos preguntamos qué ocurriría si los disturbios se hubieran producido en una localidad gobernada por el PSOE en vez de por el PP. Seguramente, para el articulista de El País la cosa cambiaría mucho. Ya no sería un motín que impide que el caciquismo local campe a sus anchas. Sería, seguramente, una imposición violenta difícil de aceptar. Y tendría razón. Qué pena de doble moral.

 

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Autor

Antonio Chinchetru

Licenciado en Periodismo y tiene la acreditación de suficiencia investigadora (actual DEA) en Sociología y Opinión Pública

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