Último día de campaña y, por mor de una caduca y antediluviana ley electoral, los partidos ya no podrán a partir de las 0:00 horas del 27 de abril de 2019 reclamar el voto. De ahí que los políticos se vuelquen este 26 de abril de 2019 en agotar sus últimas fuerzas para movilizar el voto de los indecisos y aceptar cualquier foro para lanzar sus mensajes definitivos.
Las tribunas de papel se debaten esta jornada entre la traición de Garrido a su partido, el PP y lo que puede suceder el 28 de abril de 2019 después de cerrarse las urnas –El ‘transfuga’ Garrido no ha renunciado a su acta del PP y sigue cobrando por ella después de fichar por CS-.
Bieito Rubido, en ABC, le pasa factura a Ángel Garrido y al propio Ciudadanos por acoger con alborozo su fichaje –El cínico e incoherente Ángel Garrido se pasa al club de Rivera al que tachaba de «tonto útil de la izquierda»-:
La deslealtad no suele tener premio. Se equivocan en Ciudadanos, y creo que Ángel Garrido también, si piensan que los votantes recompensarán esa bajada del caballo en plena carrera del hasta hace dos semanas presidente de la Comunidad de Madrid. Durante mucho tiempo mantuve que Garrido era un ejemplo en la vida política española. Una rara avis que podía aspirar a mucho más porque había demostrado compromiso con unas ideas y un proyecto por encima de la coyuntura puntual o de las veleidades propias de la política. Sin embargo, ha decidido hipotecar todo ese capital e irse con un partido al que tanto ha menospreciado en público.
Hughes se mofa del recibimiento que Garrido recibió en la sede de Ciudadanos –Guerra abierta entre el «traidor» Garrido e Isabel Díaz Ayuso: «Las declaraciones de Ayuso suelen ser desafortunadas en términos generales»-:
Cuando Garrido entró en la sede de Ciudadanos (enorme por cierto), de cada una de las diferentes alturas del edificio salieron personas a aplaudirle con un entusiasmo digno de la China Popular. Lo acompañaban del grito corporativo «Vamos Ciudadanos, Vamos Ciudadanos». A Garrido le sujetaba la mano un triunfal Aguado, como si le acabara de arrebatar el título nacional de lanzamiento de huesos de aceituna a Teodoro García Egea. Era más que la presentación de Mbappé, era como si los Lannister hubieran arrebatado del vientre de su madre al heredero Stark y ahora lo dejaran a los pies de la reina Cersei. Querían imitar la euforia de un batallón cuando se apodera de la bandera del enemigo. Pero… solo era Garrido.
Luis Ventoso se hace las dos preguntas necesarias con las que habría que ir por delante antes de ejercer el democrático derecho al voto –Vértigo en el PSOE tras el pufo de Sánchez en los debates y la resurrección de Iglesias-:
1.-¿Es Sánchez un candidato fiable para hacer frente al envite separatista, o con su receta de más autogobierno para los sediciosos pone en peligro la unidad de España?
2.-¿Prefiere usted que le achicharren a impuestos (receta Sánchez-Iglesias) o querría que se los bajasen (receta de Casado, Rivera y Abascal)?
Esas son las dos cuestiones que tocará responder papeleta en mano. Por eso, y a pesar del peso de las filias dogmáticas, me sorprendería que Sánchez golease en las urnas. Concluyo con mi test callejero particular. Tengo, como todo el mundo, amigos y conocidos de diversas tendencias ideológicas, pero no he dado con uno que me diga que Sánchez le cae bien (socialistas incluidos). Ardua tarea arrasar en las urnas sin suscitar la más mínima empatía.
Ignacio Camacho baja la euforia de quienes se dejan llevar por las redes sociales y los apoyos, no siempre fiables, a los partidos de la derecha –Susanna Griso da bola a un escocidito Rubén Amón que no digiere los palos de Santiago Abascal-:
Los logaritmos de las redes sociales y la tensión emocional de los grupos de whatsapp crean una red de afinidades endogámicas que tienden a provocar la sensación falsa de una oleada de opinión mayoritaria. Ése es el peligro: el del espejismo de una realidad aumentada. Muchos españoles pueden levantarse el domingo con la euforia alta, ir a votar con las emociones alborotadas y acostarse con Sánchez, Iglesias, Junqueras y Otegui apoyados en su almohada. Cuatro esquinitas tiene mi cama. Pero esos personajes no son precisamente ángeles de la guarda.
José María Carrascal avisa de que en estas elecciones va a haber sorpresas –Las redes retratan a Évole por atacar a Pablo Casado y justificar al socialista Eguiguren, condenado por maltrato: «Para bajeza, tu periodismo»-:
Repito, si estas elecciones fueran las de siempre el resultado estaba cantado. Pero no lo son. Ni en España ni en ningún otro lugar, como hemos visto desde Estados Unidos a Ucrania. Ha cambiado cómo se vota a por qué se vota, quiero decir, todo. Y lo primero que notamos es que lo que exigen hoy los electores, que han perdido la confianza en los políticos tras haberles visto mentir tanto, es que hablen claro, sin rodeos, que les digan la verdad, que no les vengan con cuentos, ni con falsas promesas. Es la razón de que se estén equivocando las encuestas y que un cómico como Zelenski, el nuevo presidente ucraniano, haya ganado las elecciones frente a un archiprofesional de la política. Por lo que conviene preguntarse si el salto de Garrido del PP a Cs beneficia o perjudica a estos, al no hace más que confirmar la impresión general de que los políticos no son gente de fiar, en especial los más listos. Quedan aún 48 horas para que comience la votación y pueden surgir más sorpresas. Si en el electorado termina por cuajar esta idea, la sorpresa vendrá en el recuento. Pero eso no lo sabremos hasta que se tabule el último voto.
Antonio Martín Beaumont asegura que Sánchez va a estirar hasta donde pueda el miedo a Vox para robar votos a Ciudadanos y a partidos nacionalistas –Un obrero de derechas propina una picante colección de zascas al reportero ultraizquierdista de CTXT: «Votaré a VOX»-:
Lo que parece indudable es que quien más está esgrimiendo el voto del miedo son los socialistas. La cruzada del PSOE contra Abascal le da juego. De hecho, Sánchez confía totalmente en ella y estira de esa cuerda para ‘robar’ todavía votos a Cs y a los nacionalistas. En este sentido, la ausencia de Vox en los platós ha sido un inconveniente para el candidatopresidente del Gobierno. Porque ha evitado que se visualicen las «tres derechas contra Sánchez» tan celebradas por la izquierda. Así que seguirá invocando hasta el último suspiro a esos políticos «sin escrúpulos» que «normalizan» las ideas «homófobas, machistas y xenófobas» de Vox con tal de llegar al poder.
Santiago González, en El Mundo, critica abiertamente la jugada de Garrido y de Ciudadanos –El venezolano Leopoldo López entra en la lista europeas del PP tras la ‘fuga’ de Ángel Garrido-:
No hay gran cosa que esperar de Pablo Casado y Albert Rivera. Menos de este último, que después de hacer campaña con la idea de sacar a Sánchez de La Moncloa, practica todas las malas artes contra su obligado socio para tal empeño. Ha vuelto a sacar el coche escoba. ¿Para llevarse qué?, habría que preguntar. Ángel Garrido fue un tipo que defendió con pundonor el cargo tras la obligada dimisión de Cifuentes. Cabe entender que él se considerase el candidato idóneo después de la huelga del taxi y que la dirección de su partido no fue justa, pero en casos como este, lo decente es hacer una peineta al partido, rechazar la compensación de la lista europea y buscarse la vida en otras alternativas políticas. ¿Dónde va Garrido con una hemeroteca en la que su padrino en Ciudadanos, Ignacio Aguado, era «el tonto útil de la izquierda», mientras Casado era «el único líder que puede mejorar España»? El caso Garrido descalifica tanto al protagonista como al partido que lo ficha. Rivera ya había brillado al captar a Silvia Clemente y hacerla candidata en unas primarias con pucherazo: 82 votos de extranjis sobre los que no se han depurado responsabilidades. Este hombre tiene especial debilidad por el césped del jardín del vecino, que siempre le parece más verde que el propio: Silvia Clemente contra Paco Igea y Joan Mesquida por Fernando Navarro, por citar dos casos que cantaban por sí solos la bondad de la cantera.
Juan Velarde es redactor de Periodista Digital @juanvelarde72