(PD).-Conocida por su sectarismo y radicalidad, Leire Pajín, la nueva número tres del PSOE, ha dado portazo al resto de medios de comunicación para dar exclusividad sus amigos de la Cadena Ser. Ante la indignación de los periodistas, ha charlado durante diez minutos en el programa «A vivir que son dos días» de la radio zapateril. No se ha dignado a atender a ningún otro periódico, radio o televisión. «Nos hemos quedado con la grabadora en la mano», ha informado la COPE, que ha traslado el malestar de los profesionales.
Pajín ha desvelado en la SER que el puesto que abandona (la Secretaría de Estado de Cooperación) es una de las tareas con las que más identificada se siente: «Cerraremos la etapa anterior y comenzaremos la nueva. Estos cinco años en la Secretaría de Estado de Cooperación han sido una de las mejores etapas de mi vida. He llevado una de las parcelas en las que más creo y en las que más cree el presidente del Gobierno. Esté donde esté en el futuro jamás dejaré esta tarea. Mi equipo se ha dejado la piel en construir una política pública como merece este país».
La nueva secretaria de organización del PSOE ha explicado cómo le comunicó Zapatero el nuevo cargo que quería que desempeñara: «Me lo dijo mirándome a los ojos y como siempre que me ha transmitido otras responsabilidades. Me dijo que es el momento de dar un paso adelante, que sigamos abriendo este partido a la sociedad, que debemos ser los ojos y los oídos de una sociedad exigente y ser capaces de interpretar las demandas sociales en cada momento».
EL ROSTRO DEL «CAMBIO»
La nueva secretaria de organización del PSOE, Leire Pajín, -recuerda La Nación– arrastra numerosas irregularidades de cuando estuvo al frente de la Secretaría de Estado de Cooperación: viajaba en el avión del Rey, patrocinaba “obras” contra la Iglesia, se iba a Cuba sin rendir cuentas y favorecía a ONG´s socialistas… La que ella misma presidía, Solidaridad Internacional, fue una de las más beneficiadas ¿Será tan sectaria en la cúpula del PSOE? No hizo falta esperar mucho para confirmar las peores sospechas.