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Vomitivo, repulsivo, nauseabundo, asqueroso. Pueden ponerle el adjetivo que les parezca para definir el elogio y hasta la victimización que ha hecho la bilduetarra Mertxe Aizpurua de la figura del sanguinario Arnaldo Otegi.
Pablo Casado pidió la palabra nada más acabar la intervención de la portavoz de Bildu para dejar bien claro que:
Acabo de escuchar la intervención más nauseabunda que he oído jamás en este hemiciclo. Es intolerable. Por las 850 víctimas del terrorismo que hay en España, por la Constitución, es inaceptable que el presidente del Gobierno hable de un valladar contra la derecha sin acusar a los herederos de ETA de sus crímenes. Es infame.
Y todo esto con una Meritxell Batet, presidenta del Congreso de los Diputados, pidiendo respeto al líder del PP y con un Sánchez entregado a la causa de quienes le tienen que hacer presidente en segunda votación.