En La Retaguardia de este lunes 16 de junio, Eurico Campano analiza con el director de El Catalán, Sergio Fidalgo y el economista Jose Ramón Riera las cada vez menores opciones de Pedro Sánchez para seguir en La Moncloa.
Y es que el ambiente en la sede de la Presidencia del Gobierno se ha transformado estos días en algo más parecido a un búnker que a un palacio. Pedro Sánchez, lejos de mover ficha ante la creciente presión interna y externa, opta por blindarse: reuniones restringidas, mensajes medidos y una estrategia de resistencia que recuerda más a la política de trincheras que a los tiempos gloriosos de Ferraz. El reciente estallido del caso Cerdán ha dejado al PSOE sumido en el desconcierto, con su secretario de Organización, Santos Cerdán, dimitido tras su implicación en una presunta trama de corrupción vinculada a adjudicaciones públicas.
La reacción del presidente ha sido doble: anuncio de una auditoría externa para las cuentas del partido y promesa de una reestructuración profunda de la dirección federal. Sin embargo, ni estas medidas ni la convocatoria urgente del Comité Federal para el 5 de julio han logrado calmar las aguas. La oposición exige elecciones anticipadas, los socios del Gobierno reclaman explicaciones y garantías para no dejar caer la legislatura, y dentro del propio PSOE empiezan a escucharse, cada vez más alto, peticiones de congreso extraordinario e incluso demandas directas para que Sánchez no repita como candidato.
El “runrún” del entierro político
Aunque nadie lo reconoce abiertamente frente a los micrófonos, entre bambalinas se hacen ya listas de posibles relevos y se preparan movimientos discretos para una sucesión controlada. Los críticos internos se envalentonan: “La gente ya no se corta y desde el lunes van a empezar a salir”, advierten con prudencia quienes llevan semanas esperando el momento propicio para saltar al ruedo. Alcaldes socialistas como los de Mérida o Ames han pedido públicamente un congreso extraordinario e incluso han sugerido que Sánchez debería apartarse y no presentarse como candidato en las próximas generales. La situación, dicen, es “irrespirable” y “toca ponerle fin”.
A este clima tóxico contribuye una ciudadanía cada vez más cansada: según datos recientes, el 70% de los españoles reclama elecciones anticipadas, incluidos uno de cada tres votantes socialistas. En paralelo, la mayoría del electorado progresista aún prefiere apurar la legislatura aunque sea sin Presupuestos ni proyectos estrella, ante el temor —nada menor— a una victoria rotunda del PP y Vox si se abren las urnas antes de tiempo. Eso sí, algunos dirigentes ya avisan: si no se logra aprobar los Presupuestos este otoño, “será muy complicado aguantar” hasta 2027.
Entre la resistencia numantina y la descomposición soterrada
El núcleo duro presidencial rechaza categóricamente tanto el anticipo electoral como una moción de confianza o un congreso extraordinario. “Esto afecta al partido, no al Gobierno”, insisten desde Moncloa, mientras subrayan que solo Sánchez decidirá cuándo —y cómo— salta el tablero. Pero ni siquiera esta actitud desafiante logra acallar el ruido: Sumar exige activar ya la comisión de seguimiento del pacto gubernamental; Junts avisa que pedirá explicaciones directamente al presidente; y los socios nacionalistas empiezan a dejar claro que apoyarán solo si hay estabilidad palpable —algo cada vez más difícil de garantizar con el partido sumido en un marasmo interno sin precedentes.
En Ferraz se preparan ya cambios estructurales: el Comité Federal del 5 de julio será clave para comprobar si Sánchez logra retomar el mando o si los críticos aprovechan para forzar una renovación real. La incógnita es total: ¿habrá sucesión ordenada o asistiremos a una guerra fratricida? ¿Se impondrá la resistencia numantina o acabará cediendo ante la evidencia aritmética y política?
Curiosidades y detalles para entendidos
- El caso Cerdán ha reavivado fantasmas pasados: desde los escándalos Koldo hasta las sospechas sobre Begoña Gómez.
- El propio Santos Cerdán ha renunciado a acogerse al aforamiento como diputado, asegurando que demostrará su inocencia ante los tribunales.
- En plena tormenta política, Sánchez suspendió su viaje a Nueva York para intervenir en una conferencia internacional sobre sostenibilidad… justo cuando más falta hacía aire fresco en Moncloa.
- El Comité Federal socialista previsto para noviembre se adelantó a diciembre tras los primeros temblores internos; ahora algunos barones piden otro congreso extraordinario antes del verano.
- En clave parlamentaria, aprobar unos Presupuestos este otoño parece misión casi imposible sin concesiones mayores a Junts o ERC… lo que haría aún más difícil sostener la cohesión interna.
En definitiva, mientras Sánchez resiste atrincherado en su despacho y sus fieles cierran filas —por ahora—, buena parte del socialismo español prepara discretamente lo que podría ser el último acto político del líder que prometió resistirlo todo… incluso a sus propios compañeros. Como diría aquel clásico castizo: “A perro flaco todo son pulgas”. Y hoy por hoy, el PSOE parece tenerlas todas.