A la búlgara.
Y repartiéndose ya los despojos del ‘oso‘ socialista, porque todos dan por muerto a Sánchez.
En el enorme recinto ferial de IFEMA, Madrid, los populares se han dado cita para lo que más parecía una investidura que una simple reelección interna.
Alberto Núñez Feijóo ha sido reelegido presidente del Partido Popular con un apabullante 99,24% de los votos.
Apenas 21 votos en blanco y 18 nulos entre los 2.799 emitidos por los compromisarios han matizado la aclamación general.
El ambiente, según todos los presentes, era el de un partido convencido de que su líder no solo mantendrá las riendas internas, sino que está listo para “descerrajar” las puertas de la Moncloa en la próxima cita electoral.
Nada más subir al estrado, Feijóo se desmarcó del pasado reciente del PP, recordando que si en 2022 la urgencia era recomponer una formación fracturada, hoy el reto es reconstruir España.
El gallego no se anduvo con rodeos: “No convocamos este Congreso para el PP. Lo convocamos para la nación”, proclamó entre aplausos. Y lo hizo con ese tono suyo de presidente que ya se siente de cuerpo presente, aunque Sánchez siga firmando decretos en Moncloa.
El “manual de decencia” como bandera frente a la “decadencia” sanchista
Uno de los platos fuertes del discurso fue la presentación de un auténtico “manual de decencia”. Feijóo no solo prometió un proyecto nacional respetuoso con la diversidad —que no dispersión— sino asentado en la igualdad y la dignidad institucional. El PP, aseguró, no está dispuesto a ser “lo que nuestros adversarios quieren que seamos”, subrayando su negativa rotunda a negociar sobre la unidad de España: “Conmigo España no está en venta. Nunca estará en venta. Cueste lo que cueste”, remató ante una ovación cerrada.
El mensaje era claro: frente a lo que califica como “decadencia y división” impulsadas por Pedro Sánchez y salpicadas por los casos de corrupción socialista, Feijóo ofrece centralidad y limpieza ética. La referencia a Adolfo Suárez y su célebre “puedo prometer y prometo” fue recibida como una declaración de intenciones: cumplir la palabra dada, algo que Feijóo considera escaso en el panorama político actual.
Los diez compromisos para reconquistar La Moncloa
El congreso ha servido también para fijar hoja de ruta. Feijóo desplegó diez compromisos con los que pretende abrir al PP las puertas del Gobierno:
- Recuperar la confianza institucional.
- Blindar la unidad territorial.
- Impulsar reformas económicas profundas.
- Garantizar el Estado del bienestar.
- Mejorar la calidad democrática.
- Reforzar el sistema educativo.
- Promover políticas activas de empleo.
- Incrementar la transparencia administrativa.
- Defender el papel internacional de España.
- Apostar por una justicia independiente.
El líder popular insistió en que estos compromisos son “palabra dada” y serán “palabra cumplida”, guiño directo a quienes desconfían ya no solo del adversario político sino hasta del contrato electoral.
Renovación interna y gestos estratégicos
La puesta al día no fue solo programática. El nuevo equipo dirigente incorpora como secretario general a Miguel Tellado, relevando a Cuca Gamarra y marcando el inicio de un ciclo donde Feijóo quiere evitar equilibrios endebles o cuotas territoriales forzadas. El mensaje es de concentración en torno al líder y eliminación de disputas internas.
Uno de los momentos más comentados fue el gran aplauso dedicado a Cayetana Álvarez de Toledo por su entrada en el Comité Ejecutivo Nacional. El gesto es relevante: Álvarez de Toledo representa ese sector crítico —pero mediático— capaz de atraer voto urbano y liberal desencantado con otras opciones. Una especie rara en Génova, pero útil cuando las mayorías absolutas parecen tan difíciles como ver nevar en agosto.
Un partido lanzado a por el centro (y hasta el centroizquierda)
La sensación dominante era la de “modo electoral encendido”: el PP sale del cónclave dispuesto a lanzar una OPA hostil incluso sobre antiguos caladeros socialistas. La transferencia sostenida del voto socialista al PP es uno de los datos más repetidos estos días, con fuentes internas asegurando que ya hay electores progresistas cansados “de los experimentos sanchistas” buscando refugio bajo el paraguas popular.
Feijóo ha pedido volver a rozar los diez millones de votos —el techo histórico alcanzado por Aznar— como única vía para evitar pactos incómodos o concesiones forzadas a formaciones nacionalistas o regionalistas.
Puigdemont vetado: línea roja innegociable
Por si quedaban dudas sobre posibles cesiones al independentismo catalán, Feijóo fue tajante: ni negociaciones ni apaños con Carles Puigdemont ni sus aliados. El compromiso con la unidad nacional es absoluto y así se verbalizó reiteradamente durante el Congreso.
“No vamos a ser nunca lo que nuestros adversarios quieren que seamos […] No negociamos ni vamos a negociar la unidad de los españoles.” — Alberto Núñez Feijóo
Curiosidades, anécdotas y datos llamativos
- El apoyo obtenido (99,24%) supera incluso al logrado hace tres años (98,35%), consolidando un liderazgo interno sin fisuras ni alternativas visibles.
- Solo 21 compromisarios votaron en blanco y hubo 18 votos nulos: una disidencia tan anecdótica como las lluvias estivales madrileñas.
- La ovación más cálida fue para Cayetana Álvarez de Toledo; no hay Congreso popular sin sorpresas protocolarias.
- La cita se celebró bajo estricta planificación horaria: Ifema parece tener más disciplina horaria que muchos gobiernos autonómicos.
- En tono humorístico (y muy gallego), algunos asistentes bromeaban sobre si Feijóo trae debajo del brazo llaves nuevas para La Moncloa… o directamente un cerrajero.
Mientras tanto, Pedro Sánchez sigue ocupando el despacho presidencial, pero en Génova ya dan por descontado que será por poco tiempo. Si algo ha quedado claro tras este Congreso es que Feijóo está preparado —y su partido también— para entrar por fin en La Moncloa… esta vez por la puerta grande.