Finalizado el ciclo electoral, llega el momento de los pactos. En cinco comunidades autónomas y en el 30% de las capitales de provincia la derecha puede hacerse con el ejecutivo si alcanza acuerdos entre sí.
Repetimos: si alcanza acuerdos. Porque de no hacerlo, la izquierda continuará en el poder o lo alcanzará por primera vez. Conviene, alcanzado el presente momento, aperarse de la mentalidad Borgen -la mentalidad de la conspiración constante y la búsqueda del súbito golpe de efecto- para pensar desde el sentido común.
Vox es una formación que ha irrumpido con fuerza en el mapa electoral. Quizás no haya cumplido las expectativas que sus propios dirigentes generaron, pero lo cierto es que tiene capacidad para cerrar pactos en siete comunidades e infinidad de ayuntamientos.
Si bien es cierto que la actitud de Ciudadanos hacia el partido de Abascal resulta bastante enervante, tampoco puede Vox asumir las maneras de ‘ofendiditos’ que ellos con anterioridad han criticado de otros.
Es compresible que traten de maximizar su posición en estos primeros pasos de las negociaciones, pero hay fórmulas para llegar a acuerdos programáticos de legislatura -que es lo verdaderamente importante- aunque Ciudadanos no quiera sentarse en la misma mesa con Vox.
De perseverar en esta actitud, muchos de sus votantes se sentirían defraudados y tomarían buena nota.
En cuanto a Ciudadanos, son muy fuertes las presiones que está comenzando a recibir desde Europa -fundamentalmente, Macron y los grandes poderes económicos- para que pacte con el PSOE el Gobierno de la nación y varias comunidades. En los próximos días estas presiones irán a más.
Si Rivera pasa de liderar la oposición a Sánchez a mantenerlo cuatro años en el poder, ello a la larga supondrá el final de las opciones serias para su proyecto político. Rivera sería vicepresidente y luego Arrimadas pasaría a liderar lo que quedase de Ciudadanos, lo cual, por otro lado, beneficiaría al PP para recuperar su posición hegemónica dentro del centroderecha.
Otro tanto se podría decir ahora a Rivera de lo que antes señalábamos de Vox; muchos de sus votantes no entenderían ni olvidarían este cambio de rumbo.