Podemos propone la intervención del Estado en el mercado de los alimentos para topar los precios de la canasta básica

Echenique saca su cara real en TVE: esta es la ‘receta chavista’ con la que quiere meter mano a la comida

El portavoz de Podemos defendió la polémica medida económica a pesar de los nefastos resultados registrados en Venezuela

Pablo Echenique mostró su verdadero rostro en TVE.

Durante su intervención en ‘La hora de la 1’, el portavoz de Podemos en el Congreso de los Diputados defendió una intervención del Estado en el mercado de los alimentos. Una medida que, además de populista, ofrece importantes riesgos de desabastecimiento, así como de inflación sumergida y escasez a medio-largo plazo.

“El objetivo es fijar un precio máximo a una cesta básica de alimentos. Proponemos que los precios máximos sean aquellos que habían el 20 de febrero de 2022, el día que empezó la guerra de Ucrania y que eso vaya complementado con un paquete de ayudas directas a los pequeños comercios”, indicó.

Además de que se olvida del impacto que tendría la medida entre los productores (que podrán pasar a producir en pérdidas), Echenique tampoco cuenta que la intervención en el sector de los alimentos desencadenó en la colosal crisis humanitaria que sacude a países como Venezuela, donde sus ciudadanos llegaban a hacer colas de horas para poder comprar algunos rollos de papel de baño.

Al ser incapaces de controlar la inflación, desde Podemos apuestan por la medida estrella de la extrema izquierda: la intervención del Estado. Se trata de justamente la ‘receta’ que el chavismo aplicó para intentar frenar el incremento de los precios y que solo sirvió para destrozar el sistema productivo del país.

Es importante recordar que, así como propone Echenique, Hugo Chávez también buscó acabar con la inflación a través de la intervención de los precios de un gran número de alimentos y productos básicos. Como advirtieron los economistas, el desabastecimiento llegó al poco tiempo.

El exdictador venezolano consideró que se trataba de una especie de venganza por parte de los empresarios y productores, por lo que fue un paso más allá y ordenó las famosas expropiaciones de tierras y explotaciones agrícolas y ganaderas. Simultáneamente, lanzó su propia cadena de supermercados (minoristas y mayoristas).

El remedio fue peor que la enfermedad. Lejos de garantizar el buen funcionamiento de la cadena de producción y la “soberanía alimentaria”, el régimen de Chávez solo logró una dependencia vital de las importaciones de alimentos. Un mercado que, evidentemente, era controlado por la dictadura bolivariana y se acabó convirtiendo en uno de los focos más grandes de la corrupción bolivariana.

Basta un simple ejercicio de memoria para recordar que Chávez inauguró en 2003 su gran proyecto de planificación alimentaria mediante la creación de una amplia red de tiendas estatales y la redistribución de tierras y créditos estatales entre los campesinos y ganaderos del país para abastecer a los «mercados populares». Solo 10 años después, se anunciaba oficialmente la peor crisis económica del país latinoamericano, donde se vivió una aguda recesión económica (una de las más largas en la historia económica del país) y dos años de hiperinflación.

El plan para España

La formación que dirige la ministra de Derechos Sociales, Ione Belarra, exigió intervenir el mercado de la alimentación y fijar precios máximos para determinados productos básicos. A pesar de la comprometida situación económica de España, el partido de extrema izquierda también promete un subsidio de entre 700 y 1.400 euros al mes para garantizar un suelo de ingresos a la ciudadanía.

Por el momento, la dirección de Belarra no aclara si la propuesta, que nace del partido (no del grupo parlamentario, donde también están IU y los comunes), se tramitaría a través del Consejo de Ministros o mediante una iniciativa en el Congreso, algo que deberá negociar con el ala socialista del Gobierno y dentro de su propio espacio, que coordina Díaz.

 

Pasión por la expropiación

Echenique, que compara la intervención en el sector de los alimentos con la decisión de fijar el precio de las mascarillas durante la pandemia del COVID-19, fue quien justamente promovió la idea de aprovechar la crisis sanitaria para expropiar a las empresas privadas.

En un tuit que publicó el 13 de marzo de 2020 (y que posteriormente borró), Echenique escribió el número “128.2”, lo que es una referencia al artículo de la Constitución con esa numeración, que Podemos ha reivindicado en numerosas ocasiones como uno de los más importantes de la Carta Magna.

Un artículo que reconoce la legitimidad de la acción pública en la economía, incluso la intervención de empresas, si así lo requiere el interés general. De hecho, en su punto uno señala que «toda la riqueza del país en sus distintas formas y sea cual fuere su titularidad está subordinada al interés general».

Y a continuación, en un segundo punto, afirma que «se reconoce la iniciativa pública en la actividad económica». «Mediante ley se podrá reservar al sector público recursos o servicios esenciales, especialmente en caso de monopolio, y asimismo acordar la intervención de empresas cuando así lo exigiere el interés general», prosigue.

De esta manera, Echenique, amparado en la Constitución, ha sacado su lado más extremista y el más cercano a los postulados chavistas, esos que permiten nacionalizar y expropiar a las empresas.

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Autor

José Antonio Puglisi

Periodista italovenezolano especializado en economía y periodismo de investigación.

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