Francisco Muro de Iscar – Eyaculación precoz política


MADRID, 7 (OTR/PRESS)

«Si tu vida sexual funciona, lo demás no importa». Con ese mensaje en sus anuncios, una clínica española está inundando las radios y las portadas de los periódicos y seguro que en internet también tiene su espacio. Se están gastando una pasta y como no creo que sean Cáritas ni lo hagan para paliar la caída de anunciantes en los medios, hay que suponer que recuperan más de lo que gastan o, lo que es lo mismo, que en este país, contra lo que se larga, hay mucho eyaculador precoz y mucha mujer insatisfecha, dicho sea sin ánimo de molestar ni a ellos ni a ellas. También es cierto que, aunque a nadie le amarga un dulce, dudo que los cuatro millones de parados que tenemos estén más preocupados de su vida sexual que de encontrar un empleo.

Precisamente ayer se anunciaba a bombo y platillo la llegada a España del primer fármaco específico para la eyaculación precoz que puede ser un problema en la cuenta de resultados de la clínica de referencia y un salvavidas para el laboratorio que lo comercializa. Después de la viagra, el priligy, el nombre comercial del fármaco, puede ser la sensación de la temporada y hay quien tendrá que tomarse un priligy -un nombre bastante cursi, por cierto- y luego la viagra. O al revés, que no tengo ni idea cuál debe preceder al otro y sin son compatibles o no.

¿Y no pueden inventar un priligy para los políticos? Tal vez si estuviera en el mercado, algunos políticos, como Camps, se evitarían decir eso de que «quedan uno o dos escaloncitos y toda esa cuestión absurda habrá pasado». Los últimos datos del caso apuntan más en la dirección del gatillazo que en la de la satisfacción. Lo malo no es tenerlo, sino negarse a reconocer que lo ha tenido.

La eyaculación precoz debe ser muy elevada en España, pero en política más. Muchos políticos, especialmente cuando llegan al poder, cantan a destiempo, prometen y no cumplen, alardean, pero ocultan un problema: la llama se apaga demasiado deprisa. Sucede con casi todos los presidentes de Gobierno, con la mayor parte de los ministros e, incluso, con algunos fundadores de nuevos partidos. Son como el descorche de una botella de champán sin burbujas. Aparentan, pero no dan. Lamentablemente, quienes sufren son los ciudadanos y no los políticos, porque ninguno padece angustia ni pierde autoestima ni sufre ansiedad, como dicen que soportan los eyaculadores precoces. Y no sólo en política. Hay que esperar que el nuevo Real Madrid del emperador Florentino no padezca el problema. En los preliminares todo parece maravilloso. Ya veremos cuando llegue la hora de la verdad. Por si acaso, que se mediquen.

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