EL GOBIERNO SOCIALISTA, SUS AMIGOS, SOCIOS Y COMPINCHES

¿Dónde están García-Page y el resto de barones del PSOE?… En la farmacia, haciendo cola para comprar vaselina

A quién mas le va a doler el trasero es a Emiliano García-Page, pero no es el único.

No hace ni tres semanas que el presidente socialista de Castilla-La Mancha bromeaba sobre la la negociación del PSOE con ERC, para que los independentistas catalanes votasen a favor la investidura de Pedro Sánchez como presidente del Gobierno de España:

«Yo para Reyes lo que no quiero, como no creo que quiera ningún español y española es vaselina. Queremos tener unos buenos Reyes, un buen 2020 y tener la conciencia tranquila».

Puede que el bocazas de García-Page no tenga cargo de conciencia este Año Nuevo, pero si no quiere pasarlo muy mal y pretende seguir sentándose, ya puede ir pidiendo a los Reyes Magos toneladas de vaselina, porque tanto a él, como al resto de los barones del PSOE -y a los españoles en general- les han dado y les van a seguir dando por detrás y a fondo.

Sánchez, el jefe de García Page y demás dirigentes socialistas, no sólo ha claudicado al chantaje de ERC, sino que de paso ha cedido ante las exigencias ‘nacionales‘ del PNV.

El que viene, será el primer Gobierno social-comunista en España desde la II República y, pese al cúmulo de generalidades de ‘buenismo progre‘, que este 30 de diciembre de 2019 soltaron a puerta cerrada Sánchez y su amigo Pablo Iglesias, lo que viene es ruina, revanchismo, cesiones a los periféricos, demagogia barata, incompetencia y subidas de impuestos, impulsadas por personajes que nunca han trabajado y que no saben lo que es una empresa, porque siempre han vivido chupando de la teta de la subvención pública.

Produce risa ver a Podemos, supuestamente nació como reacción al bipartidismo clásico y alternativa al socialismo trasnochado, convertido en un partido de chalets en la sierra, irregularidades laborales, pufos al fisco, corrupción interna y sometido a una pareja –Pablo Iglesias e Irene Montero-, que actúa como los viejos matrimonios que mandaban en los aparatos comunistas de países como la Rumanía de los Ceaucescu.

En cualquier caso, peor y más preocupante para España es la deriva del PSOE, convertido por voluntad propia en rehén del separatismo y con dirigentes tan proclives a claudicar para seguir en el sillón, que dan atribuciones ‘nacionales‘ a cualquier mamarracho que lo demande, si tiene un diputado que sumar a la lista que necesita Sánchez, para seguir durmiendo en el colchón que mandó a toda prisa comprar, cuando sacó adelante su moción de censura contra Mariano Rajoy, ayudado por proetarras, separatistas y zarrapastrosos.

Este 30 de diciembre de 2019 pasará a la historia del PSOE como la fecha en la que se consumó, después de innumerables pasos intermedios y de multitud de negaciones y descalificaciones hacia quienes lo denunciaban, la decisión de la izquierda de unir su destino a la izquierda radical que representa Podemos y que llegará al Gobierno con Pablo Iglesias como vicepresidente.

Pero no solo se unen al destino de Podemos: también al nacionalismo vasco en versión PNV, a su facción sectaria independentista que es Bildu, habilitado ya como potencial colaborador del futuro Ejecutivo, y próximamente al independentismo catalán que representa ERC.

Todo ello con acuerdos firmados que contemplan cambios drásticos en la estructura territorial del Estado. Sin ir más lejos, ninguno de los socios de Sánchez respeta el principio de que la soberanía nacional reside en el conjunto del pueblo español.

Hace cuatro años, en un Comité Federal del PSOE, donde alzaron mucho la voz García-Page y todos esos barones que hacen a esta hora cola ante la farmacia, angustiados por la posibilidad de que se agoten las reservas de vaselina, aprobó lo siguiente:

«La autodeterminación, el separatismo y las consultas que buscan el enfrentamiento sólo traerán mayor fractura a una sociedad ya de por sí divida. Son innegociables para el Partido Socialista y la renuncia a esos planteamientos es una condición indispensable para que el PSOE inicie un diálogo con el resto de formaciones políticas».

Fue un 28 de diciembre de 2015, aunque parezca que fue hace décadas. A estas horas, el recuerdo de aquel día y lo que decían los del PSOE parece una sangrienta inocentada.

Que se pongan todos mucha crema en el pandero, justo donde nunca brilla el sol, porque van a quedar muy escocidos.

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