Este Ejecutivo sociocomunista ha demostrado tal impericia que hasta los turcos han tratado de chulearnos lo que era nuestro como una partida de respiradores

Amancio Ortega ‘for president’ y Pedro Sánchez y su cuadrilla al banquillo

Amancio Ortega 'for president' y Pedro Sánchez y su cuadrilla al banquillo
Amancio Ortega y Pablo Isla (INDITEX). PD

Si en este país llamado España, atribulado por el coronavirus, con más de 12.000 muertos y la economia en pedazos, hubiera de verdad sentido común, tendríamos que hacer ya presidente a Amancio Ortega y sustituir en el Consejo de Ministros a los 22 ineptos que aplauden a Pedro Sánchez y colocar ahi -como gestores- a Pablo Isla y su eficaz equipo de Inditex.

Es de cajón. Uno puede discutir si juzgar por negligencia criminal a Sánchez, Iglesias, Calvo, Illa y el resto es urgente, pero parece indiscutible que no hay en estos momentos en el Planeta Tierra muchos gestores, especialistas en logística y organización, que los que fueron capaces de traer a España, en dos días, un avion con suministros sanitarios desde China, mientras la autoridad competente compraba test chungos o se dejaba arrebatar respiradores en Turquía.

La lealtad institucional y el sentido de Estado no son incompatibles con la crítica al Gobierno y con las libertades de prensa, aunque los periodistas de la ‘Brunete Pedrete’ no se hayan enterado.

Amancio Ortega, por trayectoria y personalidad, es el timonel que España necesita en estos trágicos momentos.

Un hombre tremedamente inteligente que, desde el más humilde de los orígenes, tuvo una idea, la desarrolló con tenacidad, se rodeó de los mejores profesionales, construyó un imperio comercial que abarca los cinco continentes, generando miles y miles y miles de empleos en España y en el extranjero..

Un tipo ejemplar, para vergüenza de los Pablo Iglesias, Monedero, Wyoming, Bardem y compañía, que es el primer contribuyente del país y que, con toda la discreción y el pudor imaginables, dedica parte de su inmenso patrimonio a ayudar a los demás, mediante donaciones que salvan vidas y ahorran sufrimiento.

Sabemos que esta propuesta es un brindis al sol y cabe hasta la posibilidad de que los miserables de siempre, los zarrapastrosos de plantilla, critiquen incluso que se le de a Amancio el Premio Príncipe de Asturias, pero ahí lo dejamos.

LOS CUATRO GRANDES ERRORES DEL GOBIERNO DE PEDRO SÁNCHEZ

Precisamente de haber tenido a Amancio Ortega y a Pablo Isla al frente de la gestión de esta crisis (o de cualquier otra) se hubiese evitado precisamente lo que el 75% de los ciudadanos, según una encuesta que este 5 de abril de 2020 saca ‘El Español’, considera los cuatro grandes errores de bulto cometidos por el Gobierno socialcomunista a la hora de encarar la pandemia.

  1. La falta de previsión en compra de material sanitario. Desde el 30 de enero de 2020 el Ejecutivo de Pedro Sánchez sabía de la recomendación de pertrecharse de todo tipo de equipamiento y material sanitario para luchar contra el coronavirus. Sin embargo, se desoyeron todos los avisos lanzados desde la OMS y también desde la Unión Europea. Cuando se ha querido comprar mascarillas, guantes o respiradores, ya estaba todo el mundo arrasando y hasta pirateando en los mercados.
  2. La autorización de todo tipo de concentraciones. Lo que importaba era la imagen de las ‘feministras’ detrás de la pancarta jaleando el 8-M, aunque alguna ya sabía lo que se estaba jugando y por eso optó por protegerse con guantes y tocar lo menos posible la pancarta y a sus compañeras de soflamas. Siempre hay quien trata de desviar la atención hablando de que ese fin de semana se celebró el acto de VOX, hubo partidos de fútbol, de baloncesto, etcétera. De haberse prohibido el 8-M, se hubiesen cancelado los otros eventos, lógicamente.
  3. El retraso en decretar el estado de alarma. El 9 de marzo de 2020, por la tarde, Isabel Díaz Ayuso procedía a anunciar el cierre de toda actividad académica, desde universidades a guarderías y empezó a exigir del Gobierno medidas más estrictas. No fue hasta el 13 de marzo de 2020 por la noche cuando Sánchez anuncia un estado de alarma cuyas medidas concretó 24 horas después.
  4. La tardanza en cerrar fronteras. Durante varios días, decretado ya el estado de alarma, siguieron entrando y saliendo de España aviones, trenes, coches sin control. Al final fueron otros países los que cancelaron viajes a España y desde nuestro país para que por fin el Ejecutivo se diese cuenta de que no podía tener las terminales atestadas de viajeros y fronteras que eran una verdadera romería.

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Autor

Juan Velarde

Delegado de la filial de Periodista Digital en el Archipiélago, Canarias8. Actualmente es redactor en Madrid en Periodista Digital.

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