Manuel del Rosal: «La mutación del covid-19: su horario de contagio se ha reducido de 00 a 6»

Manuel del Rosal: "La mutación del covid-19: su horario de contagio se ha reducido de 00 a 6"

Según se desprende del horario en el que nos tendrán confinados, parece como que el pendejo del covid-19, ha decidió contagiar solo entre 12 de la noche y 6 de la mañana porque su turno de trabajo es ahora nocturno.

Hay dos pandemias, la sanitaria y la económica. Todos están de acuerdo en que, si no se ataja la sanitaria, no se podrá hacer frente a la económica. Luego es prioritario solucionar definitivamente la sanitaria para, una vez liberados de ella, solucionar la económica. Sin embargo, las medidas hasta ahora tomadas huelen a priorizar la economía a la sanidad.

Nuestros políticos desconocen el proverbio “No esperes lo imposible ni retrases lo inevitable”. Nuestro presidente, al frente de la política que se ejerce en este país de nuestros pecados, acaba de imponer un estado de alarma durante seis meses. Yo, en mi ingenuidad, creí que del otro estado de alarma habíamos salido “más fuertes” y que España viviría una “nueva normalidad” en la que los ciudadanos dispondríamos de más garantías frente a esta pandemia y de más libertad. No ha sido así. No solo no hemos salido más fuertes ni mucho menos hemos “doblado la curva”, esa curva maldita que no se doblega; sino que seguimos siendo engañados por los señores responsables de la gestión sanitaria, tanto los del gobierno central con Sánchez al frente de las mentiras, como los de los gobiernos autonómicos. Y si la pandemia sanitaria y la que se avecina económica son letales, no se queda atrás esta pandemia de información manipulada, de mentiras y de acusaciones a los ciudadanos haciéndonos responsables cuando los únicos responsables primeros y últimos son los políticos que nos han tocado en estos tiempos del cometa y de las incertidumbres. Señores políticos y al frente de ellos nuestro presidente, no nos demonicen más a los ciudadanos cuando la inmensa mayoría de nosotros cumplimos de principio a fin las normas establecidas, tan solo una minoría de imbéciles que no acudieron a recoger su cerebro cuando les llamaron al poco de nacer y por eso carecen de él, se saltan estúpidamente las normas. A ver si de una puñetera vez ustedes señores políticos tienen la gallardía de asumir sus responsabilidades en vez de echárnoslas encima a nosotros los ciudadanos que somos los que sufrimos la pandemia… y su ineptitud. Y en estas llega el “nuevo estado de alarma” que de estado puede que tenga algo, pero de alarma no tiene nada. Y al igual que el anterior estado de alarma, este se está construyendo sobre un cenagal de mentiras, sobre una inmensa letrina de falsedades varias y de datos manipulados por este gobierno cuya única preocupación es mantenerse en el poder.

Este nuevo estado de alarma descafeinado permite a los ciudadanos campar a sus anchas hasta la llegada de las 11 o las 12 de la noche y hasta las 6 o las 7 de la mañana, tiempo durante el cual todo el mundo que no sea imprescindible por las características de su trabajo se ha de meter en la cama y quedarse dormido mientras lee un libro. ¿Cabe mayor estupidez? ¡Pero si ese espacio de tiempo es en el que menos actividad desarrollamos los ciudadanos! ¡En el que menos movilidad desarrollamos! Encerrados de 24 a 6 y el resto del día hacinados en el metro, en las cafeterías, en los autobuses, en los centros comerciales; los niños y jóvenes a las escuelas… ¡como si el coronavirus hubiera mutado y su horario de trabajo solo fuera nocturno contagiando tan solo en la franja horaria comprendida entre las 00 y las 6 permaneciendo quieto el resto del día! ¡como si este virus se hubiera vuelto voluntariamente inofensivo de 6 de la mañana a 12 de la noche para permitir que nuestra economía no se detenga!

Más arriba he señalado que estas medidas están pensadas para atajar la hecatombe económica que se avecina aún a costa de contagios y vidas, olvidando que lo prioritario es vencer a la pandemia y que lo demás se nos dará por añadidura. Si no vencemos la pandemia poco o nada podremos hacer por la economía; todo lo que sea olvidar este principio fundamental, todo lo que sea esperar un imposible y retrasar lo inevitable es un error mayúsculo. La espera sin fundamento de que una vacuna llegará como regalo de los Reyes Magos, dará como resultado que, al querer salvar la economía a costa de no coger por los cuernos la pandemia, a costa de miles de contagios y muertes añadidas a las que ya tiene el gobierno sobre la mesa; ni salvaremos la economía, ni venceremos de la pandemia.

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