OPINIÓN

Victor Entrialgo De Castro: «La falta de autenticidad»

Victor Entrialgo De Castro: "La falta de autenticidad"

Por ser la cualidad que más valoro, yo, que puedo llegar a entenderme con cualquier persona, -incluso las que piensan como yo-, debo confesar que si me repelen el «Pêtimetre de Gobierno» y la vicecomunista «prét a porter» que gobiernan hoy este país que duerme la siesta es, -precisamente-, porque son la encarnación misma de la falta de autenticidad.

Por encima de «trepas», su «segunda cualidad» más importante, en la que han mostrado extrema destreza a lo largo del tiempo, Sanchez y Diaz son esencialmente falsos. La falsedad mentirosa compulsiva de la soberbia compite diariamente en los telediarios, con la falsedad de la sonrisa permanente que frunce el ceño y cierra las patas de gallo para no importa de qué esté hablando. Todo bajo el manto aparente de la posesión de unas capacidades que no se tienen y de unos actos de gobierno que o son alimento del clientelismo o son sustituidos por vana palabrería: «Estamos acelerando, estamos preparando, estamos estudiando, estamos valorando….estamos, estamos y estamos. En realidad es lo único que queremos y nos proponemos, estar. Y seguir estando, sin un ápice de legitimidad y con el rechazo visceral de una mayoría de españoles exceptuando los que viven parasitando en los agujeros de la misma Nación que pretenden dividir y del propio sistema constitucional que pretenden destruir.

En cuanto individuos podría tomar una caña con cualquiera. Pero dejando el drama individual, no hay virus social más importante en este país ni secuelas más importantes que las que van a dejar Sanchez y Yolanda Diaz. Y no se trata de una metáfora.

Las mentiras, ocurrencias y desvaríos,  que han seguido a la usurpación del «Pêtimetre del Gobierno» y «su vicecomunista «prét a porter», están provocando daños concretos en la salud misma de los españoles.

Los daños que produce la represión del hartazgo de la Nación para no desesperarse, el sufrimiento por estar sometidos a un gobierno que, apoyado en golpes de estado, comunistas y separatistas es, desde su origen, fundamentalmente ilegítimo, los innumerables abusos de poder o las violaciones constitucionales y, a mayor abundamiento, el incalificable envilecimiento de un país que había vencido a sus fantasmas, son daños perfectamente acreditables y el día que cese la retroalimentación manifiesta del Gobierno con algunos medios y el Poder Judicial sea realmente independiente, podrán ser, además de incontestables, cuantificables.

Salvo en su lucha diaria por sobrevivir a un gobierno que piensa que cuanto peor mejor, resulta difícil entender cómo éste país, olvidado de su dignidad,  puede mantener en el gobierno a un presidente y una vicepresidente carentes no sólo de credibilidad sino, lo que es peor, de la más mínima autenticidad.

Víctor Entrialgo

 

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