De carne y hueso, pues no es un espejismo,
El Sánchez un nuevo Ministro ha puesto
En su Gobierno, con tal de a sí mismo
Repetirse, a lo que siempre está dispuesto,
Porque sin tiempo ya para mentir tanto,
Necesitaba un doble, a lo que, presto,
Ha dado solución con un nuevo canto
A la mentira en boca de un tal Bolaños,
Quien ayer dijo no y hoy sí a cuanto
Atañe a remediar los muchos daños,
Con tanta demora en renovar los órganos
Del Poder Judicial demasiados años;
De la discordia hundidos en los sótanos,
Los miembros y miembras de este Poder,
Se remueven inquietos en sus sarcófagos,
A la espera de otro amanecer,
En el que Gobierno y Oposición
Se vayan a su casa y dejen ya de joder;
Siendo a todas luces que baila al son
De su amo, ha hecho acto de presencia,
Luciendo en su pecho otro blasón:
El de Ministro de la Presidencia,
-pues, por si éramos pocos, parió la abuela-,
Oyéndose el … ¡santo Dios, qué penitencia!,
Al ver que de nuevo hay aún más tela
Que cortar, con un presidente falaz,
Y un Ministro que le enciende una vela
Como a un santo, pues, siendo capaz
De pervertir la verdad, diga lo que diga
La gente, de frente y sin disfraz,
Por repetir su imagen, -la barriga
A tope y el seso firme y lenguaraz
Teniendo-, … por eso de ¡nobleza obliga!,
Se ha visto en el Gobierno … ¡de capataz!.