Bokabulario

Memoria histórica: dos palabras, una gran mentira

Uno creía que la memoria y la historia eran categorías distintas; la primera individual, subjetiva y falible, mientras que la segunda se definía por su carácter colectivo, objetivo y neutral. La izquierda y los nacionalistas han unido ambas en un oxímoron: memoria histórica.

Se trata de depurar y reinterpretar los hechos históricos para convertirlos en elementos legitimadores de una determinada política.

Ahora mismo en las enseñanzas medias hay una versión sesgada a favor del bando republicano. Quieren ganar la Guerra los que la perdieron.

Así, la reconciliación consiste en que se levanten monolitos a los muertos de un solo bando de la guerra civil o el Bobo Solemne usa a su abuelito para tratar de tapar la boca a las víctimas de ETA.

La semana pesada esa banda de chulos de discoteca que es Esquerra Republicana de Cataluña , junto con Eusko Alkartasuna, han hecho aprobar una declaración del Congreso de los Diputados sobre el 23-F que diluye el papel de la Corona y aumenta el de los partidos políticos. Por fortuna, muchos aún nos acordamos de la verdad y no nos pueden engañar.

En la posguerra, los arribistas de entonces presumían de haber tomado café con José Antonio Primo de Rivera; ahora, los de Esquerra tratan de inventarse un pasado heroico, que oculte sus huidas y sus cobardías de esa noche… y otros asuntos.

Los esquerristas insisten en la cesión del castillo militar de Montjuic al Ayuntamiento de Barcelona. El argumento principal es la memoria histórica de la ciudad: en ese castillo se fusiló a Lluis Companys, una pieza imprescindible en la mitología catalanista.

Los nacionalistas, tanto de ERC, como del PSC, pretenden que la memoria sentimental del Companys fusilado por los franquistas oculte que ése fue en 1934 un golpista y un traidor, destacado entre los responsables de la guerra civil. También desaparecen los miles de catalanes asesinados por el Frente Popular entre 1936 y 1939, época en que Companys presidía la Generalidad.

En esta mascarada no podían faltar los comunistas, expertos en manipulaciones y mentiras, que quieren presentarse como defensores de la libertad.

Por cierto, ¿por qué la izquierda y los separatistas quieren hacer justicia a los muertos de hace 70 años –y quizás habría que investigar por qué se mato a algunos de ellos- a la vez que preparan el olvido a las víctimas de ETA, que son contemporáneas a nosotros? Contradictorio, ¿no?

Y así seguimos anclados en los años 30.

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Autor

Pedro F. Barbadillo

Es un intelectual que desde siempre ha querido formar parte del mundo de la comunicación y a él ha dedicado su vida profesional y parte de su vida privada.

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