Os pido que leáis esta entrevista a la viuda de un asesinado por ETA. Los funcionarios y los políticos a los que hemos entregado nuestras vidas y haciendas nos tratan a patadas.
La doctrina católica sostiene que la caridad va de los más cercanos a los más lejanos. Gran verdad. ¿Qué podemos pensar de quien pide dinero para Haití y sin embargo ordena el despido de empleados de una empresa que está ganando dinero? ¿O de quienes buscan justicia para supuestos crímenes cometidos hace más de 70 años pero no la quieren para otros asesinatos realizados hace poco más de 20? Compasión con quienes no están junto a ti, pero desprecio a quienes se cruzan contigo por la calle.
Esta entrevista a Ramona Garrido, viuda de José María Félix Latiegui, asesinado por ETA en 1981, nos muestra no sólo a los asesinos de ETA, a los que ya conocemos muy bien, sino a unos funcionarios (jueces y fiscales) y políticos que pisotean el dolor de aquellas personas a las que sólo recurren para sacarles votos y dinero.
Simplemente soy una de tantas viudas en España que reclamamos que los asesinos de nuestros maridos sean juzgados. No pedimos otra cosa que justicia. Nunca renunciaré a que el asesino de mi marido, Zurutuza, acabe sentado en el banquillo. Lo hacemos ahora porque pensamos que hay a quien no le interesa que el criminal sea juzgado en este momento.
Quiero saber por qué nos han tratado como si fuéramos una porquería. Nos han tratado mal, nos han dado golpecitos en la espalda, ignorándonos, mareándonos de un sitio a otro. Nos dicen que nos tenemos que conformar, que ya está siendo juzgado por otra cosa.
Creo que las dos juezas ni se molestaron en leer el sumario. Desconocían que luché para que lo trajeran desde Francia porque no había prescrito. Son muchas las preguntas que quedan en el aire. ¿Alguien les mandó que tenía que ser así? Es algo que nunca podré conocer. Me gustaría saber qué ha pasado en estos tres años y por qué el juez Gómez Bermúdez, el pasado 24 de noviembre, nos dijo que no teníamos ninguna posibilidad de ganar porque estaba prescrito. Mi irritación y desasosiego vienen desde entonces. ¿Por qué antes no y ahora sí? Nadie me ha dado ninguna explicación sobre el tema.
Gómez Bermúdez me puso por ejemplo, en la conversación del 24 de noviembre, de las víctimas que no tenían más que la defunción de su marido y que no se había investigado porque no interesaba en aquel momento. En nuestro caso nos llegó a asegurar que no interesó en su día investigar más sobre el asesinato de mi marido. Hablamos de la década de los ochenta cuando había intentos de diálogo con ETA. Eso hizo que a muchos de nosotros se nos relegara. Y como yo muchas mujeres. Hay cantidad de viudas que no saben quién ha asesinado a sus maridos
No me da la gana irme a vivir fuera. En San Sebastián está enterrado mi marido, los aitonas… ¿Por qué me van a echar de mi sitio? Eso sí, he tenido que pasar 29 años diciendo que mi marido había muerto de accidente de coche. Es durísimo. No se puede contar.
Toda una bofetada para Adolfo Suárez, Rodolfo Martín Villa, los monseñores Setién y Uriarte, Joseba Eguibar, Juanjo Ibarretxe, Felipe González, Iñaki Anasagasti… Y las docenas de funcionarios (policías, diplomáticos, jueces) pendientes sólo de sus ascensos y su puñetera carrera.
CODA: Como ya habéis visto, María Antonia Iglesias, que dicen que va a misa, se inventa mentiras sobre muertos en la guerra para aumentar el odio entre los españoles, a la vez que crece su cuenta corriente (eso sí, seguro que da dinero a Haití). Y ese odio estalla en sucesos como éste. No hay mucha diferencia entre estos chivatos mallorquines y la canalla de los batzokis.
PARA LAVARSE EL ALMA
No hallamos cosa donde poner los ojos que no sea recuerdo de la ceniza. La que nos impongan en la frente caerá sobre pensamientos mortecinos. La crisis sí que está siendo un llamamiento en toda regla a la penitencia, al ayuno y la abstinencia.
Incluso el clima se ha vestido de pardo sayal. Qué grises, fríos y, en una palabra, cuaresmales están viniendo los días. La Naturaleza, tras el escándalo del Climagate, se ha vuelto también escéptica del Calentamiento Global y se ha soltado la melena de lluvia sobre la espalda helada. Lo malo es que a nosotros, escépticos o calentólogos, nos ha cogido debajo.
Como esta Cuaresma, que, aunque litúrgicamente empieza ahora, en lo económico y en lo político lleva aquí un montón de meses. Este año, todos, creyentes, agnósticos y hasta laicistas, vamos a pasar un tiempo muy sacrificado y penitencial. Polvo somos y en polvo nos convertimos a marchas forzadas.
