“SERÁ EN PRIMAVERA”, es la profecía que publiqué dos años antes de que, gracias a Madrid, en España la esperanza amaneciera. Ahora, mientras muchos españoles hastiados esperan ilusionados que el domingo 28 de mayo de 2023 deje de sonreír el sátrapa, quiero volver a publicar aquella profecía. Un escrito premonitorio, que si de nuevo no nos encierran y declaran un estado de alarma con principio pero sin final, cosa que no sería de extrañar, inexorablemente la profecía se cumplirá, por mal que a ´Su Sanchidad´ le sepa.
SERÁ EN PRIMAVERA
En primavera, mientras los campos se van llenando de flores, el viento huele a promesa; el vaticinio de un tiempo mejor; de un mañana que a las puertas nos espera.
Pero no todo es fragancia y belleza. Algo fétido y oscuro, algo que apesta, está emponzoñando el aire de nuestras tierras. Es el olor del miedo de aquellos que quieren ocultar tras gritos y pancartas, barricadas y hogueras, moños, piojos y coletas, su temor a perder chiringuitos, cargos, escoltas, subvenciones y prebendas. Pánico a perder ´falcons, palmeros, joselitos y maretas´.
Miedo que sigue siendo miedo, por mucho que venga disfrazado de chulería, gritos destemplados, pedradas y violencia.
Miedo a un pueblo que tras años dormido, por fin despierta.