El sermón de hoy es un poco diferente.
Para empezar le voy a pasar un fragmento del vídeo que corre como la pólvora por las redes sociales.
Le hemos quitado el sonido por esas zarandajas del copyright, porque Youtube nos endiña un palo en cuanto reproducimos música ajena, pero da igual, porque se lo cuento yo.
Dice la voz en off: “Esta historia comienza en 2017, cuando cuatro amigos se recorrieron España en un Peugeot para ganar las primarias del PSOE. Y lo consiguieron. E incluso llegaron al Gobierno”.
La historieta del coche es uno de los mitos fundacionales del podrido régimen sanchista.
Según sus autores, a bordo de ese pequeño utilitario, Sánchez, Koldo, Cerdán, Ábalos y ocasionalmente Adriana Lastra, recorrieron de extremo a extremo España para recabar el apoyo de las bases socialistas.
Y fruto de ese esfuerzo, también según los fabuladores oficiales, lograron ganar las primarias del partido y posteriormente aupar al marido de Begoña a la Presidencia del Gobierno y a la banda al poder.
¡Pues todo es mentira!
Incluso me atrevo a afirmar, en base a las revelaciones que está haciendo la UCO de la Guardia Civil, que el coche -que según unas fuentes pertenecía a Sánchez y según otras a Cerdán y que desapareció misteriosamente tras la moción de censura a Rajoy– era robado.
No sólo eso. Es que ni siquiera se usó para hacer la mítica peregrinación política de la que alardean.
¿Alguien con dos dedos de frente y una pizca de sentido común puede tragarse que dentro de un Peugeot 407, diesel por más señas y con más 12 años de antigüedad, pueden acomodarse y hacer miles de kilómetros un bigardo de 125 kilos como Koldo, Ábalos que entonces lucia orondo y no demacrado como ahora, el panzón Cerdán y un tipo como Sánchez que mide 1.90?
Y a los que según el bulo se acoplaba con frecuencia la socialista Lastra.
Todo, hasta lo más sagrado, es mentira en el PSOE.
Como ha demostrado la UCO, hicieron trampas en sus primarias metiendo votos falsos en las urnas.
Llevan 11 años, siempre bajo la sombra protectora de Sánchez, robando a manos llenas y cobrando comisiones ilegales.
Y encima, miserables como son, se espiaban unos a otros, peleaban como crápulas por la pasta y se grababan a escondidas.
Les pongo de despedida otra vez el vídeo, para que disfruten