Una cosa es contar con una memoria selectiva, una estrategia para no tener que sufrir con el recuerdo, y su subproducto, la melancolía, que consiste en desear lo que no puede obenerse, y otra distinta someter la experiencia al tamiz del deseo, anulando cualquier realidad emergente. Es el tipo de silencio cómplice de quien carece absolutamente de conciencia de sí mismo. La agitación palestina, el homenaje a los terroristas ajusticiados en el pasado. Ese es el lugar donde se encuentra el islamismo y las sectas propalestinas que ignoran el destino que les esperaría de estar sometidos a la sharía, donde la conciencia individual se diluye en la tribu de Alá, el innombrable. Si cupiera conciencia de infinita bondad al Dios en el que creen, ¿toleraría la barbarie en su nombre? Una religión de paz que ha pactado con el diablo.
Decía Kant, y así lo razona Justus Harnak, de lo real solo cabe una experiencia negativa, lo que es imprevisible o emergente, aquello que se impone a la conciencia y no puede someterse a voluntad, la realidad inescapable. Forma parte de la arquitectura de la represión del recuerdo bajo la forma de una expulsión anticipada de lo real, así todo lo que sucede en la realidad imaginaria se corresponde con un deseo perverso. Es la naturaleza del delirio. Pero ni siquiera sirve la negación de lo real, ese nihilismo practicante para el que se conduce en todo por impulso, la insatisfacción de la que se huye en una búsqueda incesante del placer o en una huida permanente del desasosiego, que convierte en esclavo a cualquier mente masturbatoria, ese testimonio del Orgullo Gay que acaba en las salas de cirugía hospitalarias.
A estos admiradores de la conducta criminal, les puede resultar justificada esa supuesta conducta popular que acusa de genocidio a Israel y alardea en manifestaciones. Hay que homenajear al terrorismo en cualquiera de sus formas. No hay que apelar a la filosofía para suponer que la causa aparente de esas manifestaciones dificilmente se aproxima a lo real. Nada mas lejos. No se trata de esa dinámica suicida en que se ha embarcado Sánchez de ignorar la realidad, de extinguir la conciencia de sí mismo, si alguna vez la tuvo, antes de que fuera corrompido por vivir de la prostitución. El mercado de la contabilidad en B. No hay mejor estrategia para promover un cambio conductual que premiar la conducta de quien se contradice a sí mismo. En el discurso del diablo, es precisamente posible, vivir de la prostitución y predicar su prohibición. Es lo que Sánchez llama hacer de la necesidad, virtud, cuando debiera decir, hacer de la maldad, virtud. En esa práctica social de atribuir a otros el mal que hace uno mismo. Responsabilizar al indolente Mazón de la riada, que Sánchez ha promovido destruyendo presas, o por omisión, negando las inversiones para su construcción. Luego se extrañan propios y extraños que Franco adquiera una cotización inimaginable incluso para quienes experimentaron la represión del antiguo régimen. Blanco y en botella.
No se trata solo de inventar la audiencia, de dar pábulo a las emociones mas primitivas, ni se trata siquiera de controlar los medios de comunicación, presentando una realidad alternativa a los hechos, sino, incluso, amenazar la vida, invadir el espacio privado y substituirlo por lo público, a base de coacción. Decirle a David Alandete qué preguntas hacer o no hacer a Trump, preso el narcisista Sánchez de qué representa Trump para su doble moral, con Oscar Puente como pepito grillo de la política, lamiendo las botas de su puto amo. En la realidad ordinaria de nuestra existencia, ¿de qué sirve experimentar una piedad imaginaria hacia quien no conocemos, cuando estamos a merced de la agit-prop sanchista, a merced de un mercado de agitadores profesionales a sueldo? Y, ¿cuando se nos castiga día a día y nos faltan los recursos mas básicos para nuestra vida, como si estuviéramos en una guerra que nos obliga a resistir una barbarie que se nos impone desde fuera?
En esa dinámica de atribuir a las emociones lo que la razón debiera decidir se encuentran quienes incitan la violencia a favor de una supuesta Palestina, secuestrada por sicarios nazis que viven de la emoción occidental, que usaron los recursos recibidos para juramentarse contra la existencia de un pueblo democrático donde conviven distintas creencias. No hay Estado árabe que no sea una dictadura, no hay pais árabe que no sea una satrapía. El único espacio que existe para los árabes que se prodigan una y otra vez contra la democracia es que reciban tantas veces la recompensa de su muerte, tantas veces como sean necesarias, para abandonar la barbarie que practican y reciban en recompensa las 72 vírgenes en el paraiso, esa singular recompensa para esta clase de homicidas. Es una venganza anunciada que toman a plazos, hoy toca suscitar la piedad y la compasión ajenas, hasta que un día practiquen el infierno talibán de encarcelar a las mujeres en vida obligándoles a caminar con un solo ojo tras la rejilla de sus prendas talares, u obliguen, como Irán, al cambio de sexo a quienes practican la homosexualidad. ¿Cuantos homosexuales de sexo insatisfecho aceptarían la castración de sus genitales, para convertirse en hembras objeto al antojo de sus amantes?. La destrucción a plazos de la sharía que impone una conducta colectiva hasta el extremo de inducir a los hombres a orinar sentados, o a distinguir cada día entre comida halal y haram, que regula todo el comportamiento, el lenguaje, la vestimenta, los modales y la dieta. ¿Quien puede pactar contra sí mismo para impedir su libertad?. Ese sútil mecanismo por el que, en beneficio de una minoría, se impone una conducta aberrante a todos, en la lógica del hombre nuevo del socialismo.
Es el propósito de las huestes socialistas y comunistas reivindicar el derecho a la patria universal de los musulmanes, una vez extintos todos los demás. El propósito de quienes incautos se manfiestan por infiltrados profesionales que no responden a profundas convicciones, o siquiera a la búsqueda incesante de emociones límites. Quienes se mueven entre bambalinas entre las huestes gregarias saben que existen quienes aprovechan cualquier situación para la sublevación y la agitación, cualquier oportunidad para el saqueo y la destrucción. Son simples oportunistas del desorden social, como los ocupas en las viviendas, los mercaderes de esclavos, o los traficantes de droga. Si vendieron a sus propios muertos para blindarse en el poder, ¿que puede esperarse?. Germán González López (1979), Vicente Gajate (1984), Fernando Múgica (1996), Francisco Tomás y Valiente (1996), Fernando Buesa (2000), Juan María Jáuregui (2000), Ernest Lluch (2000), Froilán Elespe (2001), Juan Priede (2002), Joseba Pagazaurtundua (2003), Isaías Carrasco (2008). ETA o Hamás, tanto monta, monta tanto. Las cloacas del gobierno perverso de Sánchez necesitan carne de cañón para abastecer a sus ejércitos de sicarios, Puente, Ábalos, Koldo, Cerdán, como hoy y antaño Zapatero, algunos de los casos de corrupción, visibles. El asesino, descubierto en su barbarie, niega el homicidio y se declara inocente. La política sanchista es precisamente estimular el terrorismo, generar pánico y avalar la indigencia moral, y ha encontrado en esos agitadores propalestinos el modo de promocionarlo, cuando no se trata directamente de enaltecer a quienes fueron nuestros verdugos. Apuestan por la extinción, pero antes, tendrán lo que buscan, la hora de la horca.
