Victor Entrialgo: «Están acabando con todo»

Victor Entrialgo: "Están acabando con todo"

Los socialistas están acabando con todo: la vivienda, la educación, el empleo, la libertad de prensa, los autónomos, el comercio de proximidad, o los aliados internacionales, la comunicación epistoral o el amor.

Este comunismo silencioso de Sanchez que pretende perpetuarse en el poder, ha conseguido la mayor tasa de pobreza infantil de toda Europa, diez puntos por encima de la media, el derrumbe del prestigio internacional de una potencia media, la formación profesional, la ralentización de la economía, la deuda, la vida sin presupuestos. Solo aumentan los impuestos, las tasas, la financiación ilegal y los enemigos de España.

Los políticos no van a trabajar a la oficina sino al Supremo. Y a base de retransmitirlas, las entradas y salidas de las Salesas de los sicarios de Sanchez se van convirtiendo en parte del paisaje habitual, como si fuesen otros operadores jurídicos más, hasta el momento en que pasen a  hacer bolos en las televisiones y escribir sus memorias.

Esta carnaza que nos sirve el poder como distracción de sus latrocinios, escándalos y juicios familiares es el  retroalimento diario de los medios de «comunicación» cuyo negocio consiste en criticar al poder por un lado e invitarle por el otro, sin aportar ninguna garganta profunda ni voluntad relevante para echar de una vez por todas al tirano, nada que sirva a la soberanía popular y no sólo al alimento de su negocio.

Cada vez está más clara la predicción de Sabino Fdez. Campo: la enfermedad de España son las autonomías. Hay que acabar con las  sobredimensionadas autonomías tal y como las conocemos, dominadas por las agencias de colocación que son hoy los partidos políticos. Una cosa es que el poder político tenga que estar cerca de donde se ejerce y otra ésta orgía de organismos instituciones, covachuelas y «cuñadocracia» en que se ha convertido el Estado.

Las sectas que nos gobiernan utilizan las enfermedades, las desgracias ajenas, las inundaciones por ellos mismos creadas y abandonadas, capaces, como Sanchez, de paralizar el auxilio del ejército, inventar una causa y con ayuda de los medios encontrar a quien quemar en la hoguera de la inquisición cuando el verdadero responsable es el presidente del gobierno, que pudiendo desplegar al ejército que estaba allí mismo, no lo hizo.

Caído el comunismo, a la izquierda no le quedan proletarios que llevarse a la boca porque los socialistas son fábrica de destrucción, división y miseria. Pero una pandilla con carnet utiliza las enfermedades, las tragedias y desgracias ajenas en una estrategia para mantener unida a la izquierda sacando a la calle a los sindicatos pagados en camiseta para protestar contra la sanidad andaluza porque durante 40 años no protestaron. Se conoce que durante todo ese tiempo funcionaba bien.

La izquierda es una orquesta de músicos desafinados disfrazados de palestinos pactando con racistas, golpistas y prófugos para dividir y vender España trozeada fuera de España y continuar todos junts con un nuevo episodio de esta farsa y chantaje interminable con la soberanía del pueblo español.

No responden de nada y ante cada nuevo escándalo hacen brindis legislativos inútiles a toro pasao.

Están acabando con todo.

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