El Repaso

Alfonso Rojo: «El misterio del Siglo XX fue la fortuna de Bono, el del XXI va a ser la de Zapatero»

Hay muchos indicios de que los asuntos del padre putativo del nuevo guerracivilismo español orientan las decisiones que toma en política exterior el marido de Begoña

Uno de los grandes misterios del siglo es la fortuna del socialista José Bono.

¿Cómo es posible que en 2011, tras no haber hecho otra cosa que ocupar puestos políticos, tuviera ya —según su propia declaración— la friolera de 7 millones de euros?

Durante sus 32 años como dirigente del PSOE, en los que fue escalando desde diputado por Albacete hasta presidente del Congreso, pasando por ministro de Defensa y presidente autonómico, soló podía legalmente cobrar un sueldo público.

He hecho números y, sumando todas las partidas, es físicamente imposible que Bono se hiciera con una hípica y un montón de inmuebles, sin contar con otros ingresos.

Pero ahí lo tienen: fresco como una lechuga, con nacionalidad en República Dominicana y cada vez más dinero, sin que nadie le tosa o lo avergüence en los papeles.

Y lo mismo le pasará a su amigo y compinche Zapatero, a menos que la Administración Trump le apriete las clavijas y deje al aire sus siniestros apaños con la dictadura chavista.

Parte del secreto en la impunidad de Bono, según cuentan, es que siempre implicó en sus turbios affaires a gente de otro color político, al estilo de lo que hace Pepiño Blanco en ese lobby llamado Acento Public Affairs SL.

El enigma de Zapatero, que hasta hace poco era vecino mío y ahora se ha ido a una mansión en Monte Rozas, tiene otros matices.

No me refiero solo a que ejerza de quiromante, guía y paño de lágrimas de Sánchez, sino a la sospecha de que sus rentables y truculentos negocios con la comunista China, la chavista Venezuela y similares siempre cuentan con el oportuno e inestimable respaldo de La Moncloa.

Hay muchos indicios de que los asuntos del padre putativo del nuevo guerracivilismo español orientan las decisiones que toma en política exterior el marido de Begoña.

Cada negocio de Zapatero, camuflado siempre en un disfraz ideológico o hasta humanitario, le ha acompañado un sorprendente volantazo diplomático del okupa de La Moncloa.

En Marruecos, donde de la noche a la mañana los socialistas abandonaron la causa saharaui; en China, acogiendo con brazos abiertos a los espías de Huawei; en Venezuela, negando hasta el saludo a María Corina, premio Nobel de la Paz; y hasta en Oriente Próximo, apostando por los terroristas de Hamás y las flotillas perroflautas.

Seguro que se acuerdan de un vídeo que grabó en 2020 Zapatero, con cara de dormido y voz pastosa durante un encuentro virtual del Grupo de Puebla, en el que decía textualmente que ojalá “China y la UE pongan a Estados Unidos en una situación imposible”.

Ignoro todavía lo que saca en crudo cada uno, pero coincidirán conmigo en que Sánchez lleva tiempo intentando hacer realidad el sueño desquiciado de su mentor.

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