En Cuba sigue imperando una dictadura comunista

Muerto Fidel Castro, el problema es Raúl Castro y manda el Ejército en Cuba

Muerto Fidel Castro, el problema es Raúl Castro y manda el Ejército en Cuba
Barack Obama con Raúl Castro. PL

AUNQUE desde años hace Fidel Castro no ostentara oficialmente el poder político en Cuba, su fallecimiento es el epílogo del régimen comunista que dirigió con mano tiránica durante décadas.

La desaparición del «comandante» expresa la finitud de la dictadura que instauró en 1956 y anuncia a los cubanos que la libertad está un poco más cerca. Que se aproxime a su final no significa que merezca benevolencia por la comunidad democrática, ni que los disidentes del interior ya no precisen de apoyo o que el exilio de cientos de miles de cubanos haya pasado a ser una anécdota de la historia.

En Cuba sigue imperando una dictadura comunista. Las alabanzas a Castro, no sólo en la izquierda, expresan ese fallo permanente de la memoria histórica con el comunismo, absuelto de hecho pese a su expediente de genocidios, tiranías y destrucción moral de los pueblos a los que sometió.

Castro supo aprovecharse del antiamericanismo de la opinión pública internacional para justificarse a sí mismo y revestir como liberación revolucionaria la exportación de violencia, terrorismo e intervencionismo militar. Fue un dictador que acertó a tapar astutamente la miseria a la que condujo a su pueblo con la coartada del embargo estadounidense.

La libertad siempre se abre paso y en Cuba sucederá antes o después. El puesto de Castro en la historia lo escribirá el pueblo cubano, no sus apologistas occidentales, cómodamente instalados en las democracias y en las libertades que Castro nunca reconoció a los cubanos.

La arriesgada apertura de relaciones entre Cuba y Estados Unidos, de la mano de Barack Obama, se enfrenta a una nueva etapa, en la que el régimen de La Habana ha perdido a su patriarca y el Gobierno de Washington va a pasar a manos de una Administración hostil.

Probablemente, el pragmatismo entre ambos países conviva con una cierta inestabilidad en sus relaciones, pero la tendencia de los acontecimientos es imparable y llevará a Cuba a la instauración de las libertades democráticas. La voz de Fidel Castro era el último eco de la revolución cubana. Lo que vino tras él, incluido su hermano Raúl, eran versiones menores sin el barniz de la mítica que acompañaba a Fidel.

Sería un error que la Unión Europea compensara la muerte de Fidel Castro con una normalización de relaciones con el régimen comunista de Cuba. Obama se precipitó al homologar a la dictadura castrista sin esperar a que se produjeran cambios reales en las libertades y derechos de los cubanos.

El hueco que deja Castro debe llenarse con esperanzas de libertad, no con más dictadura.

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