La Benemérita, que vigila el casoplón al raso, pide mientras tanto permiso al Ayuntamiento de Galapagar para instalar una caseta prefabricada con calefacción y baño en las inmediaciones

Iglesias y Montero ordenan al servicio que dejen hacer caca en su chalé a la Guardia Civil

La Unión de Guardias Civiles coloca un urinario portátil a las puertas del casopñón

Irene Montero con Pablo Iglesias (PODEMOS).
Irene Montero con Pablo Iglesias (PODEMOS). EP

Será porque es Navidad y les provoca cierto cargo de conciencia ver cómo se hielan de frío al raso los agentes que vigilan las 24 horas del día su chalé de Galapagar.

Al fin y al cabo son humanos, y por eso Pablo Iglesias e Irene Montero han dado órdenes al personal de servicio para que, llegado el caso, dejen a los sufridos guardianes del orden público entrar en la vivienda si se ven en la necesidad de ir al baño. Los guardias civiles que vigilan el chaletazo de Iglesias por la caca no pueden ir ni al váter.

Es, de momento, la única opción que tienen los de la Benemérita, ya que por ahora están a la espera de lo que decida el Ayuntamiento de Galapagar, a quien se ha pedido que proceda a la instalación de una caseta prefabricada con calefacción y baño en las inmediaciones de la vivienda del líder de Podemos. Las apestosas cochinadas que hacen Pablo Iglesias e Irene Montero con sus basuras en el casoplón.

La Unión de Guardias Civiles ha presentado, en vista del desaguisado y la desidia oficial, la instalación de un aseo portátil en las inmediaciones de la casa, para que pueda ser utilizado por los efectivos.

Un urinario portátil al lado del chalet de Pablo Iglesias e Irene Montero. Es la decoración navideña que han puesto este jueves los agentes de la Guardia Civil que custodian la casa de la pareja en La Navata, en Galapagar. Quieren denunciar el “lamentable estado”, dicen, en el que prestan el servicio.

Aseguran que desde que se asignó la protección a los diputados de Podemos, esta labor la han tenido que hacer de forma precaria. Son conscientes de que la Comandancia de Tres Cantos ha querido mejorar las condiciones en las que trabajan, parapetados todo el día a la puerta del chalet de La Navata, pero no ha podido ser.

La asociación ha sufragado la instalación del urinario. Según su secretario general, Guillermo Freire, los agentes encargados de la prestación del servicio «no tienen dónde hacer sus necesidades»:

«Hay compañeros que están realizando algún tipo de servicio en unas condiciones bastante penosas. Que nosotros sepamos esto solo pasa aquí».

El urinario portátil que han colocado lo costean de sus bolsillos y les sale por 400 euros al mes. Hasta ahora, los Guardias Civiles que custodian el chalet de Iglesias y Montero hacían sus necesidades en el campo.

Desde la web de la UniónGC, se apunta que

«La Guardia Civil se ha caracterizado a lo largo de su historia por defender el orden establecido, y garantizar los derechos de sus ciudadanos independientemente de su ideología política, creencia religiosa, raza, sexo o cualquier otro condicionante. Sean quienes sean. Y así ocurre aquí hoy, en Galapagar.

Sin embargo, es deber de los poderes públicos corresponder al sacrificio que estos hombres y mujeres realizan, mediante el mantenimiento de unas mínimas condiciones de higiene y seguridad«.

Por su parte, en declaraciones a los medios de comunicación, el concejal de Seguridad de Galapagar, Borja Luján, ha hecho alusión a la «colaboración» del Ayuntamiento con la Guardia Civil, como «con cualquier vecino» a la hora de dar la licencia para la instalación del aseo portátil.

El edil se ha referido a que el Ayuntamiento ha solicitado a la Delegación del Gobierno más efectivos de Guardia Civil para la localidad.

«Desde el Ayuntamiento de Galapagar en este caso siempre hemos dado traslado de nuestra situación a la Delegación del Gobierno. Además, el alcalde, Daniel Pérez (PP), así lo ha hecho por escrito, y estamos pendientes de una contestación»,

ha explicado.

Según el concejal, cuando desde el puesto de Galapagar se presta vigilancia, algo de lo que no están en contra, «si no todo lo contrario, que aquel que lo necesite que tenga su servicio», lo que «no puede ser» es que desde su puesto» se «quite personal para cubrir las localidades de Galapagar y Colmenarejo».

«Entendemos que puede ser una situación poco peyorativa para los municipios y que si se puede intentar suministrar más personas pues estaríamos encantados»,

ha concluido.

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