Pablo Casado, líder de la oposición, está demostrando en esta crisis del coronavirus una calidad de liderazgo que ha sido reconocida por los ciudadanos.
En un encuesta realizada por la empresa SocioMétrica para el diario El Español, el presidente del Partido Popular es el mejor valorado en estas semanas en las que España se ha visto sometida al confinamiento.
Con un 4,7, Pablo Casado es el líder nacional mejor valorado, algo a lo que ha contribuido de manera decisiva su presidenta en la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, que fue de las primeras en ponerse manos a la obra para implementar unas medidas de prevención y que luego han sido calcadas por el Gobierno de Pedro Sánchez.
Precisamente, lo que más valoran los encuestados de los líderes del PP es que estos, pese a las lógicas críticas a la lentitud y dudas del presidente y sus ministros, hayan mostrado su lealtad y respaldo al Ejecutivo de La Moncloa en unos momentos tan duros para España, con cerca ya de 10.000 fallecidos y sobrepasando la cifra de 100.000 contagiados por el COVID-19.
EL GOBIERNO DE SÁNCHEZ, TOCADO Y HUNDIDO
Era lógico deducir que si de esta crisis el político más valorado es Pablo Casado, del PP, quiere decir que quienes tendrían que estar dando el callo las 24 horas del día no han tenido sus intervenciones más acertadas.
El pueblo español castiga la tardanza, la falta de reflejos y hasta las mentiras y ocultaciones de la tropa de Pedro Sánchez.
Después de conocer como el Ejecutivo desoyó y hasta se pasó de listo cuando la Organización Mundial de la Salud advirtió hasta en tres ocasiones, del 30 de enero de 2020 al 13 de febrero de 2020, avisos a los que también se adhirió la Unión Europea, sobre la necesidad de comprar equipamiento sanitario e implementar medidas contra el contagio, los ciudadanos pasan factura a sus dirigentes y les puntúan muy bajo, a niveles de muy deficiente.
Mientras, el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y en especial el vicepresidente segundo del Ejecutivo, Pablo Iglesias, se llevan la reprobación de los españoles, que, entre otras razones, han observado una lucha de egos y de poder que de verdadera preocupación por ponerse a trabajar para combatir el virus.
Los españoles solo puntúan con un 3,2 las comparecencias de Pedro Sánchez. Se han quejado de que sus comparecencias eran auténticos ladrillos para insistir al final siempre en el mismo mensaje y que luego las preguntas de la prensa eran filtradas convenientemente por ese MAO que ha puesto al frente de la Secretaría de Estado de Comunicación, el ínclito comisario Miguel Ángel Oliver.
Tampoco se salva el ministro de Sanidad, Salvador Illa, al que desde luego la confianza que ha conseguido entre los ciudadanos es más bien escasa, de 3,1 puntos, máxime tras tener que asumir que los chinos, que no China, le habían engañado con los famosos tests rápidos. En cambio, el director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias, Fernando Simón, se lleva casi 5 puntos de valoración
Y EL PEOR VALORADO ES…
El vicepresidente segundo del Gobierno y ministro de Derechos Sociales y Agenda 2030 es quien se lleva la peor parte. Pablo Iglesias apenas consigue sacar un 2,1 de nota en una crisis en la que se le ha criticado que se saltara a gusto de consumidor la cuarentena que debía cumplir, máxime con los dos positivos que dio su pareja, la ministra de Igualdad, Irene Montero.
En especial llamó la atención que el fin de semana en el que se procedía a decretar y a concretar el estado de alarma en España, Iglesias se presentara en Moncloa para el Consejo de Ministros y además lo hiciera sin la preceptiva masacarilla, por mucho que en RTVE quisieran vender al pueblo lo contrario.
