Seguro que a todos se nos viene a la cabeza más de un espécimen con nombres y apellidos que no hacen bueno en absoluto el hecho de que los seres humanos seamos los animales más inteligentes de la Tierra. El hecho es que generalizando a nuestro favor y partiendo de esta base empírica, también es cierto que ningún otro pariente más o menos cercano es capaz de tropezar dos y mil veces con la misma piedra de la manera que el ilustre homo sapiens lo hace sin perder el rictus de suficiencia…
Así las cosas, la modernización del clásico de los noventa que barrió en taquilla para costearle posteriormente a papá Spielberg su Lista de Schindler nos sitúa veinte años después de la desastrosa empresa de construir un parque temático con dinosaurios. ¿Adivinan qué? Aprovechando que la ciencia y los avances genéticos lo permiten, el parque que acabó como el rosario de la aurora se ha convertido en un hecho y la experimentación con cruces jurásicos es igualmente una realidad para el disfrute de los temerarios visitantes.
Colin Trevorrow ¿dirige? (permítanme la maldad de resaltar justo aquí que Steven Spielberg produce la cinta) esta aventura que, lejos de distanciarse de la original (las dos siguientes las evita deliberadamente), la idolatra y homenajea con constantes guiños como el de la camiseta y repetitivos planos calcados de la originaria que por acoso y derribo acaban por cansar más que sorprender. El espíritu de la película es el de mezclar la nostalgia con las palomitas, y seguramente eso lo logra con suficiencia, pero si nunca ha andado la saga sobrada de guión y sentido común, el cambio de siglo no ha hecho que esta piedra se aparte tampoco del camino.
Chris Pratt, en la cresta de la ola por Guardianes de la Galaxia, es el macho alfa (literalmente asegurado por el personaje, aunque algo sacado de contexto) con músculos y chulería de sobra sin eclipsar un buen manual de supervivencia en la cabeza a la que sólo le falta el sombrero de Indiana Jones. Bryce Dallas Howard es la directora de operaciones estirada y en apuros que se ve atraída por el guapote que si dice ser el alfa será por algo; entre fírmame un albarán y supervíseme una nueva especie de dinosaurio asesino superinteligente, la jefa se pasa una barbaridad de metraje corriendo por la selva y terrenos similares con pinta de mono mareado y unos tacones para partirse de risa. Y para que todo sea más noventero y más “spielbergriano” todavía, en medio del pifostio que se arma cuando el gran “psicópatasaurio” escapa, los sobrinos de familia desestructurada del personaje emocionalmente incapaz de la solícita Dallas Howard están de visita familiar. ¿Les suena?
Con todo en la coctelera nos echamos en cara una película aseadita que nada nuevo aporta a la trilogía precedente por puro complejo, con gran trabajo de postproducción, enormes efectos y guión claramente etéreo que redunda en lo que ya hemos visto. Seguramente no merece los generosos resultados de recaudación que han llegado a amenazar el récord de Los Vengadores. Y mucho ojito: sabrán que en la realidad se encontró en 2013 sangre de mamut, ¿no? Ahí queda el dato…
Dirección: Colin Trevorrow. País: USA. Duración: 124 min. Género: Acción, ciencia-ficción, aventuras. Intérpretes: Chris Pratt (Owen Grady), Bryce Dallas Howard (Claire Dearing), Ty Simpkins (Gray), Nick Robinson (Zach), Irrfab Khan (Simon Masrani), Vincent D’Onofrio (Vic Hoskins), Jake Johnson (Lowery), Omar Sy (Barry), BD Wong (Henry Wu), Courtney James Clark (Sarah). Guión: Colin Trevorrow, Rick Jaffa, Amanda Silver, Mark Protosevich (Personajes de Michael Crichton). Música: Michael Giacchino. Fotografía: John Schwartzman. Producción ejecutiva: Steven Spielberg. Estreno en España: 12 Junio 2015.
