Twitter era a todas luces un fracaso en el que no merecía la pena invertir
Con casi 40 años, Evan Henshaw-Plath ya ha dejado cierta huella en el mundo. Pasará a la historia como el ‘cocreador’ de Twitter (el término que le gusta utilizar), que vendió su participación por ¡5.324 euros! (7.200 dólares) antes que la compañía se convirtiera en un ‘pelotazo’ de 250 millones de dólares.
«Siempre fue mi objetivo el cambio social a través de la tecnología», asegura el estadounidense. Confiesa no tener ni un título de licenciatura:
«Hice dos años de física y lo dejé. Nadie en Silicon Valley tiene un título».
Pero Henshaw-Plath no se quedó en ‘Twitter’. Como director de Neo, y de la mano del Instituto Europeo para el Emprendimiento (EIE), Henshaw-Plath se encuentra en España para impartir un seminario práctico sobre ‘Lean’, una metodología empresarial enfocada a perfeccionar procesos de creación y gestión.
¿Por qué?
«Siempre he participado en el proceso de las start-up y la formación de organizaciones; he aprendido mucho de esa experiencia«, asegura en un español fluido aprendido entre Uruguay y Argentina.
En Europa, no solo se dedica a mostrar cuál es el mejor camino al éxito a los emprendedores. Neo está desarrollando un proyecto de software para la ONG DemocracyOS.
No sorprende que en su perfil de Twitter, cuyo usuario es @rabble (manifestación o concentración informal), se autodefina como «anarquista, hacker y creador de problemas»… si se le pregunta por un truco para tener más seguidores, sonríe:
«Ser famoso, entrar en la lista de usuarios recomendados o comprarlos… pero son robots y no participan en la conversación».
Henshaw-Plath admite que vender su participación de Twitter fue un error de un par de miles de euros»:
«Pero tengo un amigo que casi compra Facebook por un millón de dólares. Zuckerberg pedía un millón pero mi amigo pensó que Facebook no lo valía. Él cometió un error mayor. Es una lotería, nunca se sabe».
«Todavía no está claro si los gestores actuales sabrán cómo generar mucho dinero de Twitter, aunque espero que puedan hacerlo».
«Lo más importante de Twitter es su impacto social. Su relevancia es mayor como parte de la sociedad que como negocio».
Henshaw-Plath pertenece a esa élite que desde la tecnología configura un nuevo mundo sobre el que pesan muchos interrogantes.
«El software se está comiendo la sociedad», reconoce sobre la evolución económica que suscita. Pone como ejemplo una compañía aérea low cost:
«Todo es software porque lo usan para vender los billetes, para facturar… Cualquier parte de la economía con procesos humanos está siendo reemplazada por software. La adaptación es lo que queda por resolver».Es un mundo en mutación.
«Por un lado tenemos la habilidad de conectar el planeta. Somos una ciudad global» que pueden dar lugar a formas más participativas de democracia, pero por otro «hemos perdido privacidad de forma peligrosa. Cada conversación y actividad deja un rastro. Lo que reveló Edward Snowden, mucha gente en el sector tecnológico lo sospechaba pero es más intenso y extremo que lo que se pensaba».
Y no sólo eso:
«Y se puede arruinar la vida de la gente porque ya no hay derecho al olvido». Los insultos y amenazas en las redes son una violencia que siempre estuvo allí, sólo que ahora se hace visible».
«For big mistakes» es el lema que reza una goma de borrar del EIE con la que juguetea entre las manos mientras reflexiona en la entrevista. Hoy sería un hombre muy rico si no hubiera realizado esa venta, ¿qué haría con el dinero?
Cree que filantropía, como Bill y Melida Gates:
«O algo muy similar a lo que están haciendo, utilizar el dinero para hacer del mundo un lugar mejor. El dinero es un facilitador, una herramienta poderosa».
Henshaw-Plath cree que adaptarse a todos los cambios que están modificando la sociedad y la economía tomaran una generación o dos en ser resueltos, hasta que tengamos nuevos modelos.
El futuro puede todavía puede ser bueno o malo, la suerte no está echada.