El cuándo y la hipocresía

Por Javier Pardo de Santayana

(«Pues sí que ha sido un auténtico saqueo de Andalucía lo delos ERES». La viñeta de Pachi en el diario Sur el pasado 21 de noviembre)

Sitúese usted, improbable lector mío, en el momento actual: un país sin un gobierno estable, con una panda de partidillos impresentables a la búsqueda del caos para medrar con él. Y una nación pionera en Europa y con una gloriosa historia a cuestas, dotada de una constitución modélica y en línea con las sociedades más avanzadas del planeta. Un país envidiado por muchas razones diferentes, desde el clima hasta las instituciones hoteleras, pero hoy desarbolado y al borde del abismo.

Intente ahora recordar usted lo que ha pasado. El partido gobernante había heredado una situación económica de gravedad extrema y tuvo que apretarnos las clavijas porque los anteriores gobernantes negaron la realidad y pretendieron engañarnos. Así que, como era natural, acabó por obtener el apoyo de la mayoría y hubo de gestionar la mayor parte del dinero público. Pero ahí surgieron los aprovechados que se beneficiarían de la circunstancia, y ello fue causa de su final caída pese a habernos salvado de la ruina: triste final que sucedió gracias a un comentario que más tarde sería considerado por la misma justicia como “improcedente”. Quiero decir con esto que lo de “improcedente” no es adjetivo mío sino de la propia autoridad superior de la Justicia, que incluso reconvino a quien osó colarlo entre las consideraciones del proceso. Pero como éstas tardarían en conocerse, cuando se llegó a saber ya habían inspirado nada menos que una moción de censura que tumbaría al gobierno.

Así se justifica la importancia que en el título del presente artículo concedo, más que a la esencia, al “cuándo” de lo que nos sucede. Téngase en cuenta que lo que les he venido relatando tenía lugar mientras se producían investigaciones semejantes en relación con otra trama considerablemente superior en gravedad a la primera ya citada, mas que afectaba negativamente a quien se benefició del resultado del primer proceso.

En efecto, este segundo era hasta tal punto superior en cuanto a su potencial de trascendencia en relación con el problema de la corrupción, que tardaría mucho más tiempo en resolverse. Tan larga y complicada era la historia que hubo que trocearla y repartirla entre varios juzgados. Además el primero que heredó lo principal del caso dio todas las largas posibles para resolverlo por vía de su prescripción pasado un cierto tiempo.

Quiero decir con ello que si la reconvención oficial a quien de forma improcedente incluyó en su día el comentario que disparó el proceso llegó ya tarde para evitar la moción de censura que derrocó al gobierno, la tardanza en conocerse la sentencia del macrojuicio que siguió desarrollándose sobre ese mismo tema también evitó el efecto que podría haberse producido de haber llegado con anterioridad a las pasadas elecciones, así que el tiempo fue la cuestión fundamental que dio ventaja a unos a costa de los otros hasta el extremo de determinar un futuro que es el hoy en día pero que podría haber sido radicalmente diferente.

Motivo por el cual parece razonable suponer que quienes en su día se llegaron a rasgar las vestiduras y a presentar a su adversario como indigno de gobernar nuestra nación se guarden de hacerlo ya de ahora en adelante. Y que se sientan poco menos que obligados a tragarse aquellas invectivas, declaraciones, y gestos de superioridad que antes mostraron.

Que es lo que precisamente nos está ocurriendo cuando a cualquiera le daría vergüenza ajena el comparar lo que una gran parte de la fauna política viene diciendo desde los micrófonos con lo que podrían contestarles quienes fueron objeto de sus altivas frases lapidarias y de sus fatuas expresiones de una alta condición moral inexistente.

Por muy acostumbrados que ya estemos al ejercicio de la hipocresía.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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