La corte femenina de los Austrias, en el Palacio Real

Por José María Arévalo

(Pedro de Mena, Dolorosa -detalle-, 1673. Real Monasterio de las Descalzas Reales de Madrid)

Del 5 de diciembre de 2019 al 15 de septiembre, y ahora hasta el 24 de enero de 2021, prorrogada por segunda vez, Patrimonio Nacional ofrece en el Palacio Real de Madrid, la exposición “La otra Corte. Mujeres de la Casa de Austria en los monasterios reales de Las Descalzas y La Encarnación”, una interesante muestra comisariada por Fernando Checa Cremades y patrocinada por Fundación Banco Santander, que resume en 110 obras la vida artística, religiosa y política de dos destacados espacios cortesanos de los Austrias españoles: los monasterios de las Descalzas Reales y de la Encarnación, ambos en Madrid y muy cerca el uno del otro, cuyo carácter de clausura ha llegado hasta nuestros días. Desde su inauguración en diciembre de 2019 -informa la web Hoyesarte.com, de la que tomamos parte de la información, así como de la web de Patrimonio Nacional- más de 150.000 personas han visitado esta muestra.

La exposición, pues, tiene como fin principal mostrar la riqueza artística de los dos monasterios madrileños de fundación real que alcanzaron su esplendor en los siglos XVI y XVII, coincidiendo con la dinastía de los Austria: el de las Descalzas Reales y el de la Encarnación. Se trata de dos sitios que han llegado hasta nuestros días en un excepcional estado de preservación, pero cuyas colecciones a veces son de difícil disfrute por las especiales condiciones de estos lugares. Son dos espacios todavía hoy en uso y con parte de su superficie utilizada como clausura conventual, lo que dificulta su visita completa, a lo que hay que añadir estrictas razones de conservación de numerosas obras de arte. Este es el momento de mostrar al público una parte significativa de ellas.

El primer monasterio fue fundado en 1559 por Juana de Portugal, Princesa de Portugal e hija de Carlos I de España, y el Monasterio de La Encarnación en 1616 por la reina Margarita de Austria, esposa de Felipe III. Ambos conservan íntegros tanto su arquitectura como sus tesoros artísticos. Así, Renacimiento y Barroco se unen en una exposición que muestra, entre otros, retratos de Antonio Moro, Pantoja de la Cruz, Ribera y Sánchez Coello; escultura en madera policromada de Pedro de Mena o Gregorio Fernández, el Arca de San Víctor, una maravilla de plata, azabache y esmaltes de Wencesalo Jamnitzer donado por Ana de Austria, y una selección de magníficos tapices. entre los que se encuentran la célebre serie de El triunfo de la Eucaristía de Pedro Pablo Rubens.

(Gregorio Fernández en la exposición)

Gregorio Fernández

En el monasterio de las Descalzas Reales de Madrid se conserva solo de Gregorio Fernández una talla de María Magdalena. En cambio en el de la Encarnación se conservan cuatro obras del llamado “la gubia del barroco”: un magnífico Yacente, que podemos fechar en torno a 1615; un Cristo atado a la columna; un san Agustín; y una Inmaculada, esta última regalada al monasterio  por la Condesa de Nieva, cuando profesó su hija en dicho monasterio en 1628.

Gregorio Fernández fue uno de los escultores favoritos de los reyes, quienes le encargaron diversas obras para sus fundaciones. El Cristo Yacente se cita en unas de las primeras descripciones del monasterio, junto con otras obras del mismo escultor. En 1645 estaba colocado en el Capítulo, una de las estancias más importantes en cualquier monasterio: “A la cabecera de la pieça, sobre una peana ancha tambien cubierta de azulejos está un deuoto Sepulcro de bella traça, y labor de samblaje, pintado de varios jaspes; en particular el negro: Encierra este Sepulcro vna excelente Imagen de talla, de Christo nuestro Señor muerto, casi de dos varas, las llagas de pies, manos, y costado, parece vierten sangre, el rostro tan mortal, y propio, que causa una reuerencia temerosa; la cabeça maltratada de la crueldad de la corona, que  muestra con gran viueza la acerbidad del tormento. Los ojos son de cristal medio abiertos, con cejas naturales, algo abierta la boca, y se diuisa la lengua;  todo provoca a devoción, y ternura, reclina la cabeça sobre almohadas de talla, como la sabana en la que se estiende el cuerpo. Fue su Artífice el ya nombrado (Gregorio Fernández)”.

Es uno  de los mejores yacentes tallados por Fernández, comparable al del convento de los capuchinos del Pardo, al del Museo Nacional de Escultura de Valladolid, la catedral de Segovia, o San Plácido de Madrid.

Fundación de los Monasterios

El Monasterio de las Descalzas Reales fue fundado por doña Juana de Austria, princesa de Portugal, hija del emperador Carlos V, sobre el palacio de Alonso Gutiérrez, tesorero imperial. Las obras de adaptación se realizaron entre 1558 y 1564, fecha de consagración de la iglesia. La profunda remodelación arquitectónica a que entonces fue sometido el edificio llegó hasta la realización de un Cuarto Real y a la incorporación de una abundantísima colección artística de retratos, pintura religiosa, tapices y relicarios que en buena medida nos ha llegado.

El Real Monasterio de la Encarnación se fundó de nueva planta en 1616 por iniciativa de Felipe III y su mujer Margarita de Austria. Estaba unido al vecino Real Alcázar por un pasadizo.

La riqueza de estas colecciones incluye obras y objetos de diferentes disciplinas artísticas y decorativas, destacando la presencia de esculturas policromadas de los mejores maestros de su tiempo. La exposición incluye, además, préstamos de obras de arte de Viena, las Indias, Flandes, Italia e Inglaterra.

(Pieter Paul Rubens, Sor Ana Dorotea de Austria -detalle-, h.1628. Monasterio de las Descalzas Reales)

La muestra pretende ahondar en el conocimiento de lo que se ha denominado Pietas Austriaca, símbolo de la combinación de poder dinástico y religión. De este modo se pueden ver de Las Descalzas sus relicarios cuidadosamente conservados, así como los tapices que adornaban sus ceremonias, con los tres paños de la célebre serie de El triunfo de la Eucaristía, realizada por los maestros tejedores de Bruselas Jan II Raes, Jacob I Geubels, Hans Vervoert y Jacques Fobert, y cuyos cartones son obra de Rubens. La exposición también cuenta con una excepcional colección de escultura española del siglo XVII.

El itinerario sitúa el interés en los personajes femeninos que, con sus retratos, estructuran la muestra: desde doña Juana de Portugal, su hermana la Emperatriz María de Austria, su hija sor Margarita de la Cruz, la Infanta doña Isabel Clara Eugenia, sor Ana Dorotea, hija del emperador Rodolfo II, y Ana Margarita de Austria, hija de Felipe IV. Mujeres que instauraron, en estos lugares, una segunda corte con amplias ramificaciones internacionales (Portugal, las Indias, Flandes, Florencia, el Imperio austríaco) frente al muy cercano Real Alcázar de Madrid.

Otra corte

En ambos edificios tuvo lugar una intensa vida artística durante los siglos XVI y XVII, que ponía de manifiesto la importancia de las personas reales que allí habitaban, como doña Juana de Portugal o su hermana la emperatriz María de Austria, o que acudían regularmente a sus dependencias, como los reyes, desde Felipe II a Carlos II, y relevantes miembros de la corte, como el duque de Lerma o don Juan José de Austria, continuos donantes de obras de arte y mecenas habituales de estos edificios.

(Antonio Moro, La emperatriz María de Austria, esposa de Maximiliano II –detalle-, 1551. Procedente del Museo del Prado)

En ellos se desarrolló un microsistema político que nos permite hablar de « otra corte ». Al lado de la que tenía su centro en el Alcázar, existieron los ámbitos áulicos que poseían ambos monasterios, donde se mezclaban una peculiar devoción femenina y una efectiva red política internacional de la monarquía, que integraba y relacionaba lugares y cortes como las de Lisboa y Bruselas, la imperial de Viena y Praga o la granducal de Florencia; una red en la que las mujeres representaban un significativo papel.

Las obras que componen esta exposición ofrecen un fresco inigualable de la vida artística, religiosa y política de dos espacios de Corte de los Austria españoles. Con el Renacimiento y el Barroco como telón de fondo se ofrece una colección única de retratos que nos traslada a una época en la que religión y monarquía iban de la mano. De esta manera, el recorrido pone en valor la gran variedad y riqueza de expresiones artísticas que rodearon el periodo de los Austrias, quienes dotaron a la Monarquía Hispánica de un carácter eminentemente internacional, debido a su amplia red de alianzas con países extranjeros.

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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