Ceuta y su compleja situación estratégica (II) 

Por Javier Pardo de Santayana

 

(El estrecho entre el Atlántico y el mar Mediterráneo)

Centinela en la encrucijada

(Continuación) ) 

  1. El Estrecho

Pero Ceuta no sólo está en ese Mediterráneo cargado de historia, escenario permanente de conflictos y ahora de audaces intentos de transformación, sino que se halla precisamente en medio de un estrecho  que encauza flujos y movimientos. Y nada menos que en aquél que le conecta con el gran océano; aquél por el que transcurre una gran parte de la navegación marítima mundial. Es por tanto algo así como un vigilante, un faro; el centinela mejor situado para controlarlo. No parece fácil, por tanto, encontrar un lugar geopolítico que sea mucho más relevante y crítico que éste.

  1. España en África

Hubo un momento de la historia en el que España tuvo que optar. Acababa de producirse la Reconquista y el impulso nacional tendía a prolongarse hacia el sur, siguiendo el vector ya iniciado aquí y antes en Portugal. Se descubrió entonces el Nuevo Mundo, y eso nos hizo orientarnos prioritariamente hacia él, pero parecía lógico que no descuidásemos lo que fue la vía de entrada para la recordada invasión que nos tuvo activos durante ocho siglos en busca de la recuperación de nuestro propio ser: la Hispania de la época visigótica heredera de la romana y parte de la Cristiandad desde los tiempos de Recaredo.

Algunos subrayan el carácter africano de Ceuta para reclamar su separación de España, país esencialmente europeo. Endeble argumento, porque un estrecho es una discontinuidad territorial cuya solución geopolítica puede ser tanto que cada orilla esté ocupada por un mismo país como que haya un país distinto en cada una. En realidad lo habitual es la primera solución, por cuanto éste es el caso de los estrechos entre Europa y Asia (donde Turquía está en ambos lados) y del canal de Suez y el mar Rojo, entre África y Asia (donde Egipto está también a caballo). Y si el estrecho entre Asia y América tiene a EEUU en un lado y Rusia en el otro fue porque se produjo el insólito hecho de que uno de los dos países (Rusia) vendió su parte, o sea, Alaska, al otro (EEUU) por un buen puñado de dólares.

Además, España no tiene por qué ser – y de hecho no lo es – un país estrictamente peninsular. Es, en realidad como un gran archipiélago, una de cuyas grandes islas esta unida al continente por el largo istmo de los Pirineos. Ahí están las islas Baleares – igualmente mediterráneas – y las islas Canarias, atlánticas y situadas en latitudes mucho más africanas incluso que Ceuta. Todas forman parte, igualmente, de lo que llamamos España. No necesitamos, por tanto, ni acudir a los territorios franceses de ultramar para utilizarlos como argumento. Además, la distancia entre Ceuta y el continente europeo – léase España – es sólo de unos 14 kilómetros, o sea, como la que podría haber entre las dos orillas de un lago interior no muy extenso; sólo un poco mayor que la del Lago de Ginebra.

  1. Gibraltar   

Frente a frente y al otro lado del Estrecho está el Peñón de Gibraltar. Lo traigo a colación porque forma parte hasta del paisaje inmediato de Ceuta, pero, sobre todo, porque suele ser un argumento manido contra la españolidad de esta plaza y ciudad el hecho de que los españoles reivindicamos la recuperación de Gibraltar. Pero la cosa está clara; Ceuta fue portuguesa (en 1415, o sea antes del descubrimiento de América) cuando su entorno no estaba políticamente estructurado, y pasó a la monarquía hispánica con Felipe II (1580), para quedarse en ella al no seguir a Portugal en su secesión en tiempos de Felipe IV (1640). Y todo esto sucedió mucho antes de la creación del Sultanato de Marruecos, que no tuvo lugar hasta el siglo XVIII. En contraste, Gibraltar nos fue arrebatada por los británicos aprovechando las circunstancias de una guerra, no entre España y Gran Bretaña sino por la sucesión del trono español – que era nada menos que cabeza de un Imperio -, y en la que unas naciones europeas apoyaban a un candidato y otras a otro. Para mayor abundamiento, perdió el candidato de los británicos, que era el austriaco, lo cual no deja de ser curioso. Además, Gibraltar está a tal distancia de la metrópoli, que no admite otra razón de permanencia que la propia de una estación de aprovisionamiento a lo largo de una gran ruta colonial, con el valor añadido del control del Estrecho.

(seguirá)

 

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Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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