Soto de Bureba, con cuatro habitantes y una joya del románico

Por Carlos de Bustamante

(Iglesia románica de San Andrés)

Esto de la España vaciada, deshabitada, es muy impresionante. Siempre ha habido iglesias románicas en pleno campo, por razones históricas, recuerdo ahora varias en la provincia de Palencia, que tanto románico tiene; y pequeños pueblos en nuestro Castilla y León con pocos habitantes e iglesias impresionantes, pero la creciente despoblación que sufre nuestra autonomía está produciendo muchos más casos, algunos, como este del burgalés Soto de Bureba, con cuatro habitantes y una iglesia que es una joya del románico de valor incalculable, más llamativos.

A una hora escasa de la ciudad de Burgos y situado en el noroeste en la comarca de La Bureba descubrimos entre la Sierra de Oña y el valle del río Oca uno de los pueblos más peculiares de Castilla y León, con una iglesia que preserva algunas características del románico más inusuales de la región, y que a causa de la despoblación que acucia los entornos rurales puede estar próximo a su desaparición.

Bañado por numerosos arroyos y rodeado de plena naturaleza, encontramos un pueblo con tan sólo cuatro habitantes censados. Sin embargo, pese a su pequeña dimensión, Soto de Bureba abarca, en escasos metros, una auténtica joya del románico burgalés. Se trata de la iglesia de San Andrés, un templo muy peculiar. Durante su construcción se empleó el uso de elementos como la sillería de arenisca y caliza, que a pesar de su sencillez, le da un aspecto robusto y sobrio. Un ábside semicircular y un presbiterio rectangular dividen en dos naves el edificio, cuyo exterior presenta señales del paso del tiempo, pero que conserva su forma original a pesar de los años.

(Muralla que rodea el recinto)

Auténtica joya es su puerta de entrada, que presenta numerosos motivos esculpidos entre los que podemos distinguir dragones, serpientes, un demonio o animales alados difíciles de identificar por completo debido al paso del tiempo. Junto a estos temas, cabe destacar una representación del Agnus Dei con San Juan Bautista y el profeta Isaías.

Una vez dentro del edificio se observa uno de los elementos clave, una bóveda esquifada para nada común en la zona, que distingue esta iglesia de otras de arquitectura similar. Además, llaman la atención la presencia de varios arcos de medio punto que adornan de una manera destacable la estancia.

Estas obras de arte han llevado a la iglesia de San Andrés a ser declarada Monumento Histórico-Artístico de carácter nacional y en 1981 Bien de Interés Cultural.

UN ROMÁNICO BELLÍSIMO

El de Soto de Bureba, se ha dicho, es el mejor románico rural. En el límite septentrional de La Bureba y al pie mismo de los Montes Obarenes se localiza la pequeña y casi deshabitada aldea de Soto de Bureba, cuya iglesia parroquial, de una sola nave y con ábside semicircular, es uno de los monumentos más bellos del románico rural castellano. Su única nave y la cabecera estaban cubiertas por tres tipos de bóveda: de cañón con arcos fajones en los dos primeros tramos de la nave, esquifada en el incipiente crucero y de horno en el ábside. Una visita imprescindible.

El exterior de éste aparece animado por una imposta horizontal de billetes, a la altura del umbral de la ventana, y reforzado por dos haces de columnas adosadas que en su remate muestran una serie de capiteles en los que aparecen representados varios caballeros e infantes luchando entre sí. También merecen una reseña el cubo para llegar a la espadaña y el óculo de perfil polilobulado que se abre en su hastial.

(Iconografía que decora las tres arquivoltas de la portada de la iglesia)

Pero, sin duda, lo más destacado de este templo de finales del siglo XII es la composición y la iconografía que decora las tres arquivoltas y el arco rebajado que se apoya sobre las jambas de su portada. En los arcos exteriores, protegidos por un elegante guardapolvo de anchos roleos, se pueden ver, entre otros, los siguientes motivos representados longitudinalmente: un encadenado de largos cabellos y curiosas vestiduras, un demonio con rabo, entrelazos vegetales inspirados en las miniaturas de algún códice, varios animales monstruosos y fantásticos —dragones, arpías y trasgos—, grandes y realistas cabezas, un guerrero bien pertrechado, una mujer danzando, una representación de un unicornio –con una inscripción identificativa— y el Agnus Dei acompañado por San Juan Bautista y el profeta Isaías. Entre las arquivoltas y la puerta están esculpidos once medallones circulares de difícil interpretación.

Asimismo, son muy interesantes los temas iconográficos esculpidos en los capiteles que sostienen las arquivoltas y en los dos bajorrelieves que decoran el inicio de las jambas. En estos últimos se pueden ver una arpía, dos aves de cuellos retorcidos y dos llamativas sirenas, una de ellas con cabeza de hombre, de colas entrecruzadas. También lucen una cuidada ornamentación, a base de roleos, entrelazos y espirales, los cimacios de los capiteles y los fustes de las columnas. No hay que perderse, en el arco de entrada a la iglesia la curiosa inscripción, fechada en 1175, en que se puede leer el nombre de los autores de la portada.

DERRUMBE Y RECONSTRUCCIÓN.

Declarada Monumento Nacional en 1981, la iglesia de San Andrés sufrió, a finales de los años ochenta, un derrumbe debido al debilitamiento, por efecto del agua, de los soportes que separaban las dos naves.

El proyecto de restauración corrió a cargo de los arquitectos Darío Álvarez Álvarez, Josefina González Cubero, y Miguel Ángel de la Iglesia Santamaría y fue premiada por el Colegio de Arquitectos de Castilla y León. El proyecto atendió la necesidad de preservar el valor cultural del monumento, evitando intencionadamente la opción de la reconstrucción literal, fuera de tiempo. De este modo, la intervención atendía: por un lado, la consolidación del edificio, y, por otro, la creación de una estructura que devolviese a la iglesia el carácter perdido tras el derrumbe. En sustitución del derruido muro de separación de las dos naves se construyó una nueva fábrica con el fin de definir dos ámbitos diferenciados, una nave única al interior, y un patio-jardín al exterior; se dio acceso a este patio jardín por una puerta de cobre, se iluminó la nave mediante tres pequeños huecos verticales, similares en concepto al existente en el ábside. La reconstrucción de parte de la torre se hizo necesaria no sólo para dar extradós a la bóveda esquifada, sino para recuperar la imagen de la iglesia en el paisaje.

CÓMO LLEGAR

La N-I o A-1, con dirección a Irún, conducen hasta Briviesca. En esa ciudad es preciso desviarse por la carretera que enfila hacia Cornudilla en donde hay que enlazar con la N-232. Siguiendo esta carretera hacia Pancorbo y al llegar a Quintanaélez es preciso buscar, a mano izquierda, el carreteril que lleva hasta Soto de Bureba.

Soto de Bureba es uno de los múltiples ejemplos de pueblos que, pese a su escaso tamaño y discreción, alberga joyas artísticas merecedoras, al menos, de una visita y salvarlas así de caer en el olvido.

HISTORIA

Así se describe a Soto de Bureba en el tomo XIV del Diccionario geográfico-estadístico-histórico de España y sus posesiones de Ultramar, obra impulsada por Pascual Madoz a mediados del siglo XIX: “Villa que en lo antiguo formaba ayuntamiento, y hoy lo forma en unión de Quintanilla Cabesoto, y Quintanilla Elez su capital, en la provincia, audiencia territorial, capitanía general y diócesis de Burgos (9 leguas), partido judicial de Briviesca. Situada en terreno llano, aunque con algún declive, defendido en parte de los vientos del N, que son los que reinan con más frecuencia, y también los del O; el clima es frío, pero saludable, y se padecen comúnmente afecciones de pecho y gastritis. Tiene 30 casas, y una iglesia parroquial (San Andrés) servida por un cura párroco.

El término confina N La Aldea; E Busto; S Vileña, y O Navas; en él se encuentra una ermita titulada de Nuestra Señora de la Peña, situada a la falda de la Sierra en el término nombrado La Cortadera. El terreno es de mediana calidad, y aunque pedregoso, bastante productivo; el monte denominado Canto Redondo, se halla poblado en parte de carrasco bajo, al cual se le da el nombre de Peña Buey o Matapán, y forma cordillera con la sierra que viene desde Oña, titulándose en el país Sierra de Frías, porque se atraviesa para ir a este punto; le fertiliza un arroyo de perenne y escaso caudal de aguas. Los caminos son locales. El correo se recibe de la cabeza del partido los domingos, miércoles y viernes, y se despacha los martes, jueves y sábados. Producciones: cereales, legumbres y patatas; cría ganado vacuno, lanar y caballar; y caza de liebres, perdices y pájaros. Población: 13 vecinos, 31 almas. Capital productivo: 243.900 reales. Imponible: 23.775. Contribución: 964 reales 6 maravedíes.

 

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Tres foramontanos en Valladolid

Con el título Tres foramontanos en Valladolid, nos reunimos tres articulistas que anteriormente habíamos colaborado en prensa, y más recientemente juntos en la vallisoletana, bajo el seudónimo de “Javier Rincón”. Tras las primeras experiencias en este blog, durante más de un año quedamos dos de los tres Foramontanos, por renuncia del tercero, y a finales de 2008 hemos conseguido un sustituto de gran nivel, tanto personal como literario.

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