Recientemente, un estudio publicado en la revista Cell ha revelado una hipótesis que da una luz de esperanza para todos pues, haber superado otros coronavirus puede dejar en el cuerpo algo de inmunidad.
A esto se le conoce como inmunidad cruzada.
en otro estudio llevado a cabo por investigadores de la Escuela Chan de Salud Pública de la Universidad de Harvard sobre el nuevo coronavirus, describe uno de los escenarios en una proyección sobre el futuro de la Covid-19.
Estima que cuando se trata el tema de la inmunidad existen distintas posibilidades. Si ésta no es permanente, el virus entrará en circulación de forma sostenida durante los próximos cinco años. Si dura poco, los brotes podrían producirse en un formato anual; si dura más, en una epidemia que se replicaría cada dos años.
De igual manera, esta investigación señala que si la inmunidad se comporta de la misma forma que en el caso de sus dos primos pequeños, habrá brotes recurrentes en los próximos años pero la gravedad de estos dependerá también de cómo se relacione este coronavirus con el resto de los existentes.
Cuáles son los tipos de inmunidad
La inmunidad es el conjunto de mecanismos que nos protegen de las infecciones. Es una compleja red de células, órganos y tejidos que trabajan en conjunto para defendernos de los microorganismos y sustancias tóxicas que podrían enfermarnos.
Existen dos tipos de inmunidad: la innata y la adaptativa.
La respuesta innata es la primera que se desarrolla y generalmente es efectiva para eliminar a diferentes tipos de agresores.
«Está compuesta por el conjunto de barreras, sensores y actores que participan de manera más o menos inespecífica en bloquear la entrada de todos los agentes infecciosos a los que estamos expuestos continuamente a lo largo del día», le explica a BBC Mundo Estanislao Nistal, virólogo y profesor de microbiología de la Universidad CEU San Pablo en Madrid, España.
Por otro lado, la inmunidad adaptativa «establece una respuesta específica frente al agente infeccioso en concreto o frente a las células que están albergando a este microorganismo».
Esta respuesta se demora varios días en llegar.
A su vez, la respuesta adaptativa se divide en dos ramas: la inmunidad derivada de anticuerpos, que también se denomina inmunidad humoral, y la inmunidad celular que la ejercen las células llamadas linfocitos T o células T.
La memoria de la inmunidad adaptativa
Un rasgo único de la respuesta adaptativa de nuestra inmunidad es que deja memoria. Es decir, recuerda los patógenos con los que tu cuerpo ha entrado en contacto en el pasado, y por ello sabrá cómo combatirlos en el futuro.
«Desde el momento en que nacemos nos enfrentamos a muchos agentes infecciosos. Y el cuerpo tiene que saber cómo reaccionar de manera específica, frente a aquello que es extraño y que puede producir una patología», explica Nistal.
«Cuando nos enfrentamos a un agente infeccioso por primera vez, normalmente la respuesta que activamos es una respuesta muy buena que nos produce un tipo de memoria que puede durar para toda la vida», señala el virólogo.
De esta manera, es cuando hablamos de inmunidad cruzada, que consiste en la capacidad de algunos de los linfocitos involucrados en la respuesta adaptativa (linfocitos o células B o T) de reconocer secuencias de un virus, de una bacteria o de un agente infeccioso, y ser capaz de identificarlas en el futuro en otro agente infeccioso.
Coronavirus, un virus estacional
A través de simulaciones por ordenador, y gracias a datos de Estados Unidos y de otros coronavirus, los científicos han asumido que probablemente la Covid-19 se convertirá en una enfermedad estacional que se endurecerá en los meses fríos, y que la normalidad no llegará hasta dentro de un año y medio.
Los tratamientos y vacunas serán los que permitan relajar y acortar los periodos de confinamiento definitivamente.
En cuanto a la transmisión, podría asemejarse a la de la gripe pandémica y circular por temporadas. Por ello, conocer la probabilidad de este escenario es clave para buscar una respuesta efectiva.
Para Rowland Kao, profesor de Epidemiología Veterinaria y Ciencia de Datos en la Universidad de Edimburgo, «a medida que la pandemia disminuye, un posible resultado es que el número de casos disminuya lo suficiente como para que la enfermedad sea erradicada. De no ser así, la covid-19 volverá».
De esta manera, utilizando datos sobre la estacionalidad de coronavirus humanos conocidos y suponiendo cierta inmunidad cruzada entre el SARS-CoV-2 y otros virus de la misma familia, el equipo de investigación de Harvard construyó un modelo para analizar cuánto tiempo deben mantenerse las medidas de distanciamiento social, proyectando la potencial dinámica de la enfermedad en los siguientes 5 años.
En el estudio publicado por ‘Science’ plantea otro escenario posible en el que se muestra un resurgimiento del SARS-CoV-2 en un futuro tan lejano como 2025.
«Las nuevas terapias podrían aliviar la necesidad de un distanciamiento social riguroso, pero en su ausencia, la vigilancia y el alejamiento intermitente tendrían que mantenerse hasta 2022», argumentan.
Los autores también han dicho que será necesario llevar a cabo un testeo extenso de la población para saber cuándo es conveniente volver a activar la medidas de distanciamiento, y mantener la presión sobre los hospitales en niveles adecuados.
¿Qué pasará con la inmunidad?
Según el estudio de ‘Science’ dejan claro la necesidad urgente de estudios serológicos longitudinales para determinar el alcance y la duración de la inmunidad contra el SARS-CoV-2.
Los resultados serán determinantes para tratar de entender lo que sucederá con el nuevo virus en los próximos años.
«Estos análisis son especulaciones importantes y presentan un fuerte argumento a favor de la necesidad tanto de pruebas serológicas extensas para determinar cuán extendida podría ser la inmunidad, como de una mejor comprensión del tiempo que los individuos retendrán la inmunidad después de la infección», afirma por suparte Kao.
Todavía se desconoce qué nivel de inmunidad confiere una infección y cuánto tiempo dura. De esta manera, y teniendo en cuenta el comportamiento de los otros coronavirus, se cree que una infección confiere cierta inmunidad durante alrededor de un año.
Por esta razón, los autores han recomendado hacer estudios serológicos (de anticuerpos) para determinar la extensión y la duración de la inmunidad.
«Incluso en el caso de una aparente eliminación del virus», han escrito los autores, «el sondeo del SARS-CoV-2 debería ser mantenido puesto que es posible que vuelva a aparecer hasta tan tarde como 2024».
Finalmente, la vacuna sería el arma determinante ya que, es muy probable que el coronavirus permanezca entre nosotros por mucho tiempo.