Soñando, soñando…triunfé patinando

“Yo, Tonya”…gótico americano

Hielo sucio

Yo, Tonya» (2017) se enmarca dentro de una concepción autoconsciente del biopic en el que la difusa realidad acerca de la vida de una personalidad relevante es tratada cinematográficamente desde una perspectiva escéptica e irónica, concienciada artísticamente de la relatividad de las vivencias de cualquier individuo. El referente más destacado de esta concepción desmitificadora es, sin duda, «24 Hour Party People» (2002), dirigida por el director inglés Michael Winterbottom y que recreaba «de aquella manera» la escena pop de Manchester a finales del siglo XX.

Nos encontramos en «Yo, Tonya» (2017) con una pormenorizad recapitulación, profundamente acida, de uno de los sucesos que más llamaron la atención en los años 90´s por su sordidez y bizarres. En 1994 la patinadora artística Nancy Kerrigan (Caitlin Carver) fue atacada brutalmente cuando salía de uno de sus entrenamientos preparatorios para las Olimpiadas de Invierno. Investigaciones posteriores descubrieron la sorprendente participación en el rocambolesco incidente de una de sus mayores competidoras deportivas, Tonya Harding (Margot Robbie) y al marido de esta, aquí interpretado magistralmente por Sebastian Stan.

Esta película si destaca sobre todo es por una labor actoral sobresaliente, que consigue dotar de calidez unos personajes objetivamente repugnantes pero que no dejan de ser víctimas propiciatorias de esa América codiciosa y desigual que a veces oculta el oropel. Auténtica «basura blanca», Tonya y su detestable madre (brutal Allison Janney) intentan alcanzar la gloria desde el «vertedero» del cacareado Sueño Americano. De aspecto sucio, heredado del «Fargo» (1996) de los Cohen, esta película mete «el hocico» en la peripecia de estos descastados a los que, a pesar de los pesares, se les coge hasta cariño.

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