Los Gavilanes retornan a La Zarzuela

Los Gavilanes retornan a La Zarzuela

Después de casi veinte años de ausencia, vuelve a este escenario uno de los títulos más queridos por su público desde que se estrenara hace 98 años. Con escenografía atrayente y reparto atractivo llegaba condenada al éxito y gran éxito obtenía este domingo pasado.

Jacinto Guerrero Torres (1895-1951) fue su autor y de casi un centenar más de piezas de teatro musical entre zarzuelas -algunas tan conocidas como El Huésped del sevillano y La rosa del azafrán-, operetas, revistas, sainetes, humoradas, chascarrillos y numerosas bandas sonoras para películas.

Estamos ante una zarzuela en tres actos y cinco cuadros, que junto a grandes obras como Doña Francisquita y El barberillo de Lavapiés o chicas como La verbena de la Paloma y La revoltosa, forman parte de la historia del género y aparecen siempre entre los títulos favoritos. Con un libreto no demasiado preciso de José Ramos Martín, al que Guerrero había contratado tres años antes, cuenta la historia de un indiano que retorna muy rico a su pueblo, de donde partió joven para olvidar un amor imposible, y ante cuya fortuna todos se rinden encabezados por las fuerzas vivas. Retomado el contacto con su enamorada de entonces, Adriana, y cuando todos piensan que por fin se juntarán, se encaprichará de su hija Rosaura de 18 años con la que quiere casarse a toda costa, conquistándola solo por su dinero, rompiendo su noviazgo con un joven del pueblo y destrozando el corazón de su madre que se había hecho ilusiones de rehacer su vida a su lado. Todo el pueblo se lo reprocha, pero él sigue obcecado hasta que en el último momento, en la vísoera de la boda y cuando la soprenden fugándose con el novio, recapacita y hay final medio feliz.

El director de escena, Mario Gas, había prometido públicamente que ‘contaré bien la historia para que apasione al espectador’, tras su anterior intento zarzuelístico, ‘La tabernera del puerto’, en 2018, en el que estuvo convencional (ver nuestra reseña de entonces) sin aportar demasiado a los bocetos y figurines de esa pareja tan encumbrada en nuestros lares que forman Ezio Frigerio y Franca Squarciapino ayudados por Vinicio Cheli en la iluminación, trío con el que repite en esta ocasión. La escenografía de Frigerio se basa en unas proyecciones seminanimadas de la costa, el puerto y diversas vistas de un pueblo marinero enmarcadas en andamiajes metálicos, como estructuras de grúas, descuadrados siempre y caídos a ratos, de los que emerge uno a modo de mirador que complementará un segundo plano de la escena. El contraste de ambos elementos intriga pero se queda en mero formalismo sin añadir nada a la trama. El vestuario de Squarciapino aumenta un siglo a la propuesta original y nos coloca a mediados del siglo XX. La iluminación de Vinicio Cheli es buena y el movimiento escénico de Carlos Martos de la Vega correcto aunque no puede evitar que resulte repetitiva la presencia del coro.

El director musical, Jordi Bernàcer, opina que ‘el valor a destacar de la música de Guerrero reside en su espléndida inspiración melódica, en su capacidad de concebir frases sencillas que, desde el instante mismo de la primera escucha, van a quedar fijadas para siempre en los más íntimos recovecos de nuestra memoria, nos encontramos ante el reto de descifrarla poniendo de relieve su frescura y sencillez, y hacerlo con todo el rigor que él nos propuso y merece’. Y fresca y sencilla resultó su dirección musical, también potente y bien calibrada.

Si la puesta en escena era de una suave innovación que no llegara a molestar a los puristas, el reparto se movió en los mismo patrones que demanda esta audiencia. Juan Jesús Rodríguez y María José Montiel son paradigma de la forma canónica pero anticuada de cantar zarzuela, más potencia que modulación, más empaque que ternura, virilidad y femineidad a la antigua usanza, muy grave él, muy aguda ella, y eso que la partitura está escrita para barítono y mezzosoprano. Pero esa forma imponente de cantar con ademanes declamatorios que ya no se llevan en el teatro musical es la que aquí priva, y por tanto recibió todas las ovaciones entusiastas que los dos protagonistas reclamaron. Que cantan bien, bastante bien, quede claro.

Más nos gustó la pareja juvenil, el contrapunto de Ismael Jordi y Marina Monzó en los papeles de Gustavo y Rosaura, la pareja de novios que casi se carga el gavilán: voces terciadas, presencia más actoral, menos divos, más personas. Notable todo el resto de elenco, encabezado por unos Clariván y Trinquet -Lander Iglesias y Esteve Ferrer- graciosos sin patochadas. Y un elogio a la simpatía de la pequeña de las dos sobrinas del indiano.

Dicen que Los gavilanes es una zarzuela regionalista, pero cosmopolita; una zarzuela moderna, con un trasfondo literario y social sobre los matrimonios desiguales. Tiene dos incógnitas: porque se titula en plural cuando solo hay un gavilán depredador, el indiano Juan; y por qué está ambientada en la Provenza francesa, lo que carece de sentido pues por allí que se sepa no hubo nunca indianos, y no lo está en las costas cantábricas: quizás por esa absurda pretensión cosmopolita. La partitura es muy ecléctica, entre opereta y revista con ritmos de chotis y aires vascos y americanos, (o de tango y de fox-trot, que todo se confunde en la música ligera), y en ella el coro juega un papel un tanto recargado pues acumula loas repetitivas al retornado, primero, y reproches colectivos después. El libreto se permite notables incongruencias. Pero es una zarzuela asentada, sólida, cien minutos de aceptable música -con algunos momentos gloriosos- y de chispeantes diálogos; con aires de gran teatro musical. Y todo ello lo premió ayer la parroquia zarzuelera con gran entusiasmo.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 7
Música: 7
Libreto: 6
Dirección musical: 7
Reparto: 7
Dirección artística: 7
Puesta en escena: 7
Producción: 8
Documentación a los medios: 6

TEATRO DE LA ZARZUELA

Los gavilanes
Zarzuela en tres actos
Música de JACINTO GUERRERO
Libreto de José Ramos Martín
Nueva producción del Teatro de la Zarzuela
8, 9, 10, 13, 14, 15, 16, 17, 20, 21, 22, 23 y 24 de octubre de 2021
20:00 horas (domingos, a las 18:00 horas)

Ficha Artística

Dirección musical
Jordi Bernàcer
Dirección de escena
Mario Gas
Escenografía
Ezio Frigerio, con Riccardo Massironi
Vestuario
Franca Squarciapino
Iluminación
Vinicio Cheli
Diseño de audiovisuales
Sergio Metalli
Movimiento escénico
Carlos Martos de la Vega

Reparto

Juan JUAN JESÚS RODRÍGUEZ (8, 10, 13, 15, 17, 20, 22 y 24) / JAVIER FRANCO (9, 14, 16, 21 y 23); Adriana MARÍA JOSÉ MONTIEL (8, 10, 13, 15, 17, 20, 22 y 24) / SANDRA FERRÁNDEZ (9, 14, 16, 21 y 23); Gustavo ISMAEL JORDI (8, 10, 13, 15, 17, 20, 22 y 24) / ALEJANDRO DEL CERRO (9, 14, 16, 21 y 23) ; Rosaura MARINA MONZÓ (8, 10, 13, 15, 17, 20, 22 y 24) / LEONOR BONILLA (9, 14, 16, 21 y 23);
Clariván LANDER IGLESIAS;
Triquet ESTEVE FERRER;
Leontina ANA GOYA;
Renata TRINIDAD IGLESIAS;
Camilo ENRIQUE BAQUERIZO;
Nita MAR ESTEVE;
Emma RAQUEL DEL PINO;
Aldeana 1 OLAIA LAMATA;
Aldeana 2 BEGOÑA GÓMEZ;
Aldeana 3 GUIOMAR CANTÓ;
Antón DIDIER OTAOLA;
Marcelo PABLO VÁZQUEZ;
Jorge FERNANDO LUZURIAGA;
Hombre 1 PEDRO MORENO;
Hombre 2 SIGOR SCHWADERER;
Mujer 1 SYLVIA MOLLÁ;
Mujer 2 CARMEN FERNÁNDEZ.

Orquesta de la Comunidad de Madrid
Titular del Teatro de La Zarzuela
Coro del Teatro de La Zarzuela
Director:
Antonio Fauró

Duración aproximada: 100 minutos (sin intervalo)
TEATRO ACCESIBLE: función con con charla previa y audiodescripción
Sábado, 23 de octubre de 2021.

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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