Con varias historias que poco tienen en común, retazos de esa actualidad global que construyen los medios de comunicación y las redes sociales, estamos ante otro ejemplo de teatro-documento que inspirado en hechos reales sirve para defender creencias propias y propagar consignas a la moda. Pero esta vez, una dramaturgia despendolada y un reparto sobresaliente consiguen mantener el interés dos horas y culminar un espectáculo notable.
Con ese título tan raro nos presentan así la pieza que se ha estrenado en Madrid por todo lo alto con un mes de programación: ‘Con múltiples personajes, trasladándonos desde la comedia hasta la mordacidad más trágica a través de lo narrativo y del humor, indagaremos en las colosales contradicciones y miserias humanas a las que nos aboca una fuerza imparable como es la globalización. Nada más teatral que lo contradictorio. Globalización: un hecho demasiado grande como para ignorarlo’. Y cualquier intento de contar su argumento resultaría igual de confuso: del baloncesto al fútbol pasando por el boxeo; de Hong Kong a Qatar, pasando por Los Ángeles, Madrid, Pekín y Taipei; una sucesión de personajes que flotaron y nadan en el magma informativo con los que montar escenas trepidantes y una trama demencial con el hilo conductor del poderoso caballero don dinero y ese malvado mercado capitalista que es el culpable de todo.
José Padilla cita la Anábasis de Jenofonte (385 a. C.): ‘Amigos míos, esos que veis frente a nosotros son el último obstáculo que nos impide estar donde tanto hemos luchado por estar. Así que, si es posible, debemos comerles vivos’. Con ella nos introduce en el hipercompetitivo basquetball norteamericano que es el protagonista principal de la trama con lo ocurrido en octubre de 2019 al Los Ángeles Lakers, el archiconocido equipo de baloncesto de la NBA, en su accidentada vista a China junto a los Brooklyn Nets para un show superremunerado, incidente que se convertirá en símbolo periodístico de la creciente tensión entre las dos superpotencias y una nueva guerra fría que se ha calentado bastante en Ucrania.
Antes hemos visto un romance que termina en crimen pasional y que dará origen a las revueltas de Hong Kong sofocadas por China con mano de hierro. Después nos contará su historia Brittney Griner, esa famosa jugadora de baloncesto detenida en Moscú en vísperas de la invasión de Ucrania; viviremos aquel mítico combate de boxeo con el que Rocky Balboa propiciaba la glasnot de Gorvachov en una peli de Silvester Stallone; las penalidades de Paola Schietekat, una ejecutiva mexicana contratada para organizar los mundiales de fútbol de Qatar que fue violada y encima condenada a cárcel y cien latigazos; y como contribución autóctona, la organización de la supercopa española en Arabia Saudita desde 2019 entre el promotor exfutbolista Gerard Piqué y el presidente de la Federación Española de Fútbol, Luis Rubiales, todo ello con retoques y omisiones (‘no dejes que la verdad te estropee una primicia’ se bromea entre periodistas) y mucho desparpajo.
Una propuesta atrabiliaria, confusa y enorme, demasiado ‘global’, que hubiera naufragado sin la dotes directivas con que Padilla ha completado su texto con una puesta en escena imitando una cancha de baloncesto en la que el público rodea un escenario rectangular donde sucede todo con la única ayuda de un artilugio con rótulos descriptivos, que desciende a ratos haciendo de cuadrilátero, barra de bar y lo que se tercie. El disparatado vestuario de Vanessa Actif contribuye al surrealismo reinante, y la acción de los cuatro actos se desarrolla vertiginosa con un elenco que se adapta con coherencia y versatilidad a cada localización, que brinca y se desgañita como posesos, que baila, canta y se prodiga con potencia inusual.
Aunque parezca mucho el mérito de Padilla en la dirección actoral, el reparto merece parabienes: Pablo Béjar y David Castillo están en sus personajes, como lo está Zaira Montes, pero Silvia de Pé y Lucía Trentini tienen largos monólogos impresionantes y Almudena Puyo es un comodín genial. La introducción a la pieza, con esas jugadas repetitivas sin balón, es floja, pero el final, con esa bella canción que nos deja Trentini y la maleta rosa, es magnífico. Era la última función; la Sala Verde estaba repleta y los aplausos fueron rotundos.
El autor y director tiene 42 años y es un valor creciente de la dramaturgia española con una década de experiencia; entre otras cosas, participó en ‘Historias de Usera’ (ver nuestra reseña de entonces) con un sketch sobre un triangulo inusual de pareja con sirvienta; tradujo y adaptó para estos Teatros del Canal en 2016 ‘Trabajos de amor perdidos’ de William Shakespeare (ver nuestra reseña de entonces), y antes versionó en 2012 la célebre ‘Enrique VIII’, con la que participó en el Shakespeare´s Globe Theatre en el certamen celebrado en Londres paralelamente a las últimas Olimpiadas con 37 compañías extranjeras en otros tantos idiomas representando la producción dramática shakesperiana (ver nuestra reseña de entonces).
Padilla quiere decirnos con esta pieza que ‘en un planeta construido sobre una torre de naipes común, todo acontecimiento tiene repercusión en cada uno de nosotros por lejos que estemos geográficamente. Lo privado ya no lo es y cada suceso íntimo puede afectar a todo el orbe. Quizás seamos jugadores en un partido de baloncesto
planetario sin ni siquiera saberlo’. Son precisamente las incursiones líricas y las moralejas de corrección política lo peorcito de la propuesta. Como tantos literatos y artistas plásticos aspira a ser periodista en lo suyo. ‘RUN [Jamás caer vivos]’ es ni más ni menos que seis asuntos sacados del infotainment (una totalmente de ficción y las otras casi), dramatizadas con rigor, hiladas buenamente y narradas con profusión por cuatro actrices y dos actores jóvenes pero ya curtidos. Teatro de actualidad, noticiero puntual, espectáculo entretenido.
Posdata.- ‘Infotainment’ es argot americano, palabra compuesta de información y entretenimiento, ‘infonimiento’ diríamos, información para entretener, el culmen de nuestra sociedad del espectáculo.
VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 6
Texto: 6
Dirección: 7
Puesta en escena: 7
Interpretación: 8
Producción: 8
Programa de mano: sigue sin haber
Documentación a los medios: 7
Teatros del Canal
RUN [Jamás caer vivos]
Del 5 al 31 de julio
Estreno absoluto. Creación Canal
Sala Verde. Duración: 1 h 40 min (sin intermedio)
Texto y dirección: Jose Padilla
Reparto: Pablo Béjar, David Castillo, Silvia de Pé, Zaira Montes, Almudena Puyo y Lucía Trentini
Diseño de iluminación: Pau Fullana
Diseño de sonido: Sandra Vicente
Voz y percusión: Lucía Trentini
Escenografía: Eduardo Moreno
Vestuario: Vanessa Actif
Ayudante de dirección: Sabela Alvarado
Director técnico: Fernando Díaz
Asesor de baloncesto: Jesús Sala
Asesor de movimiento: José Juan Rodríguez
Dirección de producción: Miguel Cuerdo
Producción ejecutiva: Jair Souza-Ferreira
Ayudante de producción: Elisa Fernández y Sara Brogueras
Comunicación y giras: Pepa Rebollo
Ayudante de comunicación y giras: Ana López-Rúa
Fotografía y diseño gráfico: Javier Naval
Una producción de LAZONA
Coproducción: Teatros del Canal.