Que imagine Lupa y todos contentos

Que imagine Lupa y todos contentos

Esta descomunal ‘Imagine’ de cinco horas de duración, subtitulada ‘Viaje artístico al mundo de la contracultura, los tiempos de la identidad [sic] y la revolución cultural de los 60-70’, es tan brillante en su puesta en escena como mediocre en su resultado argumental: nostalgia de un pasado idealizado, remordimientos absurdos por un presente escorado, buenismo ridículo para un futuro más que utópico, ilusorio. Imagine usted.

La ingente recreación del pasado reciente en que vivimos inmersos, el auge de memorias falseadas individuales y colectivas, tiene en Krystian Lupa y su ‘Imagine’ un nuevo y poderoso respaldo viajando medio siglo al pasado para mezclarlo todo en una salsa dulzona en su primera parte. De la segunda no podemos hablar, porque nos fuimos: más de cinco horas con Lupa son solo para ‘lupanáticos‘.

Cuando entras en la sala, siempre que lo hagas con la debida antelación y no como esa mayoría irrespetuosa que llega con la hora vencida, puedes ver allá en la última fila a Lupa, micrófono en mano, canturreando un sonido ambiental que acompaña a la escena vacía sobre la que cuesta leer lo que parecen extractos casi indescifrables de dos correos electrónicos proyectados en sendas pantallas. Le escoltan los que pueden ser sus dos ayudantes de dirección. El trío seguirá interviniendo desde allí a lo largo de la pieza con ruidos y palabras puntuales que subrayan en polaco y español algo de lo que en escena se va viendo y diciendo.

Lo que se va a ir viendo y diciendo durante dos horas y media es una interminable velada que reúne veinte años después a los componentes de una comuna medio hippie de los años setenta del pasado siglo, convocados por su guru para recriminarles por haberse aburguesado abandonando sus sueños de cambiar el mundo, sueños centrados en el mensaje de la canción ‘Imagine’ del ex-beatle Jhon Lennon, La canción inició su largo recorrido en 1971 y fue siendo más y conocida a lo largo de la década hasta llegar a hacerse famosísima a partir del asesinato de Lennon en 1980. Una cancioncilla candorosa, casi una nana que dice:

‘Imagina que no existe el paraíso/Es fácil si lo intentas/Ningún infierno bajo nosotros/Por encima de nosotros solo el cielo/Imagina toda la gente/Viviendo el hoy/Imagina que no hay países/No es difícil/Nada por que matar o morir/Y ninguna religión tampoco/Imagina toda la gente/Viviendo la vida en paz/Puedes decir que soy un soñador/Pero no soy el único/Espero que algún día te unas a nosotros/Y el mundo será como uno/Imagina que no existen propiedades/Me pregunto si puedes hacerlo/No hay necesidad de codicia o hambre/Una hermandad de la humanidad/Imagina toda la gente/ Compartiendo todo el mundo’.

La cuestión se complica porque Lupa, para hacerlo todo más atractivo, o más confuso, identifica a cada personaje con un famoso de por entonces, así que ellas son Janis Joplin, Susan Sontag y Patti Smith entre otras celebridades, y ellos son Andy Warhol, Thomas Bernhard y no acertamos quién más, con retazos alusivos de Sylvia Plath (1932-1963), Marilyn Ferguson (1938-2008), Carl Gustav Jung (1875-1971), Albert Einstein (1879-1955), Caspar Hauser (1812-1833) y quién te parezca oportuno, porque la pieza no busca verosimilitud sino la más absoluta confusión entre los personajes de ficción y los reales que supuestamente representarían, sin que casen más que tangencialmente y muy de oídas tras un proceso colectivo de creación del guion que lo convierte en un caos de referencias literarias y artísticas al que no se debe pedir coherencia. Ah, y el y el guru viene a ser un reencarnado Antonin Artaud (1846-1948) que va a suicidarse, cuyo fantasma irrumpe desde el inicio en escena haciéndole la competencia a un John Lennon resucitado como segunda venida de Cristo.

Nos dicen que Lupa ‘se pregunta sobre la vivacidad de las utopías en el mundo actual, en el que la espiritualidad se ha comercializado o politizado y los valores humanistas, los derechos humanos, la igualdad y la libertad personal se han devaluado’. Generalidades recurrentes impropias de un autor que cumple 79 años este 7 de noviembre. ‘El director retorna al fenómeno psicológico y espiritual de la New Age y a la vida y creación de John Lennon, que como «nuevo Cristo» de la era hippie propuso imaginar un mundo sin guerras, países y fronteras, sin odio ni propiedades, pero también sin religión’, añade su presentación multiplicada en los medios y redes: ‘¿Son las visiones de la New Age una mera ingenuidad en nuestros tiempos? ¿La fe en una evolución sin fin de la humanidad y la metafísica [sic] es una fantasía o una necesidad eterna de la humanidad? ¿Por qué el ideal pacifista fracasó tan rápidamente en los años 70? ¿Es mayor la necesidad de una transformación espiritual en momentos de crisis?’, son los anzuelos promocionales.

Pero lo cierto es que la fusión en la trama entre pacifismo, hippies y nueva era responde poco a la realidad de entonces; que el abandono de sus utopías lo ha impuesto la cruda realidad, la de entonces, la de ahora y la que previsiblemente nos queda por delante, y que la inacabable escena de la primera parte, en el apartamento cochambroso de Antonin donde se celebra la cita post-mortem que ve la aparición de Lennon el Cristo del siglo XX, está plagada de referencias que harán las delicias de los más leídos y el asombro de los menos duchos en la reciente historia -Lou Reed, Allan Gisberg, Andréi Tarkovski, etc.-. Pero todo ello en un totum revolutum que confunde y fatiga a quien se resista al embrujo de una puesta en escena espectacular, aún basándose en elementos hoy covencionales, con ese enorme salón poblado de sofás y tresillos variopintos, con insistente muestra de falos, con filmaciones en directo, con números musicales y con mucha tensión psicológica. Pero el equipo artístico que acompaña a Lupa es sobresaliente, como lo es el elenco, en el que no se identifica a los actores con sus personajes, porque quizás ni se necesita: unos caracteres son más potentes que otros, pero todo el reparto es un colectivo de excelencia.

Hasta que punto la segunda parte -otras dos horas y media tras larga pausa de descanso- es más divagación gratuita, moraleja bienpensante o colofón acertado… Nos dicen que entra en lo alucinado, en un escenario vacío ocupado por el vídeo, donde se disputan los sueños y las pesadillas de Artaud y donde también nos cruzamos con refugiados y extraterrestres.

Volviendo a una primera mitad más que suficiente, los momentos extraordinarios de ‘Imagine’ se alternan con injertos prescindibles, como el baile trans/porno del más formal de los personajes, o la aparición de Lennon en cuerpo y alma, o la subida a los cielos de todo el grupo después de la orgía simulada, o la referencia ‘ostentórea‘ a Vox . Pero sin duda es una gran experiencia. Lástima que Lupa exija más de lo debido, más de lo merecido.

Meritorio su intento de revivir lo que supuso el movimiento de la nueva era, pero fantasioso, y de premisas incompletas extrayendo conclusiones erróneas: aquello no puede ni debe repetirse, nunca lo será, es etapa recorrida ya: toca mirar de frente. Nada tuvieron que ver Bernhard con Sontag, Joplin con Smith. Ni la muerte de Lennon coincide con el principio del fin de la New Age sino que su mayor auge será en las dos décadas posteriores, ni se puede confundir a este movimiento tan heterogéneo con el hippismo anterior y su auge del consumo de drogas psicodélicas, todo lo contrario, fue una reacción en contra. Tiene toda la razón el autor en reivindicar lo que supuso el movimiento nueva era -una de las corrientes sociales más incomprendida del último medio siglo-, pero la nueva era, la Era de Acuario que llegaba con el cambio de milenio se convirtió en esto, y llegó el 11-M y rebrotó el terrorismo, esta vez yihadista y a escala global; el mundo se hizo avaricioso y consumista en vez de desprendido y frugal; llegaron las crisis y se extendieron las guerras frías por doquier; la simulación reinó y la impostura se hizo carne y habitó entre nosotros.

Antes de llegar a Madrid, la última escala de ‘Imagine’ ha sido Lieja, recibida con un similar coro de ‘previos’ admirativos. Esta propuesta polaca forma parte del ‘Próspero Extended Theatre’, un proyecto teatral de cooperación en el que están implicadas diez entidades de nueve países de la UE: pretende contribuir a la construcción de una identidad artística y cultural de Europa, bien entendido que sobre las bases de la ideología políticamente correcta hoy dominante en el continente; nació en 2008 y Teatros del Canal se adhirió en 2019. Entre los siete proyectos actualmente en marcha no hay ninguno español.

Nos parece que Lupa reivindica aquellos movimientos como simiente y prehistoria del progresismo actual, pero tal dogmatismo y sectarismo no había entonces, quizás el fruto se envenenó entre intermediarios.

VALORACIÓN DEL ESPECTÁCULO (del 1 al 10)
Interés: 9
Texto: 6
Dirección: 10
Puesta en escena: 8
Interpretación: 9
Producción: 10
El tradicional y útil programa de mano se ha convertido en virtual
Documentación a los medios: 6

Teatros del Canal- Sala Roja
Imagine
28 y 29 de octubre de 2022
DURACIÓN: 5 h 10 min aprox.
1ª parte: 2 h 20 min aprox.
Intermedio: 25/30 min aprox.
2ª parte: 2 h 20 min aprox.
Estreno en España
Idioma: polaco (con sobretítulos en español)

Dirección y escenografía: Krystian Lupa
Guion: creación colectiva de Krystian Lupa y los actores
Música: Bogumił Misala
Vestuario: Piotr Skiba
Jefas de producción: Michalina Dement-Żemła, Karolina Pawłoś
Vídeo: Joanna Kakitek, Natan Berkowicz
Asistente de dirección y colaboración en la dramaturgia: Dawid Kot
Asistente de dirección: Jan Kamiński
Dirección de escena: Iza Stolarska
Asistente de diseño de vestuario: Aleksandra Harasimowicz
Elenco: Karolina Adamczyk, Grzegorz Artman, Michał Czachor, Anna Ilczuk, Andrzej Kłak, Michał Lacheta (Teatr Powszechny in Łódź), Mateusz Łasowski, Karina Seweryn, Piotr Skiba (invitado), Ewa Skibińska, Julian Świeżewski, Marta Zięba (invitada del Teatr Studio de Varsovia)

Una coproducción del Teatr Powszechny de Varsovia y del Teatr Powszechny de Łódź.
-Aviso: el espectáculo contiene desnudos integrales y sexo explícito.
-El espectáculo se realiza gracias al apoyo del programa «Europa Creativa» de la Unión Europea.

 

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Autor

José Catalán Deus

Editor de Guía Cultural de Periodista Digital, donde publica habitualmente sus críticas de arte, ópera, danza y teatro.

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