En el estúpido afán de tergiversar la realidad a gloria de los que mandan, se nos presenta la buena comedia ‘Valor, agravio y mujer’ de Ana Caro de Mallén, una estupenda literata de nuestro Siglo de Oro, como una aportación genial cuando no es sino continuidad de algo que ya estaba bien rodado. Al margen de oropeles correctísimos políticamente, su puesta en escena casi 400 años después de su estreno es muy de celebrar.
La mujer disfrazada de hombre es un tema recurrente en el teatro del Siglo de Oro, usado por Lope de Vega 113 veces, por Tirso de Molina 21, y por los demás de la época ni les contamos. En el caso de esta comedia, el disfraz masculino sirve a doña Leonor para vengar su honor agraviado. Para cuando Ana María Caro Mallén de Torres escribe esta comedia, fecha desconocida pero cercana a la mitad del siglo XVII, Lope de Vega acaba de morir después de escribir varios centenares de comedias y de que entre 1604 y 1647 se publicaran veinticinco tomos con ellas; Luis de Góngora había fallecido en 1627 y es citado por ella en el texto; y El burlador de Sevilla había visto la luz entre 1612 y 1625, siendo la inspiración inmediata de su obra y de su personaje principal masculino. Todo ello dicho sin desdoro de la pieza que ahora nos descubren, sino como simple puntualización a ditirambos absurdos de género y número.
La escritora que celebramos es una luminaria cuya trayectoria apenas ha podido ser reconstruida. Quizás hija de moriscos desterrados, probablemente adoptada por una pareja de la más rancia aristocracia del imperio español, siendo el padre adoptivo altísimo cargo de la administración de Felipe III y Felipe IV, sorprendentemente dotada de una esmerada educación reservada a los varones, y protagonista de una carrera literaria increíble para aquellos tiempos, seguramente muy abundante, aunque solo se hayan conservado dos comedias, una loa, un coloquio sacramental, cuatro relaciones y cinco poemas sueltos, y probablemente fallecida a los 56 años, en 1646, en una epidemia de peste, con la fatídica consecuencia de que se quemaran sus pertenencias y con ellas la mayor parte de su creación literaria.
La trama de la obra se apoya en los tradicionales recursos dramáticos de la comedia nueva. Leonor, acompañada de su criado Ribete, viaja a Flandes en pos de don Juan, su amante, quien la ha abandonado. Con traje de hombre y con el nombre de Leonardo, se propone a recuperar su honor. Don Juan, por su lado, intenta ahora seducir a la condesa Estela, pero ésta se enamora del Leonardo que es Leonor disfrazada. Por medio de una serie de engaños y confusiones de identidad, Leonor logra al final de la comedia su cometido: denunciar la traición de don Juan y forzarlo a casarse con ella.
Leonor muestra una audacia superior a la del común de los mortales varones, y una pericia con la espada -en la que insiste el montaje hasta hacerse reiterativo- que ya querrían muchos soldados, pero finalmente todo su empeño es conseguir que Juan se case con ella y que casi todos los personajes se emparejen y todos sean matrimonios felices que coman perdices. La trama convencional no impide a nuestra inteligente Ana Caro -de la que desgraciadamente no se conserva imagen alguna- dar puntadas con el hilo de la reivindicación femenina de acceder a la vida social con iguales derechos que los hombres. Hablan los dos sirvientes, los más agudos y críticos del reparto como ha sido costumbre en nuestro teatro:
‘Ribete:
Ya es todo muy viejo allá [en la Corte];
sólo en esto de poetas
hay notable novedad
por innumerables, tanto
que aun quieren poetizar
las mujeres, y se atreven
a hacer comedias ya.
Tomillo:
¡Válgame Dios! Pues, ¿no fuera
mejor coser e hilar?
¡Mujeres poetas!
Ribete:
Sí;
mas no es nuevo, pues están
Argentaria, Safo, Areta,
Blesilla, y más de un millar
de modernas, que hoy a Italia
lustre soberano dan,
disculpando la osadía
de su nueva vanidad’.
Un diálogo que apenas refleja la brillantez del texto de esta comedia, que en una primera audición no desmerece en absoluto de Lope y compañía. Y si el texto es un tesoro a disfrutar, conmovidos por lo que en un tiempo fue la capacidad de los escritores en su uso (algo de lo que hoy apenas queda rastro), digamos ya que la puesta en escena no desmerece en absoluto, sino todo lo contrario. La escenografía ideada por Carolina González tiene un inicio la mar de original y un desarrollo dinámico mediante dos escaleras rodantes de perfecta adaptación a los sucesivos ambientes. Reconociendo los méritos de la iluminación de Paloma Parra, es en el vestuario de Rosa García Andújar donde la pieza coge ínfulas de enorme calidad, combinada con la preciosa ambientación flamenca de algunas escenas -soberbia la de la sala donde dibujan del natural la condesa Estela y su prima Lisarda-, y el cuidado movimiento escénico supervisado por Pau Arán.
Del reparto hay que puntuar un notable colectivo, en el que se nota como siempre la asesoría experta de Ernesto Arias en un difícil equilibrio para que el declamado de la muy culterana versificación resulte prosa inteligible para nuestros oídos, embrutecidos por la cuasi jerga en que se ha convertido el hablar habitual. No obstante, el logro no es completo, y en toda la primera escena cuesta entender lo que dicen los personajes. Junto al decir, también brilla el hacer de los duelos a espada, mérito del maestro de esgrima Jesús Esperanza, que tan verosímiles y brillantes resultan que la directora quizás los alarga demasiado.
Y hablando de la directora, Beatriz Argüello se estrena con sobresaliente en esta tarea, tras la de actriz y la de ayudanta aventajada. Identificada con la pulcra y respetuosa versión de Juana Escabias, conduce la obra con certeza aunque no consiga aclarar algunos meandros complicados de la trama, especialmente el giro amoroso copernicano del protagonista masculino. Pablo Gómez-Pando hace un Don Juan de Córdoba brillante que se torna finalmente confuso, quizás para que las féminas ganen. Sobresaliente Julia Piera en ese difícil Leonardo/Doña Leonor de Ribera, oscilante en ademanes y gesticulación tópicos de ambos sexos, bien llevados y traídos. Lucía Barrado como Estela crece con el desarrollo de la obra, Natalia llorente mantiene a su Lisarda, y Sol Vicente convierte un personaje accesorio en un ingrediente capital del montaje, demostrando prestancia instrumental y vocal en los adecuados aportes musicales de Luis Miguel Cobo. Más logrado el criado Ribete que el criado Tomillo, y Don Fernando que el Príncipe de Pinoy, aunque no se debe olvidar que Paco Pozo junto al primero de ellos hace otro papel, y que Ignacio Jiménez junto al segundo, hace otros tres.
Los 105 minutos de la obra pasan ligeros y el resultado final es un espectáculo de calidad para un público dispuesto a afinar el oído y a recrear la vista en escenas bonitas. Más allá de la barahunda ‘hembrista’ reinante, una gran recuperación la de esta notable literata, doña Ana Caro; una chispeante comedia de enredo clásica a sumar al repertorio; y con todo ello, otro acierto de la CNTC.
Calificación del espectáculo (del 1 al 10)
Interés, 8
Texto, 9
Versión, 8
Dirección, 8
Escenografía, 8
Interpretación, 8
Producción, 8
Compañía Nacional de Teatro Clásico
Teatro de la Comedia
Valor, agravio y mujer
de Ana Caro de Mallén
Del 13 de abril al 4 de junio de 2023
Dirección Beatriz Argüello
Versión Juana Escabias
Producción Compañía Nacional de Teatro Clásico
Agradecimientos Alejandro Vergara Museo Nacional del Prado
Escenografía Carolina González
Iluminación Paloma Parra
Vestuario Rosa García Andújar
Creación musical Luis Miguel Cobo
Movimiento escénico Pau Arán
Maestro de esgrima Jesús Esperanza
Asesor de verso Ernesto Arias
Reparto
Lucía Barrado: Estela, condesa
Pablo Gómez-Pando: Don Juan de Córdoba
Jesús Hierónides: Tomillo, criado
Ignacio Jiménez: Ludovico, Príncipe de Pinoy, Tibaldo, bandolero
Natalia Llorente: Lisarda, prima de Estela
Luis Moreno: Ribete, criado, Rufino, bandolero
Julia Piera: Doña Leonor de Ribera
Paco Pozo: Don Fernando de Ribera, Astolfo
Sol Vicente: Flora, criada, bandolero, Soprano y viola
De martes a domingo, a las 20:00
Duración: 105 minutos
Encuentro con el público: Miércoles 26 de abril de 2023
Funciones accesibles: Jueves 20 y viernes 28 de abril de 2023
Espectáculo patrocinado por Loterías y Apuestas del Estado.