Aunque nunca es la muerte un momento oportuno para la crítica, en contra de Luis Racionero hay que decir que fue siempre un furibundo antimadridista.
El prolífico escritor, anacido en La Seu d’Urgell en 1940, ha fallecido este domingo 8 de marzo de 2020 a los 80 años.
Fue director de la Biblioteca Nacional entre el 2001 y el 2004 y colaborador de varios diarios y revistas a lo largo de su trayectoria.
A pesar de hacerse un nombre como hombre de letras, Racionero también fue un hombre de ciencias: cursó la carrera de Ingeniería Industrial en Barcelona y también se licenció en Ciencias Económicas, en cuya facultad llegó a ser profesor de Microeconomía.
En 1967 obtuvo la beca Fullbright para doctorarse en Urbanismo en Berkeley (California) y dio clases de esa materia en la Escuela de Arquitectura de Barcelona y en la Facultad de Económicas.
Fue autor del diseño del claustro moderno ubicado en el Parc del Valira Seu d’Urgell.
Premiado por sus novelas y ensayos
Los lectores le recordarán por obras como ‘Cercamón’, novela con la que obtuvo el premio Prudenci Bertrana en 1981, ‘La forja del exilio’ (1985) y ‘Raimon, la alquimia de la locura’ (1986), ‘La cárcel del amor’ (1996), ganadora del premio Azorín, y ‘Memorias de un liberal psicodélico’ (2011), premio Gaziel.
También fue un prolífico ensayista: ‘Filosofías del underground’ (1977); ‘Del paro al ocio’ (1983), que se llevó el premio Anagrama de ensayo; ‘Los ángeles cuánticos’ (1987); ‘Arte y ciencia’ (1988); ‘Florencia de los Médicis’ (1990); ‘Atenas de Pericles’ (1993), por las que recibió acusasiones de plagio al incluir en él párrafos literales de una obra de 1921; ‘Oriente y Occidente’ (1993); ‘El arte de escribir’ (1994) y ‘El genio del lugar’ (1997).
Movimiento ‘hippy’
Racionero, que formó parte de las listas de ERC por Girona en 1982 pero años después acabó en la órbita del Partido Popular, había entrado en contacto con el movimiento ‘hippy’ en Estados Unidos, donde probó el LSD. Tuvo varias parejas, entre ellas, la más conocida es la doctora Elena Ochoa.