Es más natural que la lechuga. Y ha llegado Isabel Pantoja a esa etapa de su vida en que todo comienza a relativizarse y hasta te pones el mundo por montero.
No ve ‘GH VIP’ la veterana tonadillera. Por chocante que parezca.
Ni siquiera aunque su hija, Isa Pantoja, esté encerrada en la casa de Guadalix desde hace diez días. Como dijo en televisión, ella prefiere que esté allí encerrada antes de que esté hasta las tantas de la noche por ahí.
Sin embargo, en Valencia, Isabel se encontró con los reporteros de ‘Sálvame’ («Tu programa favorito», tal y como le espetó el gran Sergi Ferré) y no quiso contestar cuando se le pidió que hiciera un alegato en favor de su hija, Isa, nominada para ser la primera expulsada del reality.
Isabel sonrió en plan ‘tierra trágame’, pero se largó sin decir esta boca es mía. No obstante, se quedó con las palabras del periodista y luego le preguntó a Luis Rollán:
«Mi niña está ‘nominá’, ¿verdad?».
A lo que el colaborador le respondió de manera afirmativa.
Isabel no ve ‘GH VIP’, pero algo, aunque sea un poco, sí parece haberle interesado lo que le suceda o no a su hija dentro del concurso.
La verdad es que si ella quisiera realmente que Isa permaneciera en Guadalix, podría haber pronunciado unas palabritas de apoyo a su hija. Pero no lo hizo y ella sabrá por qué.
La presencia en Valencia de Isabel Pantoja, en lo que ha sido su primera reaparición pública tras la entrevista que su hija, Isa Pantoja, ofreció a Mila Ximénez, publicada en exclusiva por Lecturas, revolucionó la capital del Turia.
Sorprendió el buen humor con el que Isabel apareció en Valencia y, sobre todo, con su actitud en la cena que siguió al amadrinamiento de la fábrica de cosméticos.
Isabel Pantoja no quiso hablar con la prensa y tampoco había sido contratada para cantar, pero ante la presencia de un mariachi que amenizó la velada, la Pantoja se arrancó con varias canciones mexicanas, como ‘El Rey’ o el exitoso ‘Así fue’ que escribió para ella Juan Gabriel.
Además de cantar, bailó y animó a los presentes desde su mesa. No parecía, desde luego, estar muy afectada por la extraña relación que mantiene con su hija. Al día siguiente, Isabel, acompañada en todo momento por su hermano Agustín, regresó a Madrid en el ave y, de allí, a Cantora.
